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Domingo 24 de agosto de 2014

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Revista Dominical

Gregorio Ingala: infinita fe en Dios, férrea voluntad y mucho trabajo

24 ago 2014

Fuente: LA PATRIA

Por: Ximena Miralles Iporre - Directora de LA PATRIA

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El título del presente artículo resume los atributos que llevaron a Gregorio Ingala a superarse en la vida y constituirse en un ejemplo para las generaciones que le siguen, pues a pesar de su origen humilde logró cumplir sus metas trazadas e impulsar a su familia hacia el éxito, en base a una infinita fe en Dios, férrea voluntad, mucho esfuerzo y trabajo.

Este hombre ejemplar, en el umbral de sus 84 años escribió y puso a consideración de los lectores de Oruro, un libro en el que relata de manera sencilla las peripecias que desde niño tuvo que superar para ubicarse en el sitial que hoy por hoy ocupa en la sociedad orureña.

Tuvo un origen por demás humilde, nació en Pisaquiri, uno de los parajes perteneciente al municipio de Turco, occidente del departamento de Oruro, cercano a la línea limítrofe con el municipio de Huachacalla.

Su infancia la pasó observando y ayudando a sus padres que laboraban en el campo para salir adelante e impulsar a sus hijos, pero siempre afrontando las dificultades que se presentaban día a día. Sufrió junto a su familia cuando su padre quedó ciego tras lastimarse los ojos trabajando la tierra. Fue testigo de la falta de solidaridad de los citadinos cuando llegaron del campo en busca de ayuda para curar a su padre, pero nunca guardó rencor en su corazón. Además, el hecho de haber presenciado el milagro que se obró en su padre cuando al regresar a su pueblo su progenitor recuperó la vista, lo que hizo que se convirtiera en un hombre de fe.

Al observar la miseria en que se debatía su familia, decidió alcanzar su propia superación, para ayudar a sus padres y hermanos a salir de su difícil situación económica, por lo que a sus 14 años asumió la determinación de trasladarse a la ciudad para estudiar, conseguir trabajo y salir adelante. No obstante, tuvo que soportar el hambre, discriminación, malos tratos y una inmensa soledad que le causaban desasosiego, lo cual no fue óbice para perseverar, vencer obstáculos y poco a poco alcanzar sus metas.

Con civismo sirvió a la patria, presentándose voluntariamente al servicio militar. A pesar de haber abandonado la idea de estudiar para dedicarse al trabajo, luego de casarse y tener a sus 4 hijos, se dio cuenta que había sido un error haber dejado de estudiar, por lo que a sus 35 años volvió a la escuela e hizo la primaria a la par que sus hijos, graduándose como bachiller en humanidades del colegio nocturno “Olañeta”, que funciona en instalaciones del colegio nacional “Simón Bolívar”.

Gregorio Ingala consiguió el bachillerato y ya tenía su profesión de Técnico Medio en Carpintería, pero una vez superada una meta le pareció que la siguiente no sería difícil de alcanzar, por lo que continuó estudiando, pese a los numerosos obstáculos, hasta lograr su licenciatura en Auditoría y Contaduría, lo que le llevó a ocupar cargos importantes dentro del Colegio de Contadores y la Cámara de Industrias, le ayudó a crecer y subir a sitiales que jamás había imaginado ni en sus sueños más locos de juventud.

Toda esa experiencia vivida le hizo ver que en la vida no hay imposibles cuando se tiene fe y voluntad, por lo que a sus 80 años aprendió a conducir su motorizado, el cual guió por un año completo, luego, por las limitaciones físicas propias de la edad dejó de hacerlo.

No contento con todo lo conseguido en su vida, decidió transmitir su experiencia para que los jóvenes, que se dan por vencidos a la primera dificultad que se les presenta, se den cuenta que no se necesita nada más que una voluntad férrea, inmensa fe en el Supremo Maestro, además de trabajo y más trabajo.

No obstante, en su obra también demuestra la importancia que tiene cuidar la salud y que pese a haber sido desahuciado, con la práctica de ejercicios físicos, una buena alimentación y algunas técnicas de relajación, como las del yoga, se puede lograr un buen estado físico y emocional para no dejarse vencer por la dureza de la vida.

Gregorio Ingala publicó el libro titulado “El ardiente poder de la superación”, donde cuenta su vida en relatos breves, brinda algunos consejos útiles y prácticos a los jóvenes, constituyéndose en una obra de un boliviano para los bolivianos, que no se sale de contexto al ser una experiencia vivida en su propio país. Muchos piensan que para superarse y conquistar sus sueños deben salir de su patria y hacerlo en tierras extrañas, sin embargo a través de este texto se demuestra que más allá del contexto, se pueden alcanzar objetivos sólo con esos tres elementos que llevaron a Ingala a la cima del éxito.

Al usar palabras sencillas, el autor consigue llegar al corazón de las personas, que lloran junto a él sus penas, se alegran con su felicidad y festejan sus logros, inspirando a los lectores a soñar sus propios sueños, a trazarse sus propias metas y a buscar su propia superación.

Fuente: LA PATRIA
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