La llegada de la madre de Michael Dwyer, uno de los supuestos terroristas ultimados en el hotel Las Américas, en circunstancias muy sospechosas y nada claras, sigue poniendo en tela de juicio el ya cansino asunto de Terrorismo y separatismo que el gobierno insiste en llevar adelante sin pruebas claras, sin un horizonte jurídico definido, finalmente sin mayor motivo; pero eso sí, con ganas de enjuiciar a más personas, con ánimo de autovictimización y con el deseo de amedrentar a una oposición que, de a poco, va creciendo. El gobierno, lamentablemente insistirá en aparecer ante las grandes mayorías como un gobierno heroico que lucha contra "nefastas" y "tremendas" fuerzas separatistas.
Si el gobierno quiere aparecer corno héroe, puede hacerlo en otros ámbitos mucho más tangibles y espectaculares. Por ejemplo, atrapar in fraganti autos chutos allende las fronteras, decomisar camiones contrabandistas e implantar la ley en zonas "tierra de nadie" como es el Chapare, algunas zonas de los Yungas o Uncía; eso sería impresionante y ganaría muchos adeptos al actual régimen, además de la complacencia de la colectividad boliviana,
PERDÓN
Las declaraciones del exfuncionario Boris Villegas, ahora en Palmasola, pidiendo perdón a la madre de Dwyer, nos llama a la reflexión. Pues cuando uno de los acusados de extorsión llega a pedir perdón, es que algo hay o algo turbio hubo en el Hotel Las Américas.
El punto de vista de la investigación forense europea en la que sustenta sus razones la madre de Dwyer es clara cuando afirma que el extranjero fue asesinado sin posibilidad de defensa y que también agonizó medía hora antes de fallecer.
Deberían pedir perdón también los policías de élite que no actuaron con mucha profesionalidad ni elitismo en el hotel Las Américas. Su actuación, en todo caso, fue más parecida a la del día de San Valentín, cuando gangsters norteamericanos masacraron a otros gangsters en el país del norte.
Y si hay algo de honor, deberían pedir perdón aquellos que prepararon la tramoya. Una tramoya que ya tambalea bastante fuerte y que no tardará en caer estrepitosamente, para gran vergüenza del estado plurinacional.
NO HUBO TAL
Todo lo anterior nos llega a convencer, una vez más, que no hubo terrorismo propiamente dicho, sino una tramoya hábilmente montada por oscuros o claros personajes, para redituar ganancias políticas al actual gobierno.
El afán de querer aparecer ante la opinión pública como un gobierno que lucha contra fuerzas extranjeras se diluye fácilmente cuando nos damos cuenta que sólo tres hombres pusieron en apuro a tuerzas de élite (?) policiales que, luego del supuesto enfrentamiento, resultaron ilesas y sin ninguna baja.
Que alguien nos explique por qué nadie sufrió ni un pequeño rasguño. Es que los terroristas no dispararon nada, fueron sorprendidos mientras, al parecer, aún descansaban en sus lechos.
Sí algún o algunos policías hubiesen sido heridos o muertos, seguramente estaríamos homenajeando ahora a héroes bolivianos que se dieron íntegros por el país plurinacional, pero como no hay nada, sigamos soñando con héroes.
En definitiva, no tiene sentido seguir insistiendo contracorriente, dadas las declaraciones de don Marcelo Sosa, pero como estamos en días electorales hay que impresionar a las organizaciones sociales y pueblos originarios, además de escapar a cualquier debate, porque allí podrían surgir cuestionantes sobre el separatismo y terrorismo, y entonces?. Será difícil aclarar muchas cosas ante los librepensantes, que hoy son muchísimos en Bolivia.
(*) Lic. en Comunicación Social
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