Un cruce de información que no tiene viso oficial está creando confusión en la ciudadanía orureña, incluyendo sus principales autoridades, asambleístas y parlamentarios y por supuesto el nivel de la dirigencia cívica y empresarial, porque así como se aseguró que el corredor ferroviario bioceánico pasará por Oruro, otras autoridades de viceministerios ponen en duda esa situación pero no se atreven a confirmarla, dejando una estela de dudas en la población.
Si hay algo que no se puede ignorar y que más bien debe merecer la atención preferente en los altos niveles del Ejecutivo, es la innegable posición de Oruro en el mapa geopolíticamente estratégico de nuestro país y su aproximación directa con los puertos chilenos y casi de manera natural con los peruanos, dependiendo ésta última posición de cómo se quiera ver “la jugada de presión de nuestro país, en su jugada táctica de política marítima”.
El asunto es así de sencillo, todo como efecto de la posición chilena de congelar la negociación por la vía del diálogo para tratar la demanda marítima boliviana como un derecho innegable por la naturaleza de su efecto violento de usurpación y ocupación del territorio boliviano en una guerra injusta y desigual.
Se avanzaron algunos pasos positivos, varios mandatarios del país trasandino ofrecieron soluciones prácticas al enclaustramiento marítimo de Bolivia, en la primera gestión de la presidente Bachelet se abrió una agenda de 13 puntos reconociendo la demanda marítima. El cambio de gobierno chileno congeló esa negociación y determinó que Bolivia acuda ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en busca de una solución equitativa y factible de allanar las dificultades de la política conservadora de la Moneda.
Como no se han logrado avances en esa perspectiva diplomática, desde Bolivia se alienta una variable estratégica en la política con el vecino Chile y es que aprovechando la coyuntura de gozar de una cesión territorial en el Perú por 99 años, se considera prudente trasladar el movimiento portuario que ahora se produce en Antofagasta, Arica e Iquique a lo que significa Matarani e Ilo, en la jurisdicción del Perú.
Para hacer más real ese propósito se ha lanzado la idea de construir un ferrocarril bioceánico que una el Brasil en un puerto del Atlántico con el puerto de Ilo en el Perú atravesando por supuesto por un largo trecho en territorio boliviano, propósito que de cumplirse evidentemente podría transferir el gran movimiento que gracias a Bolivia se produce en los puertos del norte chileno.
Aquí entra el ingrediente del ferrocarril internacional que uniendo puertos del Atlántico (Brasil) y el Pacífico (Perú), debe cruzar la geografía boliviana en larga extensión y debe consignar a Oruro por su ubicación geopolítica excepcional en el sentido de distribución objetivamente práctica, uniendo además sistema tri-modal que significa la carretera bioceánica y además la posibilidad de articular una vinculación aérea con un aeropuerto que será acondicionado a tales necesidades. El proyecto se complementará con la habilitación del Puerto Seco, que facilitará el flujo de embarques en ambos sentidos, facilitando importaciones y exportaciones.
Por esas condiciones es difícil pensar que el proyecto del corredor ferroviario excluya a Oruro en su recorrido. Ahora si lo importante es que quizás tengan que ser los empresarios y comerciantes que muestren con mayores elementos prácticos y reales las ventajas de mantener operaciones tanto en Chile, como en el Perú. Lo que importa es crecer sumando y multiplicando destinos comerciales.
Fuente: LA PATRIA
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