Feminismo de género: Estrategia globalista de desintegración social
24 ago 2014
Por: Augusto T. Espíndola
El Papa Benedicto XVI siendo Cardenal, al referirse a la ideología de género, sostuvo que ésta constituía “la última rebelión de la criatura contra su condición de criatura”. Así vemos como la rebelión del hombre contra Dios lo lleva a negar la naturaleza misma, y como obra maestra de Satanás, busca destruir todo el orden natural atacando la familia que es la célula básica de las sociedades. Con ese fin, busca corromper a la mujer, destruyendo la complementariedad con el hombre, llamándola a liberarse de las supuestas ataduras de la “anacrónica y opresiva” concepción patriarcal de la familia.
Una de sus principales ideólogas fue Simone de Beauvoir, que sostenía que no se nacía varón o mujer sino que nos imponían culturalmente esa condición, negando así la más básica de las realidades biológicas. Pero donde realmente apuntaba Beauvoir, era a la destrucción del matrimonio, al que consideraba como la primera causa de esclavitud de la mujer por el hombre. Y destruyendo el matrimonio monógamo se podría terminar con tabúes impuestos socialmente, yendo hacia una sexualidad polimorfa, sin sujeciones, en donde la homosexualidad estaría bien vista y el aborto sería una necesidad.
En el fondo, como se ve, estas propuestas no se conforman con lograr una supuesta igualdad entre hombres y mujeres, sino que pretenden abolir las identidades sexuales biológicamente femeninas o masculinas, para que la sexualidad se manifieste en sus más variadas formas, sin ningún tipo de sujeciones que se pretenden “culturales”. Pero, a pesar de plantear muchos contrasentidos, están apoyadas en un feminismo radical, por eso podemos observar cómo se utiliza el término “violencia de género”, exclusivamente para referirse a la que sufren mujeres, a pesar de ellas mismas negar esa realidad biológica. En vez de hablar de violencia doméstica, o violencia en el hogar, se busca exaltar la idea de la mujer como la oprimida en el matrimonio. Si es la mujer la que agrede a su marido, no cabe la tipificación de “violencia de género”. De la misma manera que hoy se habla de femicidio sin mencionar “masculinicidio”. Y en las legislaciones que prevén estas figuras, los atentados contra la vida de una mujer o un homosexual, tienen mayores penas que las cometidas contra varones heterosexuales, por lo que se presenta una verdadera desigualdad ante la ley, promovida paradójicamente, por quienes pretenden igualarse a pesar de las innegables diferencias.
Volviendo a S.S. Benedicto XVI, desenmascarando la verdadera naturaleza de esta ideología, y en consonancia con lo antes expuesto, afirmaba: “La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente. El hombre niega tener una naturaleza pre constituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear".
El feminismo de género tiene como base al marxismo, que consideraba que el primer antagonismo de clases de la historia tuvo como sujetos al hombre y a la mujer unidos en matrimonio monógamo. Pero las feministas consideraron que los marxistas fallaron al apuntar su lucha en cuestiones puramente económicas, sin concentrarse en atacar a lo que consideran la verdadera y principal causante de la lucha de clases, la familia. Sin embargo, estas feministas de género que promueven la “deconstrucción de la familia” a través de la educación y la cultura, tienen como su principal enemigo, a la Iglesia Católica, a la que consideran como la gran culpable de la opresión de las mujeres. Sostienen para justificar este ataque, que la religión es el invento masculino creado con ese fin. Y así, infiltrados entre los mismos biblistas, podemos ver el ejemplo del exégeta de la Biblia de Nuestro Pueblo, de Luis Alonso Schökel, que menciona en pasajes como el de San Pablo en Efesios 5,23: “… el hombre es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo…Por cuanto así como la Iglesia está sujeta a Cristo, así las mujeres lo han de estar a sus maridos en todo”; que dichas posturas no pueden entenderse como palabra de Dios y que si el santo hubiera vivido en nuestra época, el lenguaje nunca hubiera denotado sometimiento sino igualdad. Esto entre muchas otras interpretaciones en clave comunista que hace en reiteradas oportunidades. Y hoy es una de las Biblias más vendidas y difundidas en la Iglesia a pesar de su marcada orientación hacia la Teología de Liberación.
Con los sentidos amortiguados, la moral anestesiada, la consecuencia lógica es el enfriamiento de la caridad, presupuesto prescripto por Nuestro Señor como signo de la proximidad de su regreso. Y ante estas satánicas y asesinas ideologías financiadas por capitalistas y ejecutadas por comunistas, nuestro deber cristiano es salir de la comodidad y oponernos sin importar los riesgos que impliquen, “pues quien quisiere salvar su vida, la perderá, más quien perdiere su vida por amor a Jesús, la hallará”.
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