El tiempo avanza inexorable y prácticamente en cinco domingos más, seis millones de bolivianos estaremos asistiendo a las urnas para, mediante voto secreto, podamos elegir a nuestros gobernantes por otra gestión que deberá marcar cambios importantes en la proyección del desarrollo nacional, el respeto a los derechos humanos, el cumplimiento de promesas vertidas en un proceso electoral, relativamente corto según algunas apreciaciones, pero lo suficiente, según otras, para conocer intenciones y elegir opciones.
Las últimas encuestas mostraron leves variantes en la intención del voto ciudadano, una mayoría se inclina por los candidatos oficialistas, aunque el rescate de apoyo por parte del candidato de la Democracia Cristiana puede hacer variar la escala que se tenía hasta quince días atrás, con el candidato de la UD en segundo lugar y después del escandalete de un audio que reflejó una faceta humana, pero desconocida en el político, se cayeron algunos puntos que tal parece los recogieron sus rivales aunque en la misma línea de oposición.
Un dato interesante corresponde al porcentaje del electorado indeciso que hasta julio significaba un 22.5 % y hasta fin de agosto se redujo a sólo 11,3 %, eso significa que los candidatos de manera general han logrado acercarse con mayor objetividad a la ciudadanía penetrando en la conciencia ciudadana, lo que permite establecer que buena cantidad de personas han elegido alguna opción y eso puede cambiar en el curso del mes que falta para el día del voto.
Según la encuesta de Tal Cual Comunicación Estratégica, que publica el matutino Página Siete, en julio pasado el candidato del PDC registró 7,5 y un mes luego subió a más de 9 %; el líder de los “sin miedo” bajó de 5,7 % a 2,7 % y se considera el hecho más negativo del proceso preelectoral, añadiendo que el candidato empresario también bajó de 19,8 a 19,1 %. El candidato oficialista se mantuvo por encima del 50% en la intención del voto ciudadano.
De aquí adelante los candidatos con seguridad que efectuarán ajustes en las estrategias de acercamiento mediático a la población, haciendo uso de algunas prerrogativas que recién las abre el Tribunal Supremo Electoral (TSE), aunque no podrán entrar en un equilibrio de oportunidades y de equidad participativa en todos los medios de comunicación.
La lucha será dura e intensa, especialmente en la búsqueda de consolidar las posiciones más apetecibles para copar los curules de la Asamblea Legislativa y todavía con la esperanza de forzar una segunda vuelta electoral si las nuevas oportunidades del juego democrático, permiten que más electores puedan tener la libertad de analizar serenamente, las ofertas políticas afines a los intereses de la mayoría.
Cuidado, es el término apropiado para la actuación de cada candidato en lo que corresponde a su campaña. Para la ciudadanía lo importante es que se pare la “guerra sucia” y se expongan planes de acción viables en su realización de modo que las marchas, concentraciones, entrevistas, discursos y hasta ademanes sean lo suficientemente convincentes para tocar sentimientos y afectos, que recuperen credibilidad y seriedad en los postulantes para ocupar las altas funciones de gobernabilidad nacional.
Los próximos días hasta el de elecciones, serán de alta expectación en un electorado que puede variar – sensiblemente – su intención de voto hasta el cierre de la campaña, dependiendo de las actitudes y presentaciones de los candidatos.
Fuente: LA PATRIA
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