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Sábado 27 de febrero de 2010

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Revista Tu Espacio

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Despertar de la Conciencia

27 feb 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: El Alquimista

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Andamos dormidos la mayor parte de nuestras vidas, pero pensamos que estamos despiertos. Vamos sembrando nuestro destino sin darnos cuenta lo que estamos construyendo porque vivimos identificados con lo externo, fascinados por la forma y lo material, sin darle oportunidad a nuestro espíritu inmortal para que se manifieste en nuestro interior guiando nuestras vidas. Gran parte del tiempo vivimos en ensueño, identificados con nuestros temores, con nuestros traumas, con nuestros resentimientos, con nuestras ansiedades, polarizados con los problemas que inventa nuestra mente, olvidándonos de nosotros mismos, sufriendo y amargándonos la vida sin comprender que la vida es abundancia, es plenitud, es felicidad. Todo depende, cómo manifestamos nuestras emociones, cómo enfocamos nuestros pensamientos, cómo actuamos. Somos arquitectos de nuestros destinos. Seamos arquitectos conscientes de lo que estamos creando.

Para estar verdaderamente despiertos no sólo necesitamos abrir los ojos y estar en estado de vigilia. El estar despiertos de verdad significa vivir plenamente el presente estando conscientes, de quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Es vivir cada instante presente sintiendo el milagro de la vida que fluye y refluye en nosotros con cada respiración, con cada latido del corazón. Es sentir el fluir de la sangre por nuestras venas que lleva la vida a todos los confines de nuestra tierra filosofal. Es experimentar la presencia divina en nuestro corazón irradiando su sabiduría y amor como un sol central llevando luz a cada electrón, a cada átomo, a cada molécula, a cada célula, a cada tejido, a cada órgano, a cada sistema de nuestros cuerpos. Estar despiertos es experimentar la conexión energética y espiritual que tenemos con toda la creación, con cada criatura que nos rodea, con toda la naturaleza que nos nutre, con todo el cosmos que nos envuelve. Al despertar conciencia respiramos con cada flor, volamos con cada pájaro, sentimos cada crujido bajo nuestros pies. Encontramos belleza y sabiduría, puesto que la sabiduría se encuentra en todos los sitios donde se forma la belleza. Este es el estado de vigilia verdadera.

Cuando experimentamos un intercambio de energía sexual con nuestra pareja en este estado conocemos la verdad suprema de quiénes somos. El corazón de nuestro ser amado se convierte en nuestro hogar. El cuerpo de nuestro ser amado se convierte en el nuestro. Nuestra alma ya no se siente separada de nada.

El Maestro Jesús nos da una enseñanza maravillosa, nos dice: “Buscad el reino de los cielos y lo demás se os dará por añadidura”. ¿Qué es el Reino de los cielos? ¿Y dónde lo encontramos? El reino de los Cielos es Paz, Amor, Alegría, Plenitud y Libertad. Es un estado de conciencia, es un estado interior, aquí y ahora y lo podemos experimentar ahora en nosotros mismos, viviendo el eterno presente plenamente conscientes en las cuatro esferas de manifestación en las que nos desenvolvemos como criaturas. Es decir que, en cada instante presente, debemos despertar conciencia y alinear nuestra voluntad, con nuestra mente, con nuestra emoción y con la acción que estamos realizando, manifestando paz duradera, irradiando amor consciente, expresando alegría inagotable, sintiendo plenitud en armonía con la creación, experimentando libertad real en conexión con el universo todo.

El reino de los cielos es el reinado del espíritu en nuestro universo interior. Es la resurrección del Cristo Intimo en nuestros corazones, haciéndose cargo de nuestras vidas llevándonos de la mano por el camino de la Luz, de la verdad y de la vida en felicidad plena.

La respiración consciente es la herramienta maravillosa para despertar conciencia y experimentar el estado de vigilia verdadera. Respiremos lenta y suavemente. Respiremos el suave y dulce encanto de la vida, tan plena de energía, tan plena de amor. Es el amor de Dios lo que respiramos. Respiremos profundamente y podremos sentirlo. Respiremos muy, pero muy profundamente y el amor nos hará vibrar de alegría. Porque así es como conocemos a Dios y Dios se presenta de esta manera con nuestra alma. Una vez que ha tenido lugar esta maravillosa experiencia, la vida ya no es la misma. Se dice que hemos experimentado el estar en la cima de la montaña entrando en un éxtasis sublime que cambia para siempre nuestras vidas.

Fuente: LA PATRIA
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