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Domingo 31 de agosto de 2014

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Cultural El Duende

EL MÚSICO QUE LLEVAMOS DENTRO - Responsable: Gabriel Salinas Padilla

Cartografías de la música boliviana II

31 ago 2014

Gabriel Salinas Padilla

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En las entregas anteriores, abordamos las biografías de Alfredo Domínguez y Ernesto Cavour, dos hombres emblemáticos de la música boliviana de la segunda mitad del siglo XX. En esta ocasión presentaremos el espacio donde ambas trayectorias de vida se unen, como fue la “Peña Naira”, con el propósito de continuar esta cartografía de la música boliviana en relación a la problemática categoría del folklore. A continuación transcribiremos algunos fragmentos del trabajo de G. Bello y T. Fernández, “Peña Naira: ¿Ruptura o continuidad en el folklore boliviano?”

Naira, la galería de arte, artesanía

y folklore

Naira nació como galería de arte, artesanía y folklore en enero de 1965. Después de trasladar la imprenta del Comité departamental de deportes a un local más amplio, José “Pepe” Ballón quedo a cargo de un cuarto pequeño, antiguo pero atractivo, en una vieja casona de la calle Sagárnaga. Decidió usar ese recinto para crear una galería de arte, la primera privada de La Paz, que sería el centro desde cual se promovería a los nuevos artistas paceños, ya que la ciudad solo contaba con los espacios de la galería municipal de arte y el museo nacional de arte.

Más allá de ser una sala de exposiciones, Naira logró crear un círculo de asiduos, entre lo que había músicos y pintores, escritores y activistas, la movida cultural paceña convirtió a Naira en su espacio. Si bien las muestras duraban alrededor de un mes, muchas actividades compartían el espacio, alternaban pequeños campeonatos de ajedrez con proyecciones de película. Naira fungía, a veces, como café cultural o como centro cultural. Es así que la galería logra juntar un importante círculo intelectual, que junto a personajes destacados de su tiempo como René Zabaleta Mercado, Sergio Almaraz, José Perelman, etc.

Naira, la peña

Sin saber la fecha exacta, pero si el porqué, en 1966 llega a La Paz Gilbert Favre, un músico suizo, gran amor de Violeta Parra, que aprendió a tocar la quena en Chile. Este le propone a Ballón crear un espacio en Naira dedicado exclusivamente a la música folklórica boliviana, le propone crear una peña dentro de Naira. Inmediatamente ambos se dedican a crear el ambiente de la peña.

Favre junto a tres músicos: Alfredo Domínguez, Yayo Joffre y Ernesto Cavour para formar el grupo que sería el emblema de la Peña Naira, Los Jairas. Entre anécdotas de conciertos radiales, migrantes tupiceños y tertulias musicales, estos cuatro músicos, todos ellos destacados en sus respectivos instrumentos inauguran la peña un cuatro de marzo de 1966. El éxito fue inmediato, Ballón y Favre tuvieron un número cada vez mayor de grupos que adicionaban en la galería en busca de poder tocar en la peña.

Las noches de viernes y sábado fueron las únicas escogidas para trasformar la galería de arte en una peña. Desde siempre, y al menos hasta finales de 1970, el grupo principal fue Los Jairas. Una noche cualquiera podía tener en su repertorio a un grupo campesino como Los de Humala, a otro conformado por lustrabotas del centro paceño como los Choclos. Alfredo Domínguez y su guitarra tenían un espacio fijo en el repertorio, la peña lo había contratado y de esa manera lo había comprado para siempre para el arte. Algunas veces, entre los grupos musicales, se colaban números de danza. Los Jairas cerraban la noche, eran el plato fuerte de la peña, su calidad musical y popularidad los convirtió en un icono del folklore en los años sesenta.

Todo el fenómeno de la peña folklórica comenzó meses después de la inauguración de la peña Naira, se abrieron muchas más, no solo en La Paz, sino también en otras ciudades de Bolivia. La peña Naira tuvo ese acierto, convocó no solo artistas paceños, de la ciudad, sino también a grupos musicales del campo, atrajo también a músicos de otras regiones como Nilo Soruco y sus montoneros. La fama de Naira fue un imán que puso en el escenario paceño no solo folklore local, sino nacional. Los grandes iconos del folklore de los años sesentas tuvieron paso obligado por Naira.

Los Jairas, en el punto más alto de su popularidad, se fueron de gira en 1970, a Europa y sin querer llegar al centro de Asia. Leni Ballón, la hija del fundador de la peña cuenta que ese fue una especie de comenzó del fin, si bien la fama, la música de calidad no se fueron junto con Los Jairas, fue como si todo el proyecto quedara descabezado. Este primer ciclo de Naira termina en 1971. Al poco tiempo del comienzo de la gira, un golpe de estado instaura la dictadura militar de Hugo Bánzer, razón por la cual el director de Naira, Pepe Ballón, tuvo que salir exiliado. La galería y peña fueron investigadas ya que entre su concurrencia se contaban elementos políticos que el nuevo gobierno consideraba peligrosos, incluso, entre los concurrentes de Naira, se encontraba el presidente que fue derrocado, Juan José Tórrez.

(Fragmentos tomados de la edición de “Anales de la Reunión Anual de Etnología n. 24”)

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