El Banco Central de Bolivia (BCB) publicó recientemente el Reporte de Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional correspondiente al primer trimestre del año en curso, mostrando la efectiva evolución de lo que significa la Inversión Extranjera Directa (IED) en nuestro país que creció en un 31 por ciento con relación a igual periodo del pasado año.
Los montos exhibidos en el reporte del BCB, muestran que en el primer trimestre de este año se recibieron 574,1 millones de dólares, mientras que en la gestión del 2013 esa inversión extranjera fue sólo de 438,4 millones de dólares.
Otro dato importante señala que de “cada diez dólares que son invertidos en el país por empresas privadas extranjeras, seis dólares se destinan al rubro de los hidrocarburos”, eso significa 365,9 millones de dólares el 63,7 % del aporte externo, mientras que comparativamente la minería captó inversión externa por un monto de 83,8 millones de dólares que es apenas el 14,6 % del aporte internacional a los rubros de explotación de nuestros recursos naturales.
Estos datos que provienen del ente emisor nacional muestran una realidad que incluso para algunos dirigentes políticos del mismo partido oficialista son desconocidos, particularmente cuando atacan a la inversión extranjera, la critican y la rechazan, pareciera que ignorando premeditadamente que con tales recursos reconocidos como los de IED se impulsan los más importantes proyectos de exploración y explotación de nuestros hidrocarburos.
Hay que aclarar que otros montos no menos importantes se distribuyen en los sectores de la industria, el transporte, almacenamiento, comunicaciones, comercio y electricidad sumando más de 124 millones de dólares, lo que es reflejo fiel de admitir inversiones externas y utilizarlas convenientemente en los rubros más activos de la dinámica productiva nacional.
Es necesario mencionar estos hechos de la economía nacional para desvirtuar algunos estereotipos de la política extremadamente ideologizada en contra de los capitales foráneos, además de hechos circunstanciales en los que también se habla de aplicar “nacionalizaciones” particularmente en el sector de minería, cuando lo ideal sería abrir más puertas a la realidad financiera de nuestra economía para encarar verdaderos proyectos, desde los medianos hasta los considerados “mega emprendimientos” de la minería y la metalurgia en el país.
El fomento a las inversiones tiene que ser parte de una política específica en el sistema financiero nacional para que la IED se incremente, se amplíe a rubros más particularizados en el crecimiento de nuestras regiones, donde hay necesidad de diversificar los rubros productivos, por ejemplo en la agricultura, la ganadería, el turismo y la artesanía. Por lo que se sabe hay importantes consorcios extranjeros que están buscando “colocar” sus capitales para ser parte de proyectos societarios, si es necesario, con los gobiernos que tienen políticas definidas para ese efecto.
Un organismo internacional como el Banco Mundial (BM) a través de su representante residente en Bolivia, ratificó de manera pública que la “economía boliviana estará entre las de mayor crecimiento en América Latina en la presente gestión”. Está la confirmación de que las posibilidades financieras a través de una adecuada combinación de operaciones, con capitales del Estado y la IED, surten efectos altamente rendidores la prueba está en el movimiento del sector petrolero, el que más regalías genera para el país.
Lo importante es que no se alteren los programas económicos identificados por su procedencia y que se eliminen las interferencias discursivas de política partidista, que desorientan a la población y generan condiciones adversas a un proceso de provecho común en el país.
Fuente: LA PATRIA
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