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Domingo 29 de junio de 2014

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Revista Dominical

Año 5522 dentro del calendario aymara

29 jun 2014

(Una visión cultural andino-amazónica con rasgos y acento ceremonial) • Por: Aníbal Abel Alarcón Caparroz - Poeta y escritor

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Antecedentes

Una de las teorías de varias estudiadas e investigadas para establecer con cierta exactitud un determinado lapso de tiempo transcurrido hasta el presente, es la compilación de varias épocas o eras; es decir, es el cómputo o cálculo de una cuenta regresiva de los tiempos en que transcurrió cierta cultura ancestral desde su aparición hasta su extinción. De ese modo se va formando un calendario, que a la vez es el sistema de división del tiempo para formar por ejemplo un cuadro de los días, meses, estaciones y festividades de un período de 365 días. Es así que hasta el presente, habrían transcurrido 5522, coincidiendo con el Solsticio de Invierno el 21 de junio en el Hemisferio Sur; por lo tanto, la Cultura Aymara como primer aspecto en esta fecha marca “el año nuevo”, donde el sol está en su punto más alejado de la Tierra; donde comienza en forma oficial la estación del invierno que tiene una duración de tres meses o 90 días calendario. El segundo aspecto de importancia para esa cultura coincide con el día más corto y a la vez la noche más larga del año; mientras que en un tercer aspecto, esta fecha marca el final de la temporada de cosecha y poco después de un cierto tiempo de frío y heladas, será el inicio de un nuevo “ciclo agrícola”, una de las manifestaciones de la civilización asentada en Tiahuanaco y heredada por la cultura aymara es el calendario astral que se basa en particular en la serie de eventos del cielo y la tierra en especial para la organización de las actividades sociales y religiosas; por ello los equinoccios y solsticios desde la antigüedad eran y son muy importantes porque están sujetos e insertos a las ceremonias y rituales que se van desarrollando en forma permanente durante los 365 días del año.

Calendrario aymara

El inicio de un año nuevo según la referida cultura y conservada desde tiempos milenarios hasta nuestros días abarca sólo 6 meses; es decir, desde el 21 de junio hasta el 20 de diciembre y comienza otro año desde el 21 de diciembre hasta el 20 de junio, donde se aprecia y resalta en especial la religiosidad enmarcada en dos divinidades que irradian energía para la sobrevivencia de las comunidades. El Inti o el dios Sol, es una divinidad y la Pachamama o la madre Tierra es la otra divinidad, siendo el punto de partida para toda ceremonia. Por otra parte, esta relación de acontecimientos como tradiciones milenarias se conserva en su cosmovisión ancestral, puesto que según varias versiones la llegada de todos los años es para el “bienestar, y la buena fertilización”, de las cosechas. Al mismo tiempo, para los creyentes es sumamente similar el año nuevo tradicional, puesto que este y los años venideros es y serán de gran prosperidad individual y para otros quienes lo desean. En estas ceremonias los sacerdotes amautas o Yatiris comunarios realizan rituales con un solo objetivo el de agradecer a las divinidades y espíritus ancestrales como los Achachilas augurando un deseo de bendición. Por otra parte, según otras versiones, el calendario aymara tiene trece meses y un día durante tres años; el cuarto año trece meses y dos días, que estarían exactamente calculados en los 49 coloridos de la cuadrícula que compone la Whipala o bandera indígena.

Para el mundo aymara, el año 5522, en la actualidad según el calendario gregoriano año 2014, se explica, en el desembarco de los españoles en América en 1492, cuando empieza un período de regresión; es decir, resistencia a la “Era del mundo al revés”, o desequilibrio; entonces el 21 de junio comienza desde sus inicios el año 514 de la quinta Era (Una Era es igual a 1.000 años).

Períodos largos

y cortos

Siendo los espacios de tiempo después de los cuales se marca en la historia como épocas transcurridas y en este particular caso, épocas pasadas de las cuales se extractan los segmentos más importantes que marcaron huella. Al respecto dentro la cultura aymara se mencionan los períodos largos que duraron cientos de años insertos en la historia, los mismos se refieren concretamente antes y después de la llegada de los españoles a América alrededor del año 1492, cuando comienza un período de retroceso primero por la ocupación de los territorios thiwanacotas, segundo, por la conquista; tercero, por la masiva e impositiva evangelización de una extraña y novedosa religión; cuarto, por la usurpación de territorios e ingentes riquezas naturales y culturales; dicha expoliación de produjo de manera violenta y con iniquidad. Todo ello abarcó varias centurias; mientras que los periodos cortos nos muestran en especial los 49 coloridos cuadros que conforman en su totalidad, la cuadrícula de la bandera o Whipala indígena, representando un conglomerado de fechas festivas y recordatorias como religiosas inmersas en dicho calendario que se inician precisamente con el Solsticio de Invierno o año nuevo aymara.

Resumen final

Los pueblos andinos celebran cada año el regreso del sol (wilkacuti), con una visión cultural y religiosidad enmarcadas en una doctrina ancestral e identidad definidas inicialmente como un conjunto de núcleos conformados y asentados en lugares donde se hallan resabios físicos de anteriores culturas, permitiendo desde todo punto de vista interactuar en lugares específicos provistos de un rico patrimonio arquitectónico denominados lugares sagrados por su inalienable y extensa cultura, no en lo abstracto e invisible, sino mediante una visión mediática plasmada en enseñanzas y conocimientos como legado de generación en generación, donde según una creencia los vivos y los muertos (según la cosmovisión andina), no dejan de existir; es decir, cada núcleo de seres humanos “cumplen un ciclo de vida”, para volver al comienzo. Esto se definiría como que las divinidades son un cúmulo de energías con sobrevivencia que se manifiestan mediante fenómenos atraídos y captados precisamente, mediante ritos ceremoniales, siendo inicio y al mismo tiempo un punto de partida para relacionar como una fusión cósmica la unión en hegemonía de lo sobrenatural en permanente simbiosis con lo ancestral.

Ref. Redacción propia en

base a investigación

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