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Domingo 28 de septiembre de 2014

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Cultural El Duende

PEÑA: Publicación de la Peña de Sucre:

Historia anticipada

28 sep 2014

(fragmento)

La Peña debe ser valorada a tono con el Editorial del nº 1 de su periódico, y con su acción efectiva.

Desde luego, todo revela que no tuvo base económica para una obra de más alcance. Dada su índole quizá esto no le preocupó mucho, pero es obvio que de contar con esa base habría acrecentado su contribución. Este handicap explica, verbi gracia, que su periódico, único literario en Bolivia aquel año, circulase solo en el grupo mismo. En nuestra Literatura boliviana del siglo XX pueden apreciarse algunas de sus páginas.

La Peña proyectó una Antología de la poesía boliviana. James Pearson en su tesis doctoral Bolivian intelectual trends describe un extenso elenco de poesía fechado en 1954, existente en originales en la Biblioteca Nacional, evidentemente adscrito a aquel propósito. ¿Llegó él a concretarse? No podemos responder decisivamente. También se propuso formar un Índice Cultural Boliviano. No hemos averiguado si la posibilidad se hizo efectiva. Mr. Pearson ha recopilado hasta 12 fichas correlativas y elocuentes sobre los contornos de la iniciativa.

La Peña trató de suscitar grupos afines en Bolivia. Infelizmente las noticias de su semanario al respecto no son del todo exactas. Disposición adversa en otras ciudades y falta de persistencia en el grupo gestor, explican un resultado que privó a nuestra cultura de alicientes sin duda vigorosos. El periódico intercala entre sus páginas algunos programas que sugieren el interés público despertado por la Peña en torno a la poesía boliviana.

¿Emparejó este grupo su brillante capacidad ideativa con un impulso realizador equivalente? No pueden hacérsele cargos excesivos. En el capítulo Supuestos sociales del problema cultural boliviano, intentamos trazar una clave de este y otros casos semejantes.

La Peña reuníase los sábados al anochecer en un café vecino a la plaza de Sucre. Cartas coetáneas y las peregrinas Memorias de un desmemoriado (obra apócrifa según nuestros colegas Manuel María Ortiz y Mario Villa–Gómez) coinciden en que las reuniones no tenían carácter formal y que a veces se escuchaba desde la calle más algazara festiva que la debida.

El grupo, a estar con su semanario, cultivó un grato espíritu de humor y preocupación intelectual, sobre una línea que enhebra clásicos aportes chuquisaqueños. Por poco que hiciese hizo mucho manteniendo una elevada tensión espiritual no ajena seguramente a significativos rasgos culturales de este período. Nuestro estudio sobre algunos valores que participaron en la Peña permite apreciar la influencia del grupo sobre ellos.

Entre los factores determinantes de esta rara condensación de inquietud señalemos: Una coincidencia de sensibilidad para los valores espirituales: gracias a ella gente diversa y aun contraria alentó en noble mancomunidad. Luego, según hemos visto, por entonces se fijaron en Sucre personalidades que a su jerarquía intelectual añadían un vigoroso sentido asociativo. Admitamos en fin una necesidad de evasión: en el capítulo Telón de fondo histórico se ve cómo aquella generación atravesó por más de una dramática contingencia; hombres todos en quienes el sino histórico sedimentara un pocillo de tristeza.

El Desmemoriado trasunta así el juicio de los contemporáneos sobre la Peña: Alcancé a conocer por 1990 a uno o dos expeñistas, vejetes todavía tratables, y no comprendo cómo la tal Peña preocupó tanto. Para los pechoños de hoy, llamados entonces izquierdistas, era un reducto decadente. Para los otros, no era muy cristiana. La rodeó cierta curiosidad no exenta de suspicacia. No obstante, o quizá por eso mismo, personas de sexo, edad y condición varia, tuvieron buen antojo de contarse entre los hierofantes entregados al rito sabatino.

En cambio sé que a mi abuelo en casa le amonestaban los sábados: ¡Nada de peñitas; busca mejores pasatiempos! Dizque el buen viejo juraba que la Peña había sido inofensiva (a pesar de uno o dos submarinos y de tres o cuatro gotas de absintio que, por error, filtrábanse allí alguna vez). La Peña dio que hablar, pero no contentó a nadie, como no fuesen los peñistas mismos: la fiesta fue para ellos. ¿Qué importa? Recordando el dicho español, hoy, antes de los cien años, todos ellos están calvos.

Gunnar Mendoza Loza. Sucre,

septiembre 3 de 1914 – marzo 5 de 1994.

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