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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 El Silala no es un río - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Después de 14 años de incorporado el tema de las aguas dulces de la vertiente del Silala en la “agenda oficial” del Gobierno, aún no se vislumbra ni la sombra de una solución al conflicto del Sudoeste, mientras que se mantiene postergada la causa boliviana de obtener una compensación justa y adecuada por el constante uso de aquel recurso natural que es propiedad irrenunciable e indivisible de Bolivia y que, durante los últimos 105 años, clandestinamente Chile lo ha utilizado con fines comerciales mediante un sistema construido para la captación y canalización que deja fluir el agua hacia su territorio.
La incorporación del problema en la “Agenda Bilateral” se produjo en junio de 1996, un año después de la denuncia pública que la prensa realizara en el marco de su línea de defensa de la heredad nacional, de los recursos naturales y de la soberanía boliviana, trazada por los pioneros del periodismo boliviano.
La “Diplomacia Chilena”, en el curso de ese lapso de tiempo, sólo nos ha mostrado un “terminante rechazo” al planteamiento de Bolivia, mediante su clásico comportamiento dual de indefinición que constituye una constante en la política exterior del Mapocho.
“Para Chile, las aguas del Silala escurren naturalmente por la frontera y constituyen un curso de agua sucesivo internacional, al cual se aplican los criterios sobre los usos equitativos y razonables, según el Derecho Internacional, donde Bolivia es Estado de curso superior y Chile de curso inferior”. Este concepto, así escrito en el denominado “Acuerdo Inicial” de 13 de noviembre de 2009 y firmado en Santiago de Chile por las cancillerías de ambas naciones, nos muestra claramente que el Gobierno boliviano, con la firma de su Canciller o de su Viceministro de Relaciones Exteriores, de entonces, acepta de manera explícita la propuesta a la cual se aferra la diplomacia chilena, para no reconocer soberanía plena de Bolivia, sobre aquella fuente de agua dulce.
El documento tiene una significación importante hacia el futuro, por cuanto significará la base de las negociaciones que, sobre el tema, realicen los gobiernos de las dos naciones, en un contexto que “reconoce un ambiente de mutua confianza” y que ha permitido “acercar las voluntades (de Bolivia y Chile) para profundizar los entendimientos que los pueblos anhelan, formulando un acuerdo de mutuo beneficio sobre este punto de la agenda bilateral”.
Debemos entender, quienes hemos dedicado mucho de nuestro tiempo en la búsqueda de la verdad sobre el problema de las aguas del Silala, que el Gobierno reelecto en Diciembre pasado, ha renunciado al 50 por ciento de la propiedad de los bolivianos al admitir que Chile incorpore en un documento base de negociación, en borrador, el siguiente concepto: “… constituyen un curso de agua sucesivo internacional, al cual se aplican los criterios sobre los usos equitativos y razonables, según el Derecho Internacional …”. Con esta afirmación se está reconociendo, de manera taxativa, que el Silala es un río y que el trazo del curso de agua que sigue, lo convierte en “internacional” sujeto a las normas que rige el Derecho Internacional Público.
Nuestra línea de conducta se basa en la defensa de los intereses de la Patria y, durante los 14 últimos años, hemos trabajado en el esclarecimiento de la historia de aquella explotación clandestina que alarma a todo el país. Junto a varios colegas periodistas, hemos tratado de devolverle la voz a los pueblos del Sudoeste boliviano, cuyas provincias potosinas exigen que las aguas del Silala sean declaradas de propiedad única y exclusiva del Estado Boliviano y que Chile no sólo reconozca la compensación por el futuro uso de esas aguas, sino que pague la deuda histórica que tiene con nuestro país.
De ratificarse el concepto planteado por Chile, en el documento de negociación bilateral, habremos renunciado en forma definitiva a nuestros derechos soberanos sobre la cuenca interna del Silala, mientras que esos recursos provenientes de las vertientes situadas a pocos kilómetros de la línea de frontera binacional, en el cantón Quetena del Departamento de Potosí, continuarán fluyendo por toda una eternidad sin la posibilidad de plantear un reclamo formal a ese país.
Si las piedras hablaran, seguramente que revelarían mucho más de lo que conocemos sobre la naturaleza de los bofedales de la cuenca del Silala, el tiempo de su explotación y cómo se establecieron los sistemas de captación del recurso natural más preciado en el momento. Ni la “diplomacia” boliviana y peor la chilena, darían crédito a aquella histórica realidad de las aguas dulces que fluyen por canales construidos por los ingleses, sin compensación alguna a sus legítimos propietarios: los bolivianos.
Es importante que los potosinos que se reúnen este fin de semana, aborden el tema desde su posición y no por la asumida por los gobiernos de ambas naciones y evitar que nuestro país sea nuevamente desilusionado como lo fue en 1895, 1904, 1920, 1926, 1929 y en muchas más circunstancias que terminaron siendo adversas a la causa marítima de Bolivia.
Similar actitud asume Chile, cuando se trata de analizar los problemas del Lauca, Cerro Capitán, Aguas del Silala, etc, etc.
(*) Es Periodista
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