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Domingo 31 de agosto de 2014

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Cultural El Duende

Jorge Ordenes Lavadenz

La adversidad en la novelística de Alcides Arguedas vívida y vigente

31 ago 2014

La narrativa del pensador boliviano Alcides Arguedas Díaz viene a ser un llamado al orden y a la legalidad, sobre todo con respecto al Artículo 7 de la Constitución Política del Estado -que, entre otras cosas, estipula el derecho a una remuneración justa por el trabajo realizado. Las novelas de Arguedas son también un pedido simbólico a los bolivianos a dejar de jugar a tener un país, y un postulado doloroso de edificación de Bolivia lanzado desde un positivismo social crítico en boga en América durante las primeras décadas del siglo veinte.

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Novena de 10 partes

g) Ser testigo de la incapacidad de acción de su pueblo ante la injusticia del opresor ha debido ser profundamente traumático:

El patio, donde los indios pálidos, descompuestos, miraban la feroz faena [del castigo de azotes], sin decir ellos palabra ni hacer un gesto; su inmovilidad era todavía más rígida y solo se les veía pestañear con precipitación. ¡Perdón tata, perdón, por Dios! Yo no he incendiado la casa. ¡Perdón! se quejaba y plañía dolorosa mente el flagelado. Los otros [indios] aterrorizados, gimientes, cayeron en masa de rodillas: ¡Perdón! ¡perdón!(74)

Y en opinión del analista y crítico literario chileno Arturo Torres-Ríoseco: “La segunda parte de Raza de bronce expone los sufrimientos y la destrucción de esos indios debido a la codicia de los patrones, y en un relato sombrío, que da al lector verdadero sentimiento de angustia cuando contempla el martirio de la esclavizada raza de bronce”.(75)

h) Saber que los primeros gritos de emancipación fueron lanzados por mestizos y blancos, y no por él, cuando es él es el que más ha sufrido y sufre bajo el yugo de la opresión. Arguedas lo dice conminatoriamente, sin tomar en cuenta el peso traumatizante de los factores expuestos en esta sección sobre la circunstancia sicológica del indio: “EI indio lucha y muere por defender un bien inmediato, ...pero los conceptos superiores de la solidaridad, honor colectivo y deber del sacrificio por el bien común son cosas que escapan absolutamente a su comprensión”.(76)

i) Luchar y morir por la emancipación de Bolivia para luego caer nuevamente en el abuso y la injustica. Después de 1925, ha debido ser triste y desconcertante para el indio. “El cholaje desde aquel sábado seis de agosto de 1825 hasta nuestros días, ha esgrimido un pensamiento y una actitud de discriminación y segregación racial con respecto al indio; al cual esclavizado, asesinado, robándole sus tierras y su cultura, lo ha sometido a una oprobiosa condición infra humana, peor que en la Colonia”.(77)

j) Los efectos de la coca y el alcohol sin duda han colaborado a socavar la salud del indio boliviano. El consumo del alcohol durante celebraciones religiosas se ha convertido una tradición. El consumo de coca, a mi parecer, tampoco ha ayudado a conservar la salud indio. Algún día se tendrá que estudiar el efecto pernicioso del consumo de coca en la salud del indio. Yo conjeturo que el consumo de la coca, por siglos, ha sido, en gran medida, una causa importante de la postración espiritual y mental del indio, y de su tristeza. Será un arbusto histórico de fruto cultural indio, pero su abuso ha sido perjudicial para el indio. Y no me estoy refiriendo al consumo de cocaína, sino al consumo continuo de la hoja de coca. “L1egaron sudorosos, agitados, con los pies y los zapatos emblanquecidos por el polvo, vorazmente hambrientos, rabiosamente anhelosos de agotar fuentes, cascadas y mares de chicha y aguardiente” (78)

El ambiente urbano, del criollo, tampoco ayuda, como ejemplo: “Había amanecido. Grupos de indios arreaban por las calles, desiertas y sucias, sus recuas de burros o de llamas de regreso a sus pagos. Las campanas de la iglesia repicaron soñolientas llamando a los fieles a esta primera misa de ceniza. Y los Máscaras, ebrios perdidos, se recogían a sus casas con paso inseguro”.(79)

k) No tener más alternativa que servir al burgués para poder sobrevivir, ya sea viviendo cerca de él, o dependiendo de su voluntad –leyes y sistema para poder comerciar el producto agrícola– también ha tenido que ser una forma de agobio sicológico y moral.

l) Tener que acudir a los remanentes de las convicciones mítico-religiosas de sus antepasados, como la superstición, las deidades de la naturaleza, la brujería, en medio de presiones para convertirse al cristianismo, ha debido ser una jornada similar a los ritos de los cristianos de la catacumbas de los primeros siglos de la era cristiana. En opinión de Arguedas: “Sojuzgado, pues, el indio por diferentes creencias contradictorias, enteramente sometido al influjo material y moral de sus yatiris, de los curas, patrones y funcionarios públicos, su alma es depósito de rencores acumulados de muy atrás, desde cuando encerraba la flor de la raza contra su voluntad, en el fondo de las minas”. (80)

2. Sicología no-india

Detrás del cerro gris, la paja brava, chozas, fetiches, totora les y “niñas bien”; en medio de la asco y la angustia de días perdidos, la carencia de altivez; entre engaños, excesos de alcohol y de politiquería, existe un ámbito interior en cada uno de los personajes no-indios de Alcides Arguedas que encierra el origen sicológico de la actitud del acto exterior. Ese acto exterior puede ser bueno o malo, dependiendo de la escala de valores y la perspectiva del que valora. Pero cuando se trata de neurosis, el problema se debe plantear claramente y sin titubeos.

El no indio boliviano, desde la perspectiva de Alcides Arguedas, se caracteriza sicológicamente por las manifestaciones neuróticas que se dan por y en los sentimientos de inseguridad y de inferioridad. La presencia de estos sentimientos en los personajes principales de las novelas de Arguedas permite postular que este intuye móviles sicológicos afines a lo que, con el tiempo, iban a conducir al sicoanálisis de los austríacos Sigmund Freud y Alfred Adler.(81)

Si aceptamos la timidez, el pesimismo, el derrotismo, el escapismo, etc., como derivaciones negativas del sentimiento de inferioridad; y si entre las derivaciones positivas tenemos el respeto a la mujer, y el heroísmo, los personajes y situaciones que viven en Pisagua y hacen la novela revelan la presencia de comportamiento neurótico. Ya Adler lo había señalado:

Todos los hechos se explican de la forma más sencilla: lo que suministra el punto de partida de la evolución de una neurosis es el sentimiento amenazador de inseguridad y de inferioridad, sentimiento que engendra el deseo irresistible de encontrar un fin susceptible a hacer soportable la vida, asegurándole una dirección, fuente de calma y de seguridad.(82)

Adler postula que la acumulación de adversidades en el subconsciente puede conducir a una reacción que contrarreste el efecto negativo del sentimiento de inferioridad. Viene a ser un impulso de represión contra la adversidad: “Adler ... sostiene que el causante de los deseos de represión es el deseo de poder. El sentimiento de inferioridad es el que suele llevar al hombre incluso al heroísmo... es el causante de las sublimaciones, que son el arte, la literatura, la acción heroica. (83)

Una lógica y primera manifestación del sentimiento de inferioridad es pues la timidez, que se traduce en la debilidad de carácter para garbear adversidades que precisan fuerza de represión contra la misma timidez. Así, Alejandro Villarino, ante la imposibilidad de reconquistar a Sara: l/Débil por naturaleza y por carácter, no quiso llegar a la conclusión de que muy bien podría escogerse de hombros y luego reír la farsa de vivir. En su pobre alma hubo un derrumbe. Desechando la idea del suicidio pensó otra cosa; pensó irse. Y se fue.(84)

Villarino exhibe comportamiento consistente con la presencia del sentimiento de inferioridad en él, sin manifestación de impulsos sicológicos contrarios, represivos de ese sentimiento de inferioridad. Otro ejemplo sería la descripción que hace Luján del sentimiento de inferioridad de Carlos Ramírez, su amigo íntimo: “En el colegio era un chiquillo reservado, tímido, incapaz de un gran grito o de una bien sentada patada y extraordinariamente flojo para las ciencias exactas... En las clases, siempre a la cola, rezagado; en exámenes, siempre con números bajos... La insignificante contrariedad amorosa le ponía de un carácter imposible: tornábase hosco y mudo”.(85)

Alejandro Villarino por su lado, y Carlos Ramírez por el suyo, en sus respectivas circunstancias, están sometidos a una prueba de adversidad sentimental. Ambos sucumben. En el caso de Villarino, que es el que más ilustra nuestro propósito, la introversión y la timidez se imponen:

Sara, ignoro si al confesarle los sentimientos que me animan ... “No pudo continuar. El corazón le latía de una manera atroz. Había pensado que tendría el suficiente valor para, despojándose de su timidez, decirle lo mucho que la amaba; había, previniendo este caso, forjándose un discurso en el que las frases de entusiasmo eran muchas, pero llegado el momento se encontró con que su discurso se evaporaba.(86)

74. Raza de bronce, p. 113.

75. Arturo Torres-Ríoseco, Nueva historia de la gran literatura iberoamericana (Buenos Aires: Emecé, 1961), p. 191.

76. Alcides Arguedas, “Primera carta a Germán Bush,” en Cartas y otros escritos, DC 11, p. 1179.

77. Fausto Reinaga, “Prologo”, El indio y el cholaje boliviano (La Paz: Piakk, 1964).

78. Raza de bronce, p. 180.

79. Vida criolla, p. 142.

80. Pueblo enfermo, p. 420.

81. Arguedas es coetáneo a los estudios y apogeo del sicoanálisis. Sigmund Freud escribía en 1914 su Contribución a la historia del movimiento sicoanalítico.

82. Alfred Adler, “Voluntad de poder y complejo de inferioridad,” en Gaetan Picón, Panorama de las ideas contemporáneas (Madrid: Guadarrama, S. l., 1965), p. 139.

83. José Vasconcelos, “Filosofía psicológica,” Manual de filosofía, Obras completas, (México: Libreros Mexicanos Unidos, S.A., 1961), Tomo IV p. 1131.

84. Pisagua, p. 59.

85. Vida erial/a, p. 96.

86. Pisagua, p. 43.

Continuará

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