De tiempo en tiempo surgen avisos esperanzadores en la estatal petrolera YPFB en torno al interés de retomar tareas de exploración en ciertas zonas del Departamento de Oruro, donde – se dice – existirían marcados indicios sobre la presencia de gas y petróleo.
Para los orureños, especialmente los que estuvieron continuamente en pos de arrancarle a YPFB un compromiso de exploración, no se han perdido las esperanzas y si bien se hicieron algunas pruebas en pasadas gestiones, quedó la duda sobre los verdaderos resultados de las primeras exploraciones.
Empresas como la Exxon y otras subsidiarias incursionaron en nuestro vasto territorio y abrieron pozos en busca del “oro negro”. No se conocieron detalles específicos de esas investigaciones, los pozos fueron “sellados”, pero algunos informes reservados alertaron de la existencia de petróleo en una población cercana a la ciudad de Oruro. Se explicó que “políticas estratégicas” preferían guardar esos yacimientos para otros “tiempos propicios”.
Los comunarios de más de una población en las que se hicieron exploraciones revelaron, denunciaron y mostraron que “un líquido aceitoso y combustible” estuvo brotando permanentemente de los sitios investigados, pese al sello de cemento que aún se mantiene en los pozos exploratorios.
Se trata de circunstancias consideradas posiblemente como especulativas o como ya calificó un exejecutivo de la estatal petrolera, “producto de exagerada emotividad” de pobladores, sin embargo, ni con mucha emoción ni exageración algunos campesinos cargan sus “mecheros” para alumbrarse en las noches, con el líquido que sigue brotando, quien sabe desde qué profundidad.
Dadas esas características entre emotivas y reales, se sabe que en YPFB hay estudios interesantes con suficientes indicios para disponer trabajos serios de exploración en el sector sudoeste del departamento, labores que posiblemente sean iniciadas en la próxima gestión, debiendo aprobarse un presupuesto para ese efecto en el presente año.
El suelo y el subsuelo altiplánico tienen ingentes riquezas naturales, no renovables, el caso de los yacimientos mineros certificados por informes de observación satelital y sólo esperando su verificación para disponer el inicio de importantes proyectos mineros, que indudablemente necesitan fuertes inversiones y moderna tecnología para concretar emprendimientos, cuya preparación demanda tiempo y recursos, pero una vez en marcha retribuyen con utilidades vía impuestos y regalías.
En el caso de la otra riqueza también natural y no renovable, exige trabajos particularizados de exploración, uso de equipos especiales, personal técnico especializado y naturalmente fuerte inversión, tratándose de tiempos a veces prolongados para llegar al objetivo, que se supone será meta de la nueva búsqueda de gas y petróleo en el altiplano orureño.
Todo apunta al inicio de operaciones exploratorias al existir marcados indicios sobre la existencia de reservas hidrocarburíferas en el altiplano y de manera especial en el sector sur del Departamento de Oruro. El anuncio formal de un ejecutivo regional de YPFB, debe tomarse con la responsabilidad del caso, lo que permite reavivar la esperanza de convertir a Oruro en zona petrolera.
En la proyección de la entidad estatal que maneja la exploración y explotación de tan importante riqueza natural, significará el abastecimiento de gas natural y líquidos (petróleo), para todo el sector altiplánico. No puede haber dudas ya que inclusive se han definido las áreas de trabajo en las provincias Avaroa, Ladislao Cabrera y Sabaya, potenciales reservorios del oro negro. Es importante que autoridades e instituciones registren en agenda este importante anuncio.
Fuente: LA PATRIA
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