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Domingo 06 de julio de 2014

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Cultural El Duende

Desde mi rincón

Traducir (II)

06 jul 2014

TAMBOR VARGAS

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Segunda y última parte

Del desborde...

El traductor canónico de Saramago llega a unas cotas de desmadre, que pareciera que ya nada le importe ni le tenga cuenta. He aquí algunos ejemplos:

1) “y que en ellas avancé palabras críticas, tan protestativas cuanto doloridamente patrióticas” (431)

2) “ante un público tan atento cuanto formal” (474)...

Tampoco aquí puedo afirmar que en portugués sean imperativas las comparaciones ‘tanto... cuanto’ y que por ello Saramago así las haya dejado escritas; pero el español compara ‘tanto... como’. Y si así fuera, estaríamos ante un nuevo caso de calco servil: es decir, de nuevo la renuncia a traducir.

... al recochineo

En otro pasaje la traducción nos hace leer: “es también esa parte del mundo que nos lleva y trae desde antes que pudiésemos llamarnos a nosotros propios portugueses y españoles” (419). Una vez más encontramos que en portugués “próprio” puede ser “Que pertence exclusivamente a alguém”o también “Diz-se de nome que designa um indivíduo ou uma entidade única e específica”; pero a quien quiera traducir esto al español, supongo que se le ocurrirá decir “a nosotros mismos”... (salvo, ¡quién sabe!, que ‘en algún lugar de alguna Mancha... se siga empleando como puro localismo o puro arcaísmo. Y en la lengua de Saramago nada autoriza suponerlo.

“Claro que la situación de ahora no era la misma...” (402). Aquí no me parece que haya que encaramarse hasta muy altas disquisiciones para dar con la clave del despiste de traducción; es decir: estamos ante un caso evidente de falta de concordancia temporal; porque ¿cómo puede que ‘ahora’ ‘era’? O era antes o ahora es. ¿No les parece? Claro que, no por ser puro despiste, el caso deja de ser menos elocuente de cómo se ha cocinado la traducción... Y si queremos seguir siendo ‘tiquismiquis’ (“Escrúpulos o reparos vanos o de poquísima importancia”), una página antes nos topamos con un “Qué así sea” (401). ¿A quién se le habrá ‘escapado’ esa tilde? Y si sólo fuera escapatoria...; lo grave es que parece estar a tono con el conjunto del libro! Pero es que en esta antología de despropósitos, no hemos de andar mucho para toparnos con la serie “tampoco fueron Marcos, Mateos, Lucas y Juan” (400): ¿O acaso porque Marcos y Lucas sean nombres propios singulares acabados en ‘s’ también se la hemos de poner a Mateo? ¿Será para dar ‘lógica’ al lenguaje?

Un desaguisado en compañía

Porque así es el que en estos tiempos de ‘desgramatización’ a mansalva, no cesa de llevar a innumerables (mejor, a-casi todo el mundo) escribidores a ignorar, profanar, pisotear, blasfemar las dos funciones sintácticas básicas de la palabrita ‘aun’, según sea adverbio de tiempo, reemplazable por ‘todavía’ o adverbio modal concesivo / adversativo (¿lo siguen diciendo así los gramáticos del día?), reemplazable según la casuística por ‘incluso’, ‘aunque’, ‘a pesar de’, ‘ni siquiera’. La Academia española, si aclara bien el primer sentido temporal, no tiene el mismo acierto con el concesivo; pero sí imparte doctrina clara sobre su norma ortográfica: “Escríbese con acento cuando pueda sustituirse por todavía. ... En los demás casos, se escribirá sin tilde”. La traiciona eso de ‘los demás casos’, pues nos deja sin poder especificar cuáles.

Pero ¿qué encontramos en la vergonzosa traducción de Saramago? “Hoy llegó un fax arrasador: el rol de los actos previstos es tal que no tengo otro remedio. Aún así, lo que me divirtió mucho en la larga lista de compromisos que me esperan fue la información...” (94). Ese ‘aún’ acentuado (comprobadamente repetido en 147 y 644, y casi seguro en bastantes otros pasajes) viene a ejemplificar bien el desconcierto hoy campante, fruto –a su vez- tanto de la falta de claridad normativa como del óbolo de la pura práctica... sin criterio. De paso y a propósito de la frase en su conjunto, uno puede preguntarse cuál es el régimen de concordancia de tiempos que Saramago (¿o su traductor?) reconocen y acatan; porque con ese lejano ‘llegó’ de entrada, seguido de un ‘es’ y un ‘tengo’ presentísimos, para volver a continuación al pasado ‘divirtió’ y acabar otra vez con el presente ‘esperan’, debo confesar que no alcanzo a evitar cierto malestar de náutico balanceo... ¿Licencias poéticas, de premio Nobel o de traductor? ¿O el mareado resultará ser el autor / traductor?

Demasiado descuido... ¿o siguiendo la costumbre?

Cuando el más desprevenido lector lee “Me apartan del trabajo pero, como las ganas de hacerlo no han sido grandes en estos días, el prejuicio tampoco lo es” (190); de nuevo, traducción víctima de ‘falsos amigos’: porque si en portugués ‘prejuízo’ significa al mismo tiempo “Dano; perda” y “Juízo antecipado e irreflectido”, no sucede lo mismo en español, que sólo admite la acepción de “Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal”. Por todo ello, un lector que no se desentienda de lo que lee, concluye que la edición padece de una defectuosa corrección de imprenta; y de estilo; y de traducción.

Me sería muy fácil ir aumentando la lista de anomalías de traducción o de estilo; pero no vale la pena porque no añaden nuevos aspectos a los ya expuestos. En resumen, parecería que estamos ante una ‘traducción’ tan pedestre, que está hecha partiendo de esta premisa: habiendo tanta sangre común entre una lengua y otra, toda palabra o frase de un sistema sirve y tiene libre circulación en el otro. Pero quien así piensa, u obra, ¿por qué, mejor, no renuncia –por innecesaria- a la traducción’? Con este supuesto al traductor sólo le espera el suicidio.

Fin

Para tus amigos: