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Domingo 20 de julio de 2014

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Cultural El Duende

Erika J. Rivera

El aporte de Guillermo Francovich a la difícil formación de la identidad nacional

20 jul 2014

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Primera de dos partes

“La aventura del pensamiento crítico y el goce de la creación intelectual representaron la ocupación primordial de este espíritu refinado y culto, accesible y bondadoso y no el brillo social, el éxito político o el renombre intelectual”. (H. C. F. Mansilla)

INTRODUCCIÓN

En el marco de este breve texto intento rescatar un pensamiento relativamente olvidado en la ingrata república de las letras. Se trata del aporte crítico de Guillermo Francovich al estudio de la compleja formación de la identidad colectiva en Bolivia, que puede ser rastreado en diferentes escritos de Francovich para establecer una especie de estructura lógica de la evolución de ideas en este país. En la actualidad pensar a Guillermo Francovich es pensar una parte y una tendencia de nuestra historia y de nuestro presente. Por ello es adecuado preguntarse ¿Por qué Francovich? ¿Cuáles otros autores y corrientes afines habría que investigar? ¿Cuál el sentido de pensar el presente con las ideas de Francovich? Por ejemplo la pregunta que esbozó el propio Francovich: ¿Por qué no tienen éxito en Bolivia el racionalismo en el ámbito del pensamiento, el liberalismo en la política y la tolerancia pluralista en la praxis? Por lo tanto, todo autor o todo texto pueden ser un motivo para pensarnos a nosotros mismos, un impulso para comprender el presente.

Retroceder en la aventura de la historia de las ideas es también proyectar nuestro futuro. A la luz del presente podemos avizorar la difícil construcción de nuestra nacionalidad y cómo determinados seres humanos se ven involucrados en los avatares de su tiempo. Hoy analizar a Francovich nos permite conocernos e introducirnos en las visiones que estos hombres han elucubrado y lo que han dejado para la posteridad ¿Somos nosotros la consecuencia, aunque sea indirecta, de sus concepciones? ¿Qué nos dice hoy Guillermo Francovich?

FRANCOVICH Y SU TIEMPO

El tiempo histórico y político en el que nació este pensador es denominado por Rafael Puente: “El Estado oligárquico liberal” en la historia boliviana. Esto significa que mientras Francovich nacía el 25 de enero de 1901 en Sucre, ya en 1900 se había realizado un censo nacional, según el cual Bolivia contaba con 1.725.000 habitantes, pero también con una desintegración notoria de los pueblos indígenas de Tierras Bajas, es decir una desconexión geográfica y cultural con el oriente boliviano.

El país se consolidó con el desplazamiento definitivo del centro político a la ciudad de La Paz, con una economía basada en el estaño; también se desarrolló el auge y decadencia de la goma. Francovich vivió el periodo en el que se despliegan la ideología y la política liberales. En el ámbito de la diplomacia tuvo lugar la cesión de territorio definitivo a favor de Chile con el famoso tratado de 1904. Francovich en 1929 observará de cerca el Tratado de Amistad y Límites entre Perú y Chile.

También ocurrió que en el contexto sociohistórico se dio entonces una primera manifestación de las organizaciones sociales (Puente, 2011: 356) en el marco de la producción minera ya definidamente capitalista con la expansión de un sistema de hacienda de tipo feudal. Esto coincide con la llegada de las corrientes ideológicas como el anarquismo, el socialismo y el sindicalismo, procedentes de Europa. Por otro lado rebrotan las luchas indígenas en defensa de sus tierras comunales, como por ejemplo cuando Francovich tenía 20 años el 2 de agosto de 1921 se realizó la rebelión indígena en Jesús de Machaca que fue duramente castigada. Luego, el 25 de julio de 1927 se llevó a cabo la sublevación de Chayanta, extendiéndose los departamentos de Potosí, Chuquisaca, Cochabamba, Oruro y La Paz. Así también a los 33 años de Francovich se llevaron a cabo intensas rebeliones en contra del reclutamiento para la Guerra del Chaco, por ejemplo: Pucarani en 1934. También debemos mencionar la propuesta indígena subversiva de la Escuela Ayllu, la experiencia pedagógica única de Warisata y el surgimiento del movimiento obrero y sindical. La organización sindical de las mujeres en 1927 funda la Federación Obrera Femenina. El movimiento universitario crea en Cochabamba en 1928 la Federación Universitaria Boliviana. En esta época se divulgaron en Bolivia las obras del peruano José Carlos Mariátegui y del argentino José Ingenieros. Entonces es imposible que nuestro autor no haya absorbido variadas inspiraciones del contexto de nuestra realidad nacional. Esto enriqueció posiblemente sus concepciones filosóficas y políticas en torno a la construcción de la identidad boliviana. Como vemos, un duro camino, constantes tensiones y contradicciones. Sin embargo, por la longevidad de nuestro autor aún falta mucho por recorrer en la historia de la vida, así como en la historia de las ideas para comprender a nuestro personaje. En el ámbito internacional ocurrió que cuando Francovich tenía 9 años en 1910 tuvo lugar la Revolución Mexicana; cuando él tenía 13 años hasta sus 17 años se produjo la Primera Guerra Mundial de 1918 y cuando él tenía 16 años ya se instauró el sistema socialista en 1917 con la Revolución Rusa. Él fue testigo del notable impulso de la globalización económica, así como también cuando él ya tenía 28 años llegó la gran depresión iniciada en Estados Unidos (1929). En síntesis su primera etapa está marcada por la relativa estabilidad política del país que empieza a verse amenazada por la crisis económica mundial fruto de la primera guerra mundial.

Por lo expuesto, hasta 1990 cuando él falleció en Río de Janeiro, ya había recorrido a través de su experiencia casi un siglo de nuestra historia. Entonces es indiscutible que atestiguó los acontecimientos más importantes de nuestro país. Esta es la huella que constituye su pensamiento y su accionar. Francovich tuvo que exiliarse en 1952. En el trasfondo de esta decisión se hallaba el doble escepticismo de Francovich:

(1) Él no creía que las revoluciones y las acciones violentas pudieran contribuir al progreso del país desde una perspectiva de largo plazo. Él apostaba por la construcción acumulativa de una sociedad edificada sobre el racionalismo aplicado a lo político y sobre una ética laboral de esfuerzos cotidianos y continuados.

(2) Francovich suponía que el nacionalismo revolucionario y las tendencias izquierdistas ayudarían paradójicamente a consolidar el irracionalismo y el autoritarismo tradicionales y por ello a dificultar la construcción de una identidad moderna y democrática. En ese sentido, es comprensible que Francovich se convierta en un sistematizador de la historia de la historia de las ideas en nuestro país. Él se consideraba a sí mismo –en palabras de H C. F. Mansilla– como un divulgador de ideas ajenas (2009: 220).

II. LA IDENTIDAD BOLIVIANA Y FRANCOVICH

En el ámbito de la cultura como lo expresa Carlos D. Mesa Gisbert: “El teatro es uno de los géneros literarios que cuentan con menos autores y menos interés del público en el país” (1994: 567). Entre los autores se destacan Adolfo Costa du Rels, Raúl Salmón de la Barra, Sergio Suárez, Gastón Suárez, Guido Calavi y por su puesto nuestro autor Guillermo Francovich, quien escribió sobre todo el llamado teatro de ideas, con el cual realizó un notable aporte a la construcción de la identidad boliviana.

En esta etapa surgen dos periódicos, en la interpretación de Rafael Puente: La Razón que estaba cercana al Partido Republicano y El Diario, afín al Partido Liberal (2011:348). Francovich fue premiado por El Diario, donde aparecieron sus producciones, como él mismo lo afirma:

“Mi primer encuentro personal con [Alberto] Ostria Gutiérrez se produjo en 1927. El Círculo de Bellas Artes de La Paz, en un concurso nacional, había premiado un ensayo filosófico mío. En octubre de dicho año viajé a La Paz para recibir la medalla de oro que me correspondía. La ceremonia fue excepcionalmente solemne y en ella estaba Ostria Gutiérrez, que era director de El Diario. Publicó íntegramente mi ensayo con un comentario de Waldo Alborta y me invitó a colaborar en el prestigioso órgano de prensa que, desde esa época, acogió siempre muy amablemente mis producciones literarias” (Francovich, 1974: 17).

En el ámbito de su formación y el sentido de la construcción de una pertenencia, es notorio que fue influido también por el ambiente cultural donde creció. Él señala que sentía gran admiración por el “grupo alborotado y brillante de escritores y poetas que, en Sucre, se reunía en torno a Claudio Peñaranda”. En ese entonces, él no se imaginaba que también se convertiría en escritor. Le gustaba leer los cuentos de tipo modernista, producidos por ese entorno, por la calidad de la prosa y los desenlaces inesperados.

Como ya habíamos señalado, la obra de nuestro autor se despliega en un ambiente en el que se han desarrollado la ideología y la política liberales. Esta tendencia en la historia del país es importante comprenderla porque tiene que ver con una concepción de país de la cual Francovich es parte y que ha influido en la construcción de la bolivianidad. Por ejemplo, considero importante mencionar aquí su actividad diplomática. Ya en 1929 cuando él tenía 28 años ingresó al servicio exterior de nuestro país, asumiendo el cargo de Secretario de Legación en Lima, desempeñando sus funciones bajo la dirección de Ostria. Entonces siguió de cerca las negociaciones entre Chile y Perú en referencia a Tacna y Arica. Le tocó obtener los documentos que permitían seguir los pasos de las reuniones llevadas en secreto por el Presidente peruano Leguía y el Embajador chileno Emiliano Figueroa Larraín. Se puede afirmar que la trayectoria diplomática de nuestro país tiene que ver con el problema irresuelto de nuestro derecho a una costa del Pacífico.

Otra de las participaciones de Francovich en el ámbito diplomático fue en 1934 cuando él ya tenía 33 años en la Legación de Río de Janeiro:

“Dejé Lima en el segundo semestre de 1930. Perdí todo contacto con Ostria Gutérrez, hasta que él fue designado Ministro en Río de Janeiro. Yo estaba allí en esos momentos como Consejero de la Legación y Encargado de Negocios Interino. Había ido en 1934, como secretario, cuando Carlos Calvo, que era en ese tiempo uno de los más eminentes abogados bolivianos y un notable político liberal, fue designado Ministro Plenipotenciario en el Brasil. Calvo dejó la Legación de Río de Janeiro, para participar en la Conferencia de Paz del Chaco, que se realizaba en Buenos Aires. Yo me quedé entonces como Encargado de Negocios” (Francovich, 1974: 24 – 25).

Para Francovich esta etapa es uno de los recuerdos más importantes de su vida, porque la misión en Río de Janeiro entre 1937 y 1939 tiene que ver con la política que se desenvolvió después, de gran trascendencia histórica. Hoy nos beneficiamos de las consecuencias de esos actos, porque en parte hemos logrado la vinculación con el Oriente Boliviano mediante la apertura de las vías férreas gracias a la gestión que nuestro autor llevó a cabo, negociando y concluyendo acuerdos con Brasil y Argentina.

Encontramos en esta parte de la historia una problemática irresuelta en nuestras tierras ¿Qué tipo de país queremos?

Después de la Guerra del Chaco (1932 - 1935), las tendencias nacionalistas y socialistas se hicieron casi obligatorias en Bolivia. La construcción de la identidad nacional se fundamentó en el retorno a las raíces indígenas del país, por lo menos verbalmente. El cosmopolitismo liberal y la apertura al mundo fueron desechados, al menos como cimientos del discurso de la identidad nacional. El mérito de Alberto Ostria Gutiérrez fue defender valientemente la tesis: “Bolivia país de contactos”, que significaba una integración económica, comercial y de transportes con los vecinos. Francovich fue el principal motor de esta concepción, e impulsó la construcción de líneas de transporte con Argentina y Brasil. Se trataba, en el fondo, de construir una identidad nacional abierta al mundo moderno, superando la concepción de una identidad cerrada sobre sí misma. Las gestiones diplomáticas de Ostria Gutiérrez y Francovich no fueron apoyadas masivamente en el país, sino vilipendiadas, justamente por las diferentes concepciones que en ese entonces ya existía, sean estas ideológicas, demagógicas, o tal vez porque nunca nos hemos sentado seriamente a preguntarnos: ¿Qué es lo que queremos ser? Entonces, cuando hay individuos que actúan en oposición a la inercia y a favor de la construcción de nuestro futuro, estos casi siempre son atacados con adjetivaciones que ya conocemos como vende-patrias. Resulta que hace un siglo también se discutía así en nuestro país, por ello es que arrastramos temas irresueltos. Entonces, la historia nos muestra a través de Francovich que nos hemos formado (y lo seguimos haciendo) a través de tensiones y conflictos. El sentido de reconstruir a Francovich es el de avanzar a pasos más acelerados por nuestro encuentro, por la realización del nosotros como proyecto político, aprendiendo a ser visionarios, que es el ejemplo que debemos tomar de los diferentes personajes que han atravesado nuestra historia.

Continuará

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