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Domingo 03 de agosto de 2014

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Revista Dominical

Entre charla y charla:

Padre Nico Sartori: “Es imposible olvidar a Oruro, porque amé a ese pueblo”

03 ago 2014

Por: Edson López y Aquino - Un ciudadano común

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Tomándonos un café (o tintico como diría Jairo) junto con su hermano José Sartori, Nico empezó a recordar su infancia en su ciudad norteña de Lombardo, al norte de Italia.

“¿Recuerdas José (le dijo), una vez nos reímos mucho cuando la mamá nos contó el episodio de la segunda guerra mundial? Mira te cuento (dirigiéndose a mí)… Yo estaba en una escuelita, alejada de mi casa, algo así como las casitas del campo de aquí. Tenía que caminar un largo trecho.

Era tiempos de la segunda guerra mundial, y pasó que mientras caminaba, vi pasar muchos tanques alemanes y uno de esos tanques se paró delante de mí y un soldado me levantó.

Luego de repente golpearon mi casa… salió mi mamá y se espantó (se pone a reír), imagínate… que un soldado alemán le lleve a tu casa a tu hijito (sigue riendo), mi madre estaba espantada y para rematarlo, yo les decía: adiós… gracias por traerme.” (Reímos todos)

Fueron una de las tantas anécdotas que contaba Nico, recordando siempre su tierra, su familia, sus trabajos, en fin… todo lo que para él le dieron unas enseñanzas.

Llegó al Santuario del Socavón y fungió como Rector, una tarea tan loable y a la vez tan responsable, sobre todo al querer proseguir la misión que dejó su antecesor Alfonso Masignani. Pero se puso manos a la obra.

Lo que más le gustaba y le llamaba la atención de Oruro, era el Carnaval. ¿Diablos que bailan para la Virgen y que entran a la Iglesia?, decía. Pero fue entendiendo el gran valor cristiano del Carnaval, un valor que pocos sacerdotes descubren.

Logró remodelar la antigua torre del Santuario y gestionó ayuda económica. Fue parte importante para la creación del “Juicio Universal”, el gran mural en la nave oeste del Santuario y se animó a mandar una invitación para la inauguración al Presidente de entonces Carlos Mesa.

“Rollista” de los Cursillos de Cristiandad y un gran guía espiritual de ese movimiento, lo primero que preguntaba a alguien era “¿Y cuándo vas a ir al cursillo?” y hacía todo para que esa persona vaya.

“En Oruro aprendía muchas cosas, será imposible olvidar a esa tierra. No sólo cumplí mi labor como cura, sino que aprendí a solidarizarme con el pueblo.”

En la época en que Oruro no tenía un Obispo, un rumor se fue expandiendo por la ciudad. “Parece que el Padre Nico, va a ser el nuevo Obispo”, decían las murmuraciones dentro de los templos más que en las calles de Oruro.

A lo que Nico respondía con su singular picardía: “Claro que seré Obispo, y luego seré Papa”.

Muchos nos quedamos con el gusto de que Nico fuera Obispo, la idea y el sentir no eran descabelladas, pero pudo más la decisión de Benedicto XVI en Roma que el sentir del pueblo de Oruro.

Fue el que trajo al flamante Obispo de Oruro Cristobal Bialasik al Santuario un domingo por la tarde, le dio un recorrido turístico por la obra que hacían sus hermanos Siervos. Publicó en el entonces boletín “El Chiru Chiru” un editorial dedicado al nuevo Obispo de la Diócesis.

Consulté hace poco a Mons. Braulio (ex Obispo de Oruro) ¿Por qué el Papa demora tanto en darnos un sucesor tuyo? y ¿sabes que me contestó?: - Es qué no es fácil encontrar a uno que esté a la altura de Braulio. Escribió Nico en su editorial.

“Verás querido Obispo, que con nosotros te hallarás bien. Trataremos de ser buenas ovejitas (…) No te daremos muchos problemas ¡Unos pocos no más! (…) Estaremos orando por ti.” Finalizaba en esa editorial.

En los problemas de la famosa “Guerra del Gas”, Nico fue el que animó a sus hermanos frailes a llevar alimentos al sector de Caihuasi y Caracollo. Recuerdo las enormes ollas que cargamos a su movilidad.

Hubo una gran concentración de los marchistas para ir a La Paz y se reunieron en la Avenida Cívica; en tanto en el atrio del Santuario Nico bendecía autos y pasó que poco a poco los marchistas para hacer bendecir sus estandartes, agua y alimentos. Nico les dijo: “Que la Virgencita traiga la paz a Bolivia y todo salga bien”.

Y finalmente Nico se consagró como orureño, cuando por cuatro años bailó en el Carnaval Patrimonial y lo hizo del personaje de la muerte.

En el Sábado de Peregrinación en la mañana Nico pidió buscar un palo, algo parecido al mango de la escoba. Encontraron el palo y se acercó donde Padre Sebastián y le dijo:

“Sebastián ¿entre tus cosas del teatro no tendrás algún material para hacérmelo una guadaña?”. Y así improvisando una guadaña ingresó en el Carnaval.

Ese año ingresó desde la Avenida Cívica; impactó a todos cuando bailó con su sotana representando al personaje de la muerte. La Avenida Cívica se puso de pie y aplaudía al fraile. Así lo hizo durante tres años más y desde el inicio del recorrido. Tres años en la Fraternidad Artística y Cultural “La Diablada” y un año en la “Auténtica”, cuando los mañazos cumplieron su centenario. Además debemos contar la participación de Nico en las demostraciones de “La Frater” y de la “Urus”.

Pero Nico también fue muy fuerte en sus decisiones. Cuestionó al Alcalde de entonces y al Concejo Municipal hacer cumplir la ley seca del Carnaval, y se opuso tajantemente al asentamiento de poncheras y cerveceras en el atrio del Templo.

Con Jairo de Jesús, editaron “La Peregrinación Hecha Danza”, el primer documental sobre el Carnaval desde la mirada del Santuario, logrando ser uno de los trabajos más serios sobre investigación de la Entrada de Peregrinación. En el año 2008 Nico fue cambiado de destino y Argentina sería su nueva casa. “Tengo dolores de parto, ya que pronto partiré”, decía.

Su partida a todos nos dolió mucho ya que lo queríamos tener por más tiempo con nosotros. El Municipio lo nombró “Hijo Predilecto” de la ciudad y en el acto también fue reconocido por algunos Conjuntos Folklóricos y la Asociación de Bandas.

Partió en el tren con su típica nariz roja de payasito y su infaltable acordeón mientras la Banda de la Policía Departamental tocaba el “Ya va partir el tren caballero… ya va partir el tren”.

Nico se encuentra ahora en Italia, ya con los años encima y con su salud no muy buena, pero siempre con ese espíritu alegre y servicial. Los que compartimos con él, nos sentimos agradecidos con la vida por esa hermosa experiencia.

En mayo recibí su último correo electrónico y me decía:

“Reza por nosotros. Mira hacia quienes intentamos tener olor a ovejas. Mira a los pastores que siguen las huellas - “las m…” de las ovejas - no para difundir las cagadas de las ovejas, si no a aquellos que saben compenetrase con los olores de ellas: olores sanos, balsámicos, puros, humanos, de los cuales todos más o menos estamos compenetrados.

Chau, hermanito. Te aprecio y quiero.

Saludos a todos los tuyos...

Padre Nico”

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