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Miercoles 01 de octubre de 2014

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Suplemento Policial

Formación policial en valores ¿posibilidad o utopía?

01 oct 2014

Por Cnl. Desp. René - Martín Rojas Rojas

Si bien la formación en valores tiene un inicio básico e importante, cual es el inculcarlos en el hogar y en la fase escolar, sin embargo, la etapa de formación profesional del policía como tal, se torna crucial y fundamental en las unidades académicas de pregrado de la Universidad Policial (Unipol), para lograr un perfil profesional adecuado a los objetivos institucionales y las exigencias de seguridad ciudadana por parte de la sociedad.

Entonces, la formación en valores debe ser una prioridad en los procesos de formación de los futuros servidores del orden, dándole la importancia correspondiente a un pilar fundamental de cualquier proceso de cambio, como es “la formación profesional en valores”, considerándola como un instrumento formidable de la ética general aplicada a las ciencias policiales. Debemos establecer una prioridad urgente ratificando con claridad, que la formación en valores no solamente es una necesidad en la formación integral del policía, sino también una posibilidad absolutamente alcanzable y no una utopía.

Las Unidades Académicas de pregrado (Academia Nacional de Policías y Escuelas Básicas Policiales), deben priorizar la formación en valores de los futuros policías, persistiendo en este propósito en los cursos de las unidades académicas de posgrado (Especialización Policial, Administración e inclusive Comando), pues solo así el cambio será posible cuando los resultados se traduzcan en “una nueva forma de pensar, de sentir y de actuar” por parte de cada servidor público policía.

El policía es profesional no por el título que pueda ostentar, pero sí por los conocimientos, habilidades y actitudes positivas que pueda demostrar, pero también cuando éste debe ser sensible ante los desafíos de la aplicación práctica de la ética policial, o para tomar decisiones acertadas en la solución de problemas que atañen a la seguridad de las personas. Por otra parte, mencionar que la honestidad está directamente relacionada con la verdad y la verdad debe ser un valor intrínseco de todo policía y en todas sus actuaciones, entonces si surgen situaciones de conflicto de conducta antitética, por ejemplo, si se diera el caso de alguna orden superior que estuviera fuera de los reglamentos y normas legales, por tanto también se tiene el derecho o en su caso la obligación, como quiera, de rehusar una tarea o actuación que sea de carácter inmoral o antiética, sin ser víctima de represalia aún cuando esa orden o acción sea para lograr un objetivo incluso institucional.

Al actuar de esa manera, el funcionario policial demuestra su asertividad y formación integral, tomando decisiones éticas en el cumplimiento de sus deberes, a la vez de hacer prevalecer sus derechos y la de los demás, por tanto demostrará su honestidad en cualquier actuación y ante cualquier prueba, que es el primer paso de toda conducta ética, ya que si no se es honesto no se puede ser ético. Si dejamos la honestidad fuera de la ética, estaremos faltando a los principios de los códigos de ética policial, por tanto incurriendo en alguna forma de corrupción al exhibir.

“El policía es profesional no por el título que ostenta, sí por los conocimientos, habilidades y actitudes positivas que demuestra en el cumplimiento del deber”. (R. Rojas R.)

(*) Es parte de la promoción 1984 Academia Nacional de Policías “La verdad y la justicia al servicio del pueblo”

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