Lo que ahora se maneja con mucho optimismo y en la perspectiva de un futuro desarrollo comercial no sólo nacional sino también de países vecinos, tiene relación con el ferrocarril bioceánico, un proyecto de magnitud que habilitado convenientemente tocará estaciones portuarias en puertos de los dos océanos el Pacífico y el Atlántico, atravesando por gran parte del territorio boliviano.
Sin lugar a dudas ese proyecto reactiva la validez e importancia de un servicio ferroviario debidamente estructurado y que a más de cumplir el objetivo de unir extremos de nuestro continente sur, debe favorecer a toda las comunidades por donde se registre su paso, acelerado en el tiempo actual por la tracción de modernas locomotoras eléctricas, dejando para la historia aquellas que funcionaban a vapor y carbón, abriendo la ruta de las paralelas de acero.
Es innegable que allí donde registra su paso el tren permite un movimiento especial en la comunidad, ciudades intermedias o capitales de departamento en el caso de nuestra geografía. Así sucedía por ejemplo con el tramo entre Oruro – Cochabamba y viceversa, con varias estaciones donde se generaba un movimiento comercial de beneficio comunitario, que debe volver a la actividad con la reposición del servicio de trenes, carga y pasajeros pero además como en años anteriores con los ferrobuses.
En realidad este es un planteamiento de organizaciones orureñas que se repite permanentemente y que por supuesto la empresa administradora del ferrocarril nacional, simplemente lo ignora. Empero con la idea de fortalecer el servicio ferroviario, rehabilitando sus anteriores itinerarios, integrando más poblaciones y ciudades corresponde exigir el servicio hacia el valle tomando en cuenta que desde Cochabamba debería completarse otro tramo vía Aiquile para unir operativamente las redes de Occidente y Oriente.
Ahora que se pone de moda este asunto del ferrocarril, con la construcción de una nueva estación bimodal en la zona Norte de la ciudad de Oruro, vale la pena aprovechar el entusiasmo de algunos técnicos bolivianos y de los ferroviarios en actividad para concretar una estrategia de integración carrilana que sea parte del gran proyecto bioceánico.
El servicio entre La Paz y Oruro se cumple con ciertas restricciones y sirve para movilizar contingentes de turistas y comerciantes en la ruta hacia Uyuni. No debe olvidarse que esa misma vía que parte en Oruro centro ferroviario por excelencia en el país, llegaba con itinerarios normales hasta Antofagasta, en el caso de Chile, llega a Villazón y conecta al ferrocarril argentino en la Quiaca, dos destinos importantes, que en la ruta de retorno podrían llegar pasando por Oruro a La Paz, la habilitación de una conexión para aprovechar el tren hasta Arica, en el futuro estará abierta la ruta hacia el Perú.
Pero es más, por la vía Oruro – Cochabamba, el servicio ferroviario procedente del sur llegará tranquilamente hasta Santa Cruz y de ahí al puerto brasileño en el océano Atlántico, es decir una conexión objetiva de tramos en una larga ruta que movilizará comercio allí por donde pasen los rieles del progreso.
No se trata de sueños o simples ilusiones, el hecho real es que existen los tramos, hay sectores que necesitan rehabilitación y por supuesto inversión, pero los beneficios de habilitar toda esa larga ruta tendrá repercusión en el desarrollo de la vasta región, por lo mismo vale la pena insistir ahora, en reponer todo el servicio ferroviario al interior de nuestro país con las puertas abiertas a los dos océanos en sus extremos. El proyecto es absolutamente viable.
Fuente: LA PATRIA
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