Miercoles 06 de agosto de 2014
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Cada año en el aniversario de la independencia de nuestra República, se formula el propósito de vivir teniendo como base la conciencia de país y la vocación de servicio; un propósito que, de cumplirse, cambiaría totalmente el devenir del país.
A 189 años de vida republicana, sólo cabe reiterar el propósito de amar y servir al país; hora de prometer un actuar digno con trabajo, honradez y responsabilidad; tiempo de sentir que el país debe primar sobre cualquier interés; finalmente, la vocación de servir efectivamente al pueblo y hacer de la institucionalidad el mejor medio de vida de gobernantes y gobernados.
En 189 años, muchas generaciones han sufrido frustraciones, decepciones y angustias por lo que padecía la patria: hubo pérdidas territoriales; debido a una invasión chilena a nuestro territorio, se perdió el acceso al océano Pacífico; se deterioró la imagen del país por causa de golpes militares que troncharon procesos democráticos y hasta se impusieron doctrinas ajenas al país con la vigencia de “procesos revolucionarios” que no cambiaron lo malo que estaba vigente porque sus protagonistas no quisieron cambiar su modo de vida y de ser y, por el contrario, utilizaron al país en bien de partidos políticos y de intereses subalternos.