Es sorprendente la cantidad de talleres textiles manejados por bolivianos, pero en la Argentina, son nada menos que cien mil y generan más de 3 millones de empleos. El informe corresponde al dirigente de la Confederación de Mediana y Pequeña Empresa Boliviana Argentina (Conamype Bol-Arg) que funciona en la capital argentina y aglutina a los empresarios bolivianos que se asentaron en el país vecino.
El representante de los bolivianos textileros junto a productores confeccionistas estuvo de visita en una Feria Textil Internacional que se desarrolló en Santa Cruz, donde se mostró el producto que sale de los talleres controlados por bolivianos residentes en la Argentina donde, se dice, existen las condiciones necesarias para el desarrollo del negocio particularmente de las confecciones y que por el volumen de producción estaría ocupando hasta un 80 por ciento del mercado de una variada línea de textiles en el país vecino.
Por el número de trabajadores que contempla este negocio en crecimiento permanente, se menciona más de 3 millones de trabajadores, se supone una buena cantidad de migrantes bolivianos y otro considerable contingente de argentinos que estarían satisfechos de disponer su mano de obra en las empresas que controlan emprendedores bolivianos.
No se niega que exista un “mercado negro” laboral y que también se detectaron innumerables irregularidades en “talleres clandestinos” en los que se explota a bolivianos que son reclutados bajo condiciones infrahumanas, varios de esos “talleres” han sido cerrados, sus trabajadores han pasado a los que funcionan en márgenes de legalidad social, muchos trabajadores han retornado al país defraudados en sus expectativas laborales, pero un enorme contingente de residentes bolivianos dan fuerza a una organización reconocida en la actividad del rubro de confecciones.
La presencia de un alto número de bolivianos en la Argentina no es novedad, pero saber que de estos residentes un buen número se ha convertido en pequeños empresarios y manejan como cien mil talleres de confección textil es un hecho admirable por el factor multiplicador en la creación de empleos y en el movimiento económico que producen al exponer capitales en tierra extranjera, pero en la que pese a ciertas trabas burocráticas para su reconocimiento legal, encuentran condiciones más ventajosas que en su propia tierra para trabajar y progresar, favoreciendo además a centenares de sus compatriotas.
Este hecho es patético en lo que atañe a condiciones favorables para el desarrollo de actividades productivas, allí donde es posible arriesgar un capital y tener la certeza de que esa inversión proporciona utilidades legales y abre posibilidades de constante crecimiento, bajo reglas de juego, que seguramente son menos duras o más flexibles de las que rigen en nuestro país, pues si así no fuera no habría razón de migrar con capital y todo a tierra vecina.
Este hecho que se presenta con características especiales, con la presencia de productores bolivianos radicados en Argentina que visitan su país para exponer su producción en una feria internacional, tiene un sentido de abierto reto a las autoridades nacionales, para examinar el tema y establecer las causas que permiten esa fuga de gente y capital, que podría retornar si se les diera las condiciones favorables de incentivos, garantías y seguridad de mercado interno y facilidades de exportación.
Este hecho conocido circunstancialmente hace pensar que está faltando una política más definida en el Gobierno que favorezca la producción de la Mypes y en esa proyección se “rescate” a bolivianos que producen fuera y que podrían hacerlo en su país con mejores condiciones y beneficios.
Fuente: LA PATRIA
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