Deforestación y cambio climático agrandan ríos en el Cono Sur
13 jul 2014
Fuente: Asunción, 10 (EFE).-
Por: César Muñoz Acebes
Asunción, 10 (EFE).- Ocho de las diez mayores crecidas del río Paraná desde 1900 ocurrieron en los últimos 31 años, informó la entidad que gestiona la presa de Yacyretá, una estadística que refleja el impacto de la deforestación y el cambio climático, según los expertos.
Ese enorme río alcanzó este año la quinta cota más elevada registrada en la historia, debido a las abundantes lluvias en Brasil, Paraguay y Argentina, cuyo territorio atraviesa.
Las precipitaciones de los últimos meses también han desbordado los ríos Uruguay y Paraguay y las inundaciones han expulsado de sus viviendas a 245.945 personas en Paraguay, el país más afectado, según datos oficiales.
“Para nosotros está claro que es un efecto de cómo se trata la riqueza natural de este país”, dijo a Efe Marianne Hilders, especialista en gestión de aguas del Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF), una organización no gubernamental.
La experta holandesa destacó que la deforestación reduce la infiltración en el suelo de la lluvia, que en su lugar corre superficialmente hasta los cauces.
Según algunos estudios, un bosque absorbe entre cuatro y cinco veces más agua que un pastizal o un cultivo, aseveró Hilders.
Entre 2000 y 2012, Paraguay perdió el 9,6 por ciento de sus bosques, la segunda mayor tasa mundial tras Malasia, según un estudio científico publicado en la revista Science el año pasado que se basa en un análisis de imágenes de satélite.
En total desaparecieron 37.448 kilómetros cuadrados de masa forestal en el país en ese período.
En el flujo del Paraguay y Paraná también influye la deforestación en el ecosistema conocido como “cerrado”, en el pantanal brasileño, la mitad de cuya vegetación original ha sido destruida para sembrar soja y otros cultivos, según un informe de WWF.
Brasil ha endurecido sus leyes contra la tala de bosques en la Amazonía, lo que ha hecho que las empresas agropuecuarias busquen aumentar su producción derribando árboles en el cerrado, dijo Hilders.
En Paraguay, una preocupación especial es la situación en el Chaco, cuyo suelo es arenoso, por lo que la deforestación lo hace vulnerable a la erosión, al tiempo que su recuperación tras la pérdida de bosque es más lenta, explicó Hilders.
El Gran Chaco perdió 502.308 hectáreas de bosque en 2013 debido a la expansión de las explotaciones agrícolas y ganaderas, principalmente en Paraguay y Argentina, y en menor medida en Bolivia, según la organización ecologista Guyra Paraguay, que también basó su estudio en imágenes de satélite.
El otro factor en juego en las inundaciones es el calentamiento del planeta, que eleva la frecuencia e intensidad de eventos climáticos “extremos”, como precipitaciones y sequías, según los expertos.
Según la Dirección de Meteorología e Hidrología paraguaya, el río Paraguay se mantuvo inusualmente bajo durante 15 años por una sequía, que permitió la ocupación progresiva de sus márgenes. En Asunción en esas zonas bajas se instalaron los pobres, muchos de ellos venidos del campo, que ahora están refugiados en su mayoría en asentamientos improvisados en calles y plazas debido a que sus viviendas están anegadas. Los desplazados suman 83.556 en la capital, según cifras oficiales.
Fuente: Asunción, 10 (EFE).-
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