La psicóloga responde

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Me considero una persona tranquila pero cuando me molestan mucho, me sacan de mis casillas, agredo muy fuerte verbalmente y algunas veces me he ido a las manos.

¿Por qué reaccionamos así? ¿Cómo puedo aplacar mi ira en ese momento? Ya no quiero hacer daño. Me estoy quedando sin amigos.

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Querido(a) amigo(a):

La ira es algo que el ser humano posee de forma innata, pues de esa manera demostramos hasta qué punto podemos odiar, destruir, quitar los obstáculos del camino.

Sin embargo la ira no es tan irracional, ni tan tonta. Es una forma de supervivencia, ya que por el “instinto de destruir”, se desarrolla una fuerza que permite alcanzar objetivos.

Toda esta sensación, sobredosis de empuje tiene que ver con la tolerancia a la frustración. Es decir, que si no cumples con tus objetivos, te ves en un impedimento físico real. Toda esa frustración la tienes que expresar y cuanta más física la percibas, mas arranques de ira tendrás.

La mejor forma de canalizar la ira es actuar con mucha ternura ante la situación, aunque esto parezca descabellado completamente. A la ira hay que suavizarla o adecuarla, con ternura.

Por ejemplo: si tus hijos desordenan el cuarto recién limpiado y ordenado, en vez de vociferar al viento, dando gritos e insultos, podrías tratarlos con ternura y reclamar con mucho cariño, con mucho amor, esta acción aplaca el impulso de sentirse enojado, y cambia completamente la actitud hacia la frustración.

Parece fácil, pero una vez que lo pones en práctica la conviertes en un buen hábito y también en una persona inteligentemente emocional, con sabiduría emocional.

Automáticamente las personas dejarán de alejarse de ti, al contrario querrán actuar como tú.

Si sigues teniendo dudas o no te va muy bien con éstas pautas, busca a un profesional para que encuentres más respuestas.

Fuente: LA PATRIA