Oruro se conmocionó con la noticia de la muerte del padre Doménico Sartori, más conocido como el padre “Nico” quien por muchos años fue el rector del Santuario de la Virgen del Socavón y un hombre que amó mucho a este pueblo, con el que se identificó.
El padre “Nico”, como le decían, falleció a los 75 años de edad, a causa del cáncer, contra el que por muchos años luchó y aguantó con una paciencia de santo, tanto sufrimiento sobre todo los dos últimos meses.
Una persona bastante allegada a él, fue el padre Jairo de Jesús Salazar, quien pide al pueblo orureño recordar al padre “Nico” como era, un hombre humilde, lleno de alegría en el espíritu y que trasmitía esa alegría en el diario vivir, incluso con su enfermedad, porque además sufría de presión alta, pero no hacía notar.
“Fue un hombre servicial como pocos, generoso como más pocos todavía, tenía un estilo de servicio inspirado en la Virgen, a la que mucho amaba, un hombre de una alegría maravillosa que la contagiaba siempre, cuando iba con los niños de las familias necesitadas; se daba modos para conseguir en Italia ayuda, y eran cerca de 200 personas a las que ayudaba y lo hacía en silencio”, expresó el Padre Salazar.
Sostiene que el padre “Nico” tenía una misericordia en el corazón como la del Padre Bueno del Cielo, con el que ya está; fue una persona que leía mucho sobre la historia de Oruro, sobre el Carnaval del que participaba con entusiasmo, alegría, fe y devoción.
El padre Jairo recuerda que el religioso, de manera muy espontánea inició su participación en el Carnaval, pues al ver ingresar a la Avenida Cívica “Sanjinés Vincenti” a la Fraternidad Artística y Cultural La Diablada, agarró una guadaña que era de una obra de teatro, y dijo –me voy, voy a bajar a bailar– y ya en la Avenida Cívica se unió a la “Frater” con esa alegría que conmocionó a todos y arrancó aplausos y sonrisas, y entonces ya después como que lo institucionalizó y lo hacía con un cariño inmenso.
Fue un ejemplo de inculturación, de amor al lugar donde el Señor le puso, preocupándose por embellecer el Santuario; dirigió la restauración de la torre del campanario que estaba deteriorada, y sobre todo dejó dentro del Santuario la obra maravillosa del Juicio Universal, “cuando entremos al Santuario al mirar la obra tendremos un pensamiento del padre Nico”, recuerda el padre Jairo.
Estuvo en muchos países, por lo menos 30 años o más en Chile, luego en Bolivia en el Santuario de la Virgen del Socavón vivió 13 años, más unos 6 en Cochabamba y el último servicio lo prestó en Argentina.
El cáncer que padecía, lo detectaron cuando él aún vivía en Oruro, pero su discreción fue tal que el pueblo no lo sabía.
“Estoy seguro que hoy intercede por nosotros para ayudarnos a ser mejores, a construir un mundo mejor desde el amor, desde la sencillez, la humildad, el servicio alegre, generoso y entusiasta, y sobre todo en la misericordia para comprendernos los unos a los otros, y ayudarnos a crecer como iglesia. Estos ejemplos a nosotros nos desafían para ser mejores, para erradicar envidias, para erradicar maledicencias, tantas cosas que nos dañan en la sociedad, creo que la vida de padre Nico como ejemplo de servicio de alegría y generosidad es un desafío para que todos los orureños que tenemos todas estas potencialidades las desarrollemos a la luz del evangelio, y bajo la tierna mirada de la Mamita del Socavón”, manifestó el padre Jairo.
Fuente: LA PATRIA
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