Un gran dilema para el Gobierno principalmente por las condiciones sociales coyunturales que favorecen a miles de bolivianos que ganan el sustento diario vendiendo prendas de medio uso y que se trata del sector menos conflictivo, en tanto no tenga necesidad de defender un privilegio “ilegal” como el de seguir vendiendo prendería usada pese a un decreto prohibitivo y vigente pero incumplido olímpicamente, ese es el gran problema del momento frente al reclamo de los sectores productivos nacionales.
Los “ropavejeros” se movilizaron en días anteriores planteando al Gobierno la abrogación del D.S. 28761 que prohíbe la importación de ropa usada y su consiguiente comercialización, medida que como dijimos repetidamente, no se cumple ya que sin necesidad de realizar un proceso de importación, miles de fardos de ropa usada siguen ingresando al país y mayormente por la zona de Oruro, donde dicen, se ha concentrado el centro del negocio y donde están los grandes depósitos de los mayoristas del negocio.
Por otro lado y en respuesta a ese pedido movilizado de los comerciantes de prendería usada, ganaron las calles de la ciudad de Cochabamba los pequeños productores o micro empresarios de ropa nacional defendiendo sus fuentes de trabajo, especialmente textileras y talleres de costura donde se elaboran prendas de vestir de buena calidad que lamentablemente no pueden venderse en los promedios deseados debido a la desleal competencia en precio de la ropa usada.
La vigencia de pequeños talleres no sólo en Cochabamba, también El Alto y La Paz, generan fuentes de empleo legales, pero enfrentan la masiva irrupción de centenares de ropavejeros que copan el comercio de ropa y ponen en peligro a pequeños empresarios que tributan y producen prendas de calidad, que no tienen el sello de prendas extranjeras, como la ropa usada extranjera, que se vende en precios realmente de regalo, sin que se tome en cuenta la calidad de la ropa nueva, que en todo caso garantiza mayor duración y seguridad.
Lo lamentable del caso es que no ha tenido ningún efecto positivo el plan que lanzó el gobierno a tiempo de emitir el D.S. de prohibición de importar ropa usada y propuso a los ropavejeros insumirse en un plan de “reconversión productiva”, para lo que dispuso de un fondo de apoyo consistente en 14 millones de bolivianos en créditos para que los ropavejeros se “conviertan” en productores legales de ropa nueva. Lamentablemente el plan no funcionó.
La estadística señala que de los 14 millones de bolivianos, más de 11 millones se perdieron, quiere decir que sólo 3 millones sirvieron para la reconversión de un reducido número de ropavejeros, algunos que ahora tienen talleres y piden que se aplique el DS, y otros que utilizaron el crédito para entrar al negocio del contrabando de prendería usada.
El problema, según observadores, tiene connotación política y se da en un momento crítico del proceso electoral a días de las elecciones y sin embargo obliga a tomar decisiones especiales al Gobierno para aplacar a dos sectores en pugna desigual por las connotaciones que tienen. Microempresarios y productores de ropa nueva, difícilmente podrían ni siquiera aproximarse a la cantidad de ropavejeros en el país, por lo mismo y en la coyuntura actual, la cantidad pesa por encima de la calidad y legalidad de los pequeños y medianos productores, aún sumando los empleados que estos tienen.
Por tanto este asunto está en la balanza política y su solución sólo “de temporada” y no estructural, puede ser el silencio oficial que constituye el implícito permiso para que siga el contrabando y comercio de ropa usada.
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.