Viernes 03 de octubre de 2014
ver hoy
“Ni un muerto en mi gobierno, Si no es así, me voy a mi casa...” dijo el Presidente a tiempo de recibir el mando del país por primera vez. Pero no. Hubo muchos muertos, presos, exiliados y sigue gobernando. Hasta parece que el presidente-candidato, les tomó cariño y ahora, nos ofrece hasta ciudadanos votantes muertos, jurados muertos y para completar la serie de terror, electores fantasmas con documentación inexistente. Este hecho debe ser único en el mundo, como casi todo lo que hace el oficialismo; por ejemplo ahora, los niños bolivianos no nacen con un pan bajo el brazo, sino con 3.000 dólares; y ahora, por lo dicho un senador, no solo tiene 9 opciones para nacer; ahora, de acuerdo a un proyecto elaborado, supuestamente por el IGM, habrán 24 departamentos o sea 24 opciones.
Todos estos temas que los comentamos, serían sólo unas series de terror, o dramatizaciones oficialistas, si estos no tuvieran que ver con la seriedad de los comicios y la necesidad de tener un país que viva en democracia; de ciudadanos que el próximo 12 de octubre asistan a las urnas confiados que su voto será respaldado por un Tribunal Supremo Electoral, que maneja los asuntos electorales con la seriedad que merece nuestra práctica democrática y no tengamos que hacer fila junto a muertos que han debido morir de bronca al ver que su voto no fue respetado o fue manipulado.