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Domingo 20 de julio de 2014

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Cultural El Duende

La gloria efímera del escritor Daniel Pérez Velasco Breve aporte a la historia intelectual boliviana

20 jul 2014

Los escritos de cada época nos ofrecen una amplia gama de descripciones acerca de la vida cotidiana, sus valores, normas y creencias de orientación. Pero también nos presentan una evidencia social que lleva adjunta sus miedos, sus prejuicios, sus pasiones, sus ambiciones y hasta sus desgarramientos sociales y existenciales. A principios del siglo XXI se puede apreciar de manera más clara que antes las preocupaciones de los estudiosos en ciencias sociales. Así podríamos esclarecer los orígenes de la expresión “la mentalidad chola en Bolivia” y quitarle su tufillo de discriminación étnica y racial.

Uno de los nombres que se fue desvaneciendo con el tiempo dentro de los círculos académicos es el escritor Daniel Pérez Velasco. Los datos biográficos y su producción ensayística son de difícil localización en la actualidad. La fecha y lugar de nacimiento que nos proporcionan el historiador Josep M. Barnadas y el polígrafo Elías Blanco, es que nació en Loreto (Beni), 1901 y falleció en Santa Cruz de la Sierra en 1986. Por otro lado, el historiador Juan Albarracín Millán afirma que Pérez Velasco nació en 1900 y murió en 1968. Los escritos de Daniel Pérez Velasco llevan los siguientes títulos: Las escuelas racionalistas en Chile, Crónicas de la vida inquieta (1926), La mentalidad chola en Bolivia (1928), Las parvas de humo (1928), Agua torrente, Máscaras criollas, Páginas de amor y rebeldía, El espíritu del hombre en la América precolonial, El fantasma del separatismo y El oriente (1939).

A pesar de tener tantos escritos, a principios del siglo XXI es ahora un autor totalmente desconocido por los investigadores sociales y la población boliviana en general. Tal es el caso de la comunicadora Ximena Soruco que publicó La ciudad de los cholos. Mestizaje y colonialidad en Bolivia, siglos XIX y XX (segunda edición 2012). La autora en su estudio hace un recorrido por los escritos de Alcides Arguedas, Enrique Finot, Adolfo Costa du Rels, Armando Chirveches, Raúl Salmón de la Barra. La investigación de Soruco se adscribe de manera muy convencional a los autores acreditados por la historiografía boliviana. Una de las flaquezas de la temática abordada por Soruco es que cae en academicismo habitual y no rastrea rigurosamente a muchos otros autores contemporáneos de Arguedas, Finot, Chirveches. Para la autora de La ciudad de los cholos, el escritor Daniel Pérez Velasco es un total desconocido. Así mismo, las tesis centrales, tanto en su parte introductoria como en la conclusiva, son confusas. Por ejemplo, la parte concluyente de Soruco acaba citando profusamente trozos de la novela Felipe Delgado del poeta Jaime Saenz y reproduce una canción íntegra del grupo de rock Atajo. Según Ximena Soruco, el poeta Jaime Saenz y el grupo de rock Atajo serian el compendio cabal para la mejor comprensión de lo mestizo en la actualidad.

El ensayo de Daniel Pérez Velasco titulado La mentalidad chola en Bolivia. (Al través de un siglo de vida democrática), tuvo tres ediciones consecutivas: la primera en 1928, la segunda en 1929 y la tercera en 1930. La modesta publicidad para promover el libro produjo intriga y desconfianza. Los políticos de la época “creían que se trataría de un insulto directo a las clases pobres de Bolivia”, nos informa el autor. La recepción académica tuvo al comienzo una aceptación discreta, pero luego vinieron el odio, el desprecio, la repugnancia del sector intelectual, sobre todo –dice el propio Pérez Velasco– de los partidarios pseudoizquierdistas. Las librerías de La Paz “se repartieron un buen número de ejemplares para la venta”. Apenas transcurrieron cinco días de la circulación del texto (primero de mayo de 1928), varios empleados de la Sección de Investigaciones –policía secreta de la época–, conminaron a los libreros a que no vendieran el libro, amenazándoles con represalias y decomiso inmediato de los ejemplares existentes. En la tarde de ese mismo día Daniel Pérez Velasco afirma que recorrió las distintas librerías de La Paz. Cuando él autor visito la editorial Renacimiento, “los empleados de esta casa me recibieron alborotados por los sucesos con la policía”. Posteriormente Pérez Velasco pasó por las librerías Atenea, Cervantes y Arnó Hermanos, y prácticamente le sucedió lo mismo. Según Daniel Pérez Velasco la orden de restringir la circulación de su texto provino del Prefecto del Departamento de La Paz. Tras una larga peregrinación para pedir una audiencia con el prefecto, este le respondió: “La presión contra los libreros era una medida preventiva, mientras la clase militar que se creía ingenuamente ultrajada en el libro tomaba una determinación decisiva en contra del autor”. El ensayo de Pérez Velasco salió a la luz perseguido y censurado por las esferas de poder. Este hecho se repetirá posteriormente con Porfirio Díaz Machicao al publicar Los invencibles en la Guerra del Chaco (1935) y Jesús Lara con Repete: Diario de un hombre que fue a la guerra del Chaco (1937), entre otros. Estos dos textos fueron censurados abiertamente por los regímenes imperantes.

La recepción académica del ensayo La mentalidad chola en Bolivia causó –según Pérez Velasco–, “la conmoción del gallinero”. La opinión pública una vez anoticiada de la censura, atropello e incautación de ejemplares, empezó a comentar el libro, interpretándolo de diferente manera: imparcial o apasionadamente. Algunos lo condenaron como antipatriótico arrojando lodo sobre el autor y la obra. Otros se plegaron a las ideas de Daniel Pérez Velasco. La figura del escritor iba en un ligero ascenso de prestigio en el campo de las letras. Pero según el propio autor fueron más las críticas encarnizadas contra el libro. “Al encontrarme con el cuerpo casi reventado, en el lecho del dolor y del abandono […], dos damas se unieron conmigo”. Daniel Pérez Velasco hace referencia a Martha y Natividad Mendoza. La primera hija y la segunda hermana del escritor Jaime Mendoza. Por otro lado, el sector universitario hizo defensa de la actitud censurante y no así del autor: “La universidad que abriga a gran parte de la juventud estudiosa sería la llamada a estar de mi lado. Y no por simpatía conmigo, sino por defender el libre pensamiento”.

El periodista Julio E. Calderón, en Libros y comentarios (1929), hace una pequeña reseña del libro La mentalidad chola en Bolivia y nos describe a un autor joven (posiblemente publicó a la edad de 27 años), con altos valores morales y combativos. Calderón afirma: “Sus juicios son severos, son latigazos que se desatan sobre la carroña de tantos hombres”; “Creemos que se apasiona, se ofusca y yerra, tal vez con más frecuencia que otros, ya que su juventud no le refrenda, le abandona su serenidad y su cultura poco firme, aún tambalea” y: “Su obra literaria aún debe emprender un largo recorrido, fatigoso y perseverante”.

Las 140 páginas de La mentalidad chola en Bolivia son material relativamente vasto para analizarlo en pocas líneas. El libro trató probablemente de generar un debate interno sobre la tesis principal, empezando por el título provocador que acuñó el autor. Daniel Pérez Velasco afirma que existen tanto lo autóctono como los descendientes de los conquistadores. De la mezcla de ambas etnias surge la mestiza o chola. Asevera que el cholo es cruce del aventurero español y del indígena altoperuano que forma el alma nacional y es el nervio motriz que ha dirigido la vida de la república y la democracia. Empero, el autor anota: “Como no pudimos heredar las virtudes de esas dos grandes razas, nuestra vida de pueblo ha debido tomar sus defectos y vicios, sin aprovechar sus cualidades y sus grandezas”. Pérez Velasco calificó al cholo como el “elemento básico de nuestra democracia”, pero simultáneamente como el “hombre desconfiado, suspicaz, perezoso, mentiroso, irresoluto, doblegadizo e insolente”, “hábil para urdir la tramoya indecorosa”. En resumen somos para este escritor: “un pueblo extraviado y absurdo”. La geografía –sostiene Pérez Velasco– nos ha sido desfavorable, por la gran extensión del territorio, es decir, que para otros países es favorable la extensión territorial, pero no para el cholaje que no posee el concepto de patria. El cholo antes de ser boliviano ha sido paceño, cochabambino, cruceño o sucrense y como gobernante tiende a la tiranía. En el capítulo referente a la administración justicia el propio Pérez Velasco expresa: “La idiosincrasia jurídica fue forjada en todos los tejes y metejes del tinterillaje cholo, que antes que aportar méritos a la judicatura nacional, hizo de ella la entidad más corrompida y atentatoria para la sociedad”; “De las facultades de derecho salieron siempre todos los tinterillos que corrompen y despotizan a la plebe”; “En Bolivia [la justica] lo tergiversa todo, lo corrompe y lo ensucia todo”. Donde se puede rastrear, se evidencia “el absurdo, el fracaso y el disparate”, afirma contundentemente Pérez Velasco. El pesimismo de este autor se ve reflejada en La mentalidad chola en Bolivia y se afirma en cada una de sus líneas.

Pese a todo, el ensayista Daniel Pérez Velasco no es un total desconocido. Uno de los investigadores que se preocupó de este autor fue el filósofo H. C. F. Mansilla en el estudio titulado El carácter conservador de la nación boliviana (2003) donde menciona: “Pérez Velasco acarició ideas racistas con respecto a los sectores cholos y no estaba exento de inclinaciones autoritarias, pero representa al mismo tiempo al tipo de intelectual moralizante, hondamente preocupado por el destino del país”. También el sociólogo Salvador Romero Pittari (1938-2012) en su indagación sobre El nacimiento del intelectual (2009), hace referencia a Pérez Velasco e indica la agitación sociopolítica que produjo el ensayo La mentalidad chola en Bolivia. De manera similar el historiador Juan Albarracín Millán destaca que Daniel Pérez Velasco “escribió varios libros polémicos pero desordenados, siendo el más conocido La mentalidad chola en Bolivia […]. Tratándose en realidad de observaciones empíricas generales sobre algunas cuestiones sociales que más llamaron la atención al autor”.

El escritor Daniel Pérez Velasco, por su libro y por la temática abordada, es un espíritu crítico de su época que nos muestra su descontento hacia lo malo que se impone, queriendo estancar el progreso del país. Es un espejo hondamente moralista de la década de los años treinta que nos refleja lo feo, lo grotesco y fue tildado como enemigo de los bolivianos, de ser reaccionario, antipatria, pero lo que busco Daniel Pérez Velasco fue agitar la vida nacional, haciendo conocer nuestras taras, defectos y proclamando también nuestros fracasos. La obra de este autor merece un estudio desapasionado y cabe rescatar lo positivo y separar lo negativo como en toda obra humana. En Bolivia hay muchos pensadores que tristemente no tuvieron (y no tienen) resonancia en la juventud, en la sociedad y en la clase intelectual boliviana, pero como señaló Alcides Arguedas (1879-1946): “Todo escritor que no haga pensar, no sugiera o no despierte emociones es un obrero de circunstancias”. Y quien quiere generar debate y conmover a la generación joven merece una honda simpatía. Por ello intento rescatar a Daniel Pérez Velasco para la memoria intelectual de la nación.

Freddy Zárate. La Paz. Abogado.

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