La delincuencia y el narcotráfico crecen

La información cotidiana da cuenta del incremento de la delincuencia y el crecimiento del narcotráfico en la región y se advierte que ésta podría llegar a límites extremos, cuando unos “hábiles” ladrones de quinua, primero eliminaron a los canes que tenían los propietarios en las viviendas de donde se llevaron el cereal, quizá por ser el “grano de oro”. Empero esa no es la única noticia que alarma y alerta a la población, sino también que 27 ciudadanos fueron aprehendidos en la región fronteriza cuando pretendían llevar a Chile 1.2 millones de dólares, situación que a la fecha no se aclaró, lo mismo que el permanente comiso de droga a “mulas” del narcotráfico que pasan por Oruro rumbo a Chile.

Recién el 26 de julio los policías antidrogas en dos operativos incautaron 49 capsulas y cinco paquetes de cocaína, que sumada dio 4.600 gramos, droga que debía ser llevada hasta Chile para su entrega y posterior comercialización en países de Europa, donde el valor del alcaloide se multiplica y adquiere un significativo precio. Así el circuito coca-cocina ha establecido en Oruro su principal centro de operaciones, por ser la región de paso de la droga que se fabrica en el Valle Alto de Cochabamba y la que ingresa por la frontera del Desaguadero desde el Perú, habiéndose incautado importante cantidad de cocaína que ha sido incinerada, lo que también preocupa a las autoridades policiales.

El problema de la droga también atinge a la juventud, puesto que dos jóvenes y una señorita fueron sorprendidos recién por las cámaras de seguridad consumiendo marihuana en inmediaciones del Parque “Eduardo Avaroa”, más conocido como el parque de los enamorados, siendo capturados por la Policía para dar cuenta de ese hecho a sus padres. Si el consumo se incrementa tendremos que lamentar hechos como los que comienzan a registrarse en Santa Cruz y son la cotidianidad de Colombia, donde el ajuste de cuentas por problemas de droga es cada día más frecuente y la delincuencia siempre está en aumento para consumir drogas.

El consumo de drogas por adolecentes no solo perjudica a los que usan los alcaloides, sino que genera serios problemas en las familias de las víctimas que resultan ser por lo general jóvenes de familias humildes que son inducidos a delinquir para robar incluso a plena luz del día dinero, celulares y tener por víctimas a otros jóvenes y señoritas, en su mayoría estudiantes. El uso y consumo de drogas es el flagelo de nuestra sociedad, pero otorga grandes utilidades a quienes operan desde la clandestinidad para obtener importantes recursos económicos que luego se traducen en nuevas edificaciones urbanas, venta de electrodomésticos, bebidas alcohólicas y otros productos, entre los que figuran automotores, que ahora en el país son conocidos como “chutos” por estar indocumentados y que según cifras oficiales superan las 44.000 unidades, mientras que por declaraciones de un diputado conocedor del negocio serían más de 100.000 los autos internados ilegalmente al país desde Asía por Chile.

El movimiento económico directo de 1.2 millones de dólares por parte de 27 ciudadanos, supera un registro normal de fondos económicos para el turismo, el comercio y hasta para “sacar dinero afuera para tener una cuenta en la banca extranjera”, puesto que ya en Bolivia ninguna operación de “blanqueo” está permitida por las regulaciones que se tienen para inversión y las operaciones en el sistema bancario que obliga a efectuar una declaración jurada por depósitos superiores a los 10.000 dólares.

Algo tiene que estar sucediendo para que estos importantes inversionistas manejen de forma directa su dinero y realicen la circulación de dólares sin utilizar servicios establecidos, además arriesgando al extremo su “capital” y hasta andan exponiendo su vida, porque fácilmente podrían ser víctimas de un asalto, si avezados delincuentes se enteran que viajan llevando mimetizado en su cuerpo el dinero que seguro servirá para hacer algún negocio en Chile.

La realidad económica cambia en la región y en Oruro lamentablemente estamos viviendo de economías subterráneas como el contrabando que son los ilícitos aduaneros a lo que se suma la “triangulación” para la internación de mercaderías, el narcotráfico que desde hace mucho tiempo utiliza como ciudad de paso a nuestra capital y algunas provincias, además del “juqueo”, robo de minerales” que resulta ser también algo que se produce como efecto del consumo de drogas por parte de algunos jóvenes en zonas de producción minera.

Las autoridades deben intensificar sus tareas de represión y control de estos delitos que se convierten en el cotidiano vivir y que acostumbra a la población a ver como algo ya conocido puesto que el incremento de la delincuencia no sólo se podrá frenar con mayor patrullaje de efectivos policiales, sino con tareas concretas de educación, prevención y orientación a los estudiantes de las escuelas y colegios, así como en las universidades para evitar que los jóvenes sean víctimas de potenciales delincuentes que operan con preferencia en el altiplano central de nuestro país. Ojalá estemos a tiempo para salvar a nuestra juventud de las engañosas y delincuenciales prácticas de unos pocos que corrompen a importante número de personas que son víctimas por su situación de pobreza.

(*) Periodista

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