El mayor problema que afecta el ordenamiento urbano de la ciudad es, sin lugar a dudas, el crecimiento de los puestos callejeros en las aceras y con irresponsable actitud de comerciantes y autoridades inclusive en varias calzadas de la ciudad, atentando contra la seguridad física de los peatones y alterando el tráfico vehicular.
Es un problema que ha crecido en la medida que más gente se ha incorporado al negocio informal y acude al fácil expediente de ubicar un sitio e instalarse para vender lo que demanda la gente, que a su vez indisciplinadamente compra en la calle ante el inusitado entusiasmo de centenares de comerciantes que especialmente en días de feria, ocupan gran parte de aceras y calzadas.
Hay necesidad de un gran centro de abasto, en este caso el mercado central que en una superficie de dos manzanos y seguramente con una estructura de dos o más pisos podría ser la solución al acomodo de una buena cantidad de comerciantes callejeros e informales.
El problema sin embargo tiene otro mayúsculo y es que no se sabe por qué, ni desde cuándo se permitió a propietarios de almacenes y tiendas avanzar con sus productos en las aceras, ocupando en muchos casos casi la totalidad de esos espacios que son de uso exclusivo de peatones y no deben servir para la extensión de más puestos o instalación de casetas o mesones.
En ese proceso de establecer dónde se origina esa opción de utilizar espacios en las aceras, se menciona la ordenanza 126/05 que autoriza permisos “eventuales” para que algunos puestos se extiendan 30 centímetros fuera de su propiedad, menos de medio metro, dejando libre el resto de espacio para la circulación de personas, lamentablemente la ordenanza no se cumple y los comerciantes han extendido sus puestos en el ancho de las aceras y de manera atrabiliaria, inclusive ocupan parte de las calzadas, ejemplos en la calle Bolívar entre dos mercados, las calles Junín y Ayacucho y las transversales de la misma zona.
En tanto se construya el Mercado Central hay una situación incongruente con centenares de casetas instaladas en el interior de los predios de la ex aduana y que se utilizan como depósitos propiedad de comerciantes que están ubicados en la calzada y aceras de la cuadra de Bolívar entre Velasco Galvarro y 6 de Agosto, por donde transitan con enorme dificultad vehículos de servicio público y algunos particulares, prácticamente en abierta competencia con peatones. Otro tanto ocurre en la Junín entre 6 de Agosto y Bakovic, y las cuadras adyacentes, donde los puestos de venta extendidos están en todas las aceras.
En la misma comuna se ha informado de la resistencia de cierto número de comerciantes reacios a ocupar casetas en el Mercado Bolívar y en otro centro de abasto de la zona sudeste, simplemente por capricho y comodidad de los comerciantes.
Las autoridades municipales, principalmente las del Concejo, tienen la responsabilidad de disponer medidas concretas para recuperar las aceras a favor de los transeúntes y eliminar la extensión de puestos, como una medida que devuelva a Oruro mínimamente su condición de ciudad ordenada, cómoda y con espacios de seguridad para las personas.
Si algunas autoridades municipales cometieron el error de autorizar el uso de espacios de seguridad a comerciantes, los responsables de la administración municipal de la gestión que se aproxima a su conclusión deberían enmendar el error y permitir que miles de orureños transiten cómodos y seguros por las aceras, como les corresponde en derecho.
Fuente: LA PATRIA
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