Pena. Eso quisiera el MAS. Y podía haber sido. No fue y no será. ¿Por qué? Por la idea de inventarse enemigos donde al principio solo había amigos y simpatizantes. Y por aquello de la wiphala, los idiomas nativos, la constitución trucha, el Tipnis, el caso terrorismo, la persecución política, el racismo, la división, la “descolonización”, el desprecio por las autonomías, el centralismo, los mataperros, la “justicia” comunitaria, el afán de coparlo todo, las metidas de pata que merecieron hasta libros, la falta de profesionalismo en cargos importantes, el abandono de la meritocracia y la capacidad, la coca, la corrupción y el narcotráfico, la(s) veladas amenazas de no dejar gobernar si no salen elegidos, agredir a la empresa privada, prohibir las exportaciones, etc. Cada una de estas determinaciones (¿o imposiciones?) restan votos.
Denle la vuelta a todo lo mencionado y aparecería el 90 %. Aunque tal vez ya no. No ahora; ¿pero antes? Claro que sí. Así se presentaba la realidad entonces. ¿Ahora? Difícil. Mi compadre Choque dice que será “más difícil todavía” en el futuro, porque ya se le(s) conoce la cara, o al poder detrás del trono, que no puede hacerse la idea de gobernar sin pelear, sin perseguir, sin apalear, sin tener que sostener “luchas permanentes” o “estrategias envolventes”… en otras palabras, gobernar en paz. Pero no se puede gobernar en estado de “lucha permanente”. Eso, tarde o temprano se acaba. El pueblo se cansa de violencia, de ser perseguido.
O veámoslo de otra manera: El que sabemos partió con 80 % de simpatía, tenía carisma, lo admiraban en todo el mundo, todos querían su amistad (¿y ahora?). Los primeros discursos en la ONU tenían gran audiencia, todos se disputaban su amistad. Alguien inteligente tendría que haber pensado: “No hay que destruir esto, hay que mejorarlo”, pero no habían inteligentes en su entorno e hicieron lo imposible por hacerse odiar. ¿Les quitaba votos no imponer la wiphalita (que ni siquiera es originaria)?, no. ¿Les quitaba votos no imponer los idiomas nativos? No. ¿Les quitaba votos aceptar las autonomías? ¡NO! Al contrario, les aumentaba. Las agresiones a la empresa privada fueron innecesarias, tanto que ahora nadie quiere invertir en el país multiplurilingüe. La producción de gas y petróleo, gestada por “neoliberales”, que tanto rédito le da al actual gobierno, no ha aumentado ni se han descubierto más pozos. Quedan solo lo que los “maquiavélicos neoliberales” dejaron y el gobierno no sabe cómo incentivar la exploración de nuevas reservas de hidrocarburos. Esa es la realidad.
La pregunta entonces es ¿por qué siguen ganando elecciones? Ya no tienen el caudal de votos de antes, es cierto, pero siguen punteando encuestas (es que también hay encuestas y “encuestas”). Y van a ganar las elecciones, que las ganarían sin el árbitro bombero. (El árbitro bombero probablemente sirva solo para aumentar el caudal final de votos). Es que juegan con la ingenuidad del pueblo. Porque el pueblo es ingenuo y el nuestro además no se caracteriza por ser precisamente un pueblo culto (¿o alguien puede decir lo contrario?) “¡Ay, qué lindo el teleférico!” (Aunque no solucione el problema del transporte) “Nos ha dado bonos” (aunque los bonos coarten la iniciativa personal)…y así sucesivamente.
Todo indica que había que tomar revanchas. Aquí no hay Mandelas. Aquí hay eso: revanchas ¿de qué? ¿Por tener la piel más clara? ¿Por estar mejor preparados? ¿Por no ser incultos? ¿Por haber estudiado? Porque aquello de 500 años de “opresión” suena ridículo cuando se revisa la historia.
(*) Médico e Investigador
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