Jueves 14 de agosto de 2014
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El pasado 6 de agosto, la prensa argentina difundió la protesta del ministro de economía argentino, Axel Kicillof, porque el gobierno del presidente Obama "no le pone límites al juez" estadounidense, Thomas Griesa, a cargo de la causa de los llamados “fondos buitres”, y cuya jurisdicción fue aceptada por el gobierno argentino. El Ministro, al cuestionar al magistrado Griesa, no evitó el lenguaje tosco: "Esto parece joda”.
Lo que podría ser tomado sólo como un gazapo del jerarca argentino, tiene trasfondo. Coincide con la convicción de varios personajes autoritarios de que es lícito, al ejercer el poder, “poner límites” a los jueces, influyendo para que sus fallos favorezcan los intereses políticos del oficialismo.
Aunque ya es de conocimiento general, vale la pena recordar que uno de los elementos de la democracia es “la separación e independencia de los poderes públicos”, como lo establece la Carta Democrática Interamericana (Art. 2), y que “la independencia del poder judicial es fundamental para el buen funcionamiento del Estado de Derecho. Es una precondición para la aplicación imparcial del derecho –a toda persona por igual– y es un componente esencial en el fortalecimiento de los poderes judiciales de América Latina”. (Fundación para el Debido Proceso).