A poco más de mes y medio para las elecciones la ciudadanía todavía está en complicado análisis sobre la efectividad de los programas que plantean los cinco candidatos en carrera electoral hacia la Presidencia. En un caso propiamente el programa ya se reflejó de manera pública aunque no precisamente bajo la modalidad expresa de propaganda política.
Los otros cuatro candidatos por su parte han hecho una serie de esfuerzos para alcanzar sus objetivos y aprovechar la “red social” o directamente llegar a la población, en las calles, con marchas y en el estilo de “persona a persona” para explicar o entregar su material proselitista.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha determinado un cronograma y definido las reglas de juego para la promoción abierta de los partidos, la fecha está próxima a permitir la apertura de un proceso que será corto y por lo mismo con ciertas limitaciones que restringirán al electorado conocer con amplitud las propuestas de todos los candidatos.
A tan corto tiempo de las elecciones es natural la preocupación ciudadana si no se garantiza el libre juego democrático y que los candidatos puedan utilizar adecuada y equitativamente los medios de comunicación para mostrar sus programas inclusive, si se diera el caso, para que mediante debates organizados con la seriedad institucional, por ejemplo de la Asociación de Periodistas de La Paz u otras similares en el interior, convoquen a los candidatos y estos desnuden sus posiciones, en un marco de respeto y libertad ante los electores, deseosos de saber exactamente cuáles son sus propuestas.
El Órgano Electoral tiene que coadyuvar en este momento crucial a devolver al pueblo la confianza que necesita para sentirse seguro ante un proceso en que se expone el voto popular para definir la conducción nacional en un próximo periodo, bajo las garantías que otorga la CPE y las leyes afines al respeto de los derechos ciudadanos.
Los programas políticos tienen una diversidad de opciones, pero coinciden en el hecho de priorizar el cuidado de la economía nacional, de diferente modo, es cierto, pero en todo caso como base de la seguridad y bienestar colectivo.
Los temas de salud, educación, planes de saneamiento básico, crecimiento de las áreas urbanas y en ese contexto justamente la habilitación de centros hospitalarios y establecimientos educativos, tiene relevancia en los programas de los candidatos, añadiéndose en algunos como orden de particular atención el tema de la inseguridad ciudadana.
No están ausentes los programas para profundizar la política del estatismo con la creación de más empresas bajo control central; otros programas proponen una revisión de las actuales empresas estales para definir la continuidad de algunas y el cierre de otras, optimizando el rendimiento de las mismas en función de los intereses nacionales y no sólo sectarios.
Se proponen muchas cosas, desde la continuidad de programas, pero con sentido patriótico, aplicar un modelo diferenciado u otro de pluralidad económica con los diferentes sectores, no está ausente la propuesta de cambiar la matriz productiva, superando el extractivismo primario exportador y diversificar la productividad. El tema del medio ambiente también es parte de las propuestas políticas.
La diversidad de propuestas políticas debe llegar por separado y con la mayor amplitud al electorado, con el tiempo necesario para las reflexiones propias de quienes están seguros que la democracia es el mejor atributo para garantizar la voluntad ciudadana, que definirá la elección de los gobernantes.
Fuente: LA PATRIA
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