Los discursos -desde la perspectiva foucultiana- se crean y recrean a través de la palabra y se materializan a través del habla. En este sentido el discurso, como práctica, encierra una serie de simbolismos imperceptibles que requieren de análisis para comprender lo que ellos esconden.
En la nueva Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia define y basa su modelo económico en los principios del Sumaj qamaña. En este sentido el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2015, tiene como lineamientos estratégicos el Vivir Bien que es el fundamento de la nueva propuesta de desarrollo que impulsa el actual gobierno. Dicho instrumento establece la acción de las políticas públicas como las formas de la matriz productiva nacional, la transformación de los recursos naturales y la sostenibilidad macroeconómica institucional y política, elementos en los cuales se pretende reflexionar en el presente artículo de manera general.
Bolivia Productiva, es uno de los pilares del desarrollo productivo del PDND, pero que en realidad no es más que una estrategia basada en el extractivismo, caracterizado por una política macroeconómica descrita por el vicepresidente del Estado plurinacional de Bolivia como el “capitalismo andino amazónico” (Viola, 2011: 265).
Pero ¿cómo ser capitalistas andino amazónicos cuando nos definimos como un gobierno socialista del siglo XXI? Constantemente leemos y escuchamos discursos reconciliadores con el modelo político y económico en defensa de la naturaleza, pero en la práctica, el modelo político y económico se reconcilia más con el neoliberalismo, que paradójicamente, es el que constantemente se critica. Esta contradicción discursiva se hizo presente en escenarios como la Conferencia de las Naciones Unidas de Copenhague o la Conferencia Mundial de los pueblos sobre el cambio climático y los derechos de la Madre Tierra donde Morales señaló: “La madre es algo sagrado, la madre es nuestra vida. A la madre no se alquila, no se vende ni se viola, hay que respetarla. La Madre Tierra es nuestro hogar. Si esa es la Madre Tierra, cómo puede haber políticas de destrucción a la Madre Tierra, de mercantilizar a la Madre Tierra. Tenemos profundas diferencias con el modelo occidental, y eso está en debate en este momento” (Morales, 2009).
Este país que no tiene semántica lógica pues, de acuerdo al PND pretende “…vivir en comunidad, protegerla y al mismo tiempo, vivir bien en armonía con la naturaleza que significa vivir en equilibrio con lo que nos rodea” (PDN, 201-2015:10), pero que justifica la explotación y no presta importancia a los impactos socioambientales ocasionados por el sector minero e hidrocarburífero o la producción de monocultivos de hoja de coca en el trópico cochabambino y la expansión de su frontera agrícola en áreas protegidas como el Tipnis.
Si fuéramos un país respetuoso de su entorno no tendríamos un modelo económico capitalista, instrumentalista, esencialmente economicista, como señala (Gudynas 2011: 37) y poco amigable con el Medio Ambiente. Mi pregunta es, ¿dónde queda el lema de “juntos por la Madre Tierra para vivir bien”? o ¿dónde queda el desarrollo en torno al Vivir Bien vinculado con la naturaleza y con la memoria social?
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