De momento en los hospitales y consultorios policlínicos de la Caja Nacional de Salud (CNS) en las ciudades de La Paz, Cochabamba, Potosí y Tarija está en función el sistema de “control Social” a cargo de jubilados elegidos y debidamente acreditados para controlar que los asegurados reciban atención de calidad y calidez en todos los consultorios y por supuesto cuando se trate de intervenciones quirúrgicas, hospitalización y rehabilitación.
En realidad se informa que la Caja de Salud es pionera en la vigencia de este tipo de control encomendado a delegados del sector pasivo, que a su vez reciben cierto tipo de capacitación para cumplir eficientemente su tarea de “fiscalización” de servicios, además de reportar denuncias de ciudadanos asegurados que recibieran mal trato o fuesen víctimas de actos irregulares.
Hay algo que se cuida en la selección de los encargados de ejercer control y es que no deben tener ninguna dependencia con la entidad, menos con ejecutivos que estuviesen en funciones y resultaren familiares, este trabajo de los jubilados es voluntario y no tiene ningún tipo de remuneración económica, por lo mismo garantiza una tarea de control sin interferencias.
Cuando se evalúan las quejas, el mayor número de éstas se relacionan con ciertas actitudes de prepotencia y maltrato de médicos y enfermeras, como si fuera poco impuntualidad en el cumplimiento de labores en consultorios en cuyas puertas y salas de espera se produce una penosa espera por parte de los enfermos “pacientes”.
En el caso específico del Hospital Obrero en nuestro medio, se sabe de la vigencia de un “menudo directorio” de control integrado por jubilados de diversos sectores laborales que cumplen turnos en días y horas determinadas precisamente en defensa de los derechos que tienen los asegurados.
Sin embargo, hay detalles que no pueden salvar los “controles” y es que en ese como en otros centros fallan aspectos de implementación adecuada de consultorios de especialización. Increíble, pero en el principal centro hospitalario de la CNS en la ciudad existe un solo equipo para realizar ecografías a pacientes externos y a internos u hospitalizados en el mismo centro, de ahí que la mayoría de personas deben esperar más de quince días para tener una ecografía. Dos médicos trabajan a tiempo extremo, en dos jornadas, incluyendo emergencias, pero no es suficiente salvar la demanda de estos servicios con apenas un equipo, que cualquier día puede dejar de funcionar por su excesivo uso.
El problema de los consultorios familiares en los policlínicos no tiene muchas variantes, sucede lo mismo en todas partes, hay que hacer turnos y prolongada espera para una consulta de control rutinario, la medicación dispuesta es casi rutinaria y no puede salir del control exigido en el “vademécum” de la CNS, por lo mismo medicamentos urgentes, de cierto precio y calidad debe comprarse en farmacias externas, el alivio es paliativo y en caso de complicaciones, para obtener análisis, los pacientes deben hacer turnos desde muy temprano en las mañanas y en pocos laboratorios.
Hay un choque de acciones y posiciones, entre las obligaciones médicas y sus limitaciones, entre la buena intención de ofrecer un buen servicio y la lógica reacción de enfado de doloridos y cansados pacientes, es la rutina de tareas en los sistemas médicos de la CNS, que con la vigencia de un “control social” es también un paliativo, necesita una urgente reestructuración de servicios y una dotación de urgencia de más equipos clínicos para especialidades.
Fuente: LA PATRIA
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