Por: Ximena Miralles Iporre - Directora de LA PATRIA
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Poco antes de comenzar el Mundial de Fútbol 2014 se alzó la polémica en todos los medios de comunicación, escritos, orales, visuales y de la web, pues salió a la luz un documental sobre el precio del mega evento deportivo que organizó Brasil, ya que a través de él el periodista danés freelance, Mikkel Jensen denunció que se estaba “limpiando” las principales ciudades sedes del acontecimiento del año.
La limpieza a la que se refería Jensen es la que se practicó en Río de Janeiro, pues en la favela (ciudadela o villa) más antigua, que queda cerca del conocido como templo del fútbol, el estadio Maracaná, se procedió al desalojo de 600 familias, para construir un teleférico turístico y un museo del teleférico, para exhibir una imagen de desarrollo del país más grande de Sudamérica.
Pero lo que más impactó a Jensen que finalmente desistió de realizar la cobertura del Mundial en sí, fue que la “limpieza” de indigentes se refería a la matanza, sobre todo de niños, de esas personas sin hogar o en situación de calle para dar una imagen de seguridad a los visitantes que asistirían a la copa del mundo.
El periodista danés se sintió tan mal, por “ser la causa” de la matanza de niños, al ser un periodista extranjero que debía mostrar al mundo lo mejor de Brasil, que desistió de realizar esa cobertura negándose a ser cómplice de la terrible situación que se vivía detrás del fabuloso
espectáculo.
Sin embargo y lamentablemente no todos piensan como Jensen, pues recientemente un profesor universitario en Egipto, llamado Nassar Abdullah propuso terminar con el problema de la pobreza en ese país africano matando a los niños abandonados y en situación de calle.
A Nassar Abdullah le pareció una buena idea deshacerse “del problema” eliminando a los chicos callejeros como se hizo en Brasil en la década de los 90, cuando los denominados “escuadrones de la muerte” recorrían las calles disparándoles a niños de 9 a 15 años aproximadamente, mientras éstos dormían acurrucados en algún parque, plaza o acera de las principales capitales brasileñas.
En tan solo un año cientos de chicos morían a manos de esos escuadrones formados por policías militares, policías en retiro o civiles entrenados por mercenarios para llevar a cabo la “limpieza”.
Para el egipcio Abdullah la rehabilitación de los niños tiene un alto costo para una nación empobrecida como lo es Egipto, además, pese a tener un nivel académico superior, cree que eso solucionará la situación económica de su país.
En Brasil se abandonó la práctica de perseguir, cazar y exterminar niños cuando por fin se detuvo a responsables de los “escuadrones de la muerte” y fueron procesados varios de ellos ya que se estaba cometiendo contra los infantes crímenes de lesa humanidad.
Dicha práctica ya estaba vigente en la década de los años 60, cuando el gobernador de Río de Janeiro, Carlos Lacerda (1960-1965) ordenó eliminar a los mendigos de las calles de la entonces capital del país.
Aparte de ese caso, que fue un funcionario de gobierno el que ordenaba exterminar a los pobres, por lo general eran los hacendados, dueños de comercios y de hoteles quienes encargaban ese “trabajo” a los sicarios para que les librasen de ladronzuelos y drogadictos que les causaban problemas.
Lo irónico en estos casos es que tal como lo alega el académico egipcio, se alegaba en Brasil que el costo, para rehabilitar y dar una oportunidad de mejorar el nivel de vida de esos niños en situación de calle, es muy alto, pero en el mega- acontecimiento, como es el Mundial de Fútbol Brasil 2014 el gobierno de la señora Dilma Rousseff se gastó millones de dólares, hecho que fue muy criticado dentro y fuera del país, porque con esa cantidad de dinero se podían iniciar programas de desarrollo para la población menos favorecida para el gigante de Sudamérica.
Las protestas no se dejaron esperar, con el uso de las redes sociales, a través de diferentes portales de Internet, con protestas callejeras y hasta con grafittis o pinturas murales se denunció el hecho de que Brasil no estaba en su mejor momento para auspiciar y organizar la Copa del Mundo del deporte que en ese país más que deporte o pasión es un modo de vida para sus habitantes.
Para quienes se dedicaban a exterminar a los niños callejeros, el argumento fácil era que aquellos eran “delincuentes” que atemorizaban a la ciudadanía, sin embargo algunos son inocentes, pero por su situación de miseria usan ropa andrajosa, lo que hace que sean confundidos con maleantes. Ese fue el caso de Amarildo Dias de Souza, quien fue confundido con un narcotraficante, detenido por las fuerzas de la Policía Militar, desapareció y todo apunta a que los responsables de su desaparición son los mismos policías, el caso se convirtió en el símbolo de la lucha contra la violencia policial y el abuso de poder, ya que luego de realizadas las investigaciones no se le halló culpabilidad.
Según un reporte publicado en el diario español El País en 1991, en Brasil era fácil hacer desaparecer a un niño, además que la situación de la infancia entonces era terrible, porque los menores que vivían en la calle no tenían ninguna referencia familiar, lo cual les daba la seguridad, a quienes los mataban, que nadie reclamaría por ellos.
Esa situación puso a los chicos en una situación de vulnerabilidad extrema, ya que tanto los famosos “escuadrones de la muerte” como los narcotraficantes aprovechaban esa situación para eliminarlos.
Los narcotraficantes se aprovechan de los niños en situación de calle, porque no hay quien los proteja, entonces los usan para sus negocios ilícitos, para hacer que vendan la droga o la transporten, pero cuando los menores ya saben demasiado los desaparecen y es fácil para ellos hacerlo.
Los cuerpos de esos niños fueron a engrosar la población fallecida de los denominados cementerios clandestinos, donde los traficantes de drogas tapaban sus fechorías con tierra.
En algunas ocasiones son los niños, que al encontrarse en una situación de miseria, comienzan a usar drogas, a robar o prostituirse, pero también existen personas adultas inescrupulosas que se aprovechan de esa situación para obtener réditos económicos para sí mismos y con amenazas hacen que los infantes “trabajen” para ellos, pero cuando alguno de éstos les estorba los desaparecen.
La situación en el Brasil cambió con los años y existen organizaciones tanto del gobierno como no gubernamentales que se dedican a proteger a los niños y a la defensa de sus derechos, porque nadie es dueño de la vida de otra persona, nadie, por muy poderoso que sea, puede decidir qué seres humanos son “desechables” y mucho menos tiene derecho a quitar la vida a otro humano.
Cuando el facultativo egipcio publicó el artículo en el que explicaba las razones de su propuesta de exterminar a los niños en situación de calle, causó tal indignación de diferentes grupos, que el escrito fue retirado inmediatamente de la web.
En lugar de pensar en dar muerte a los niños de la calle, que por su misma situación de miseria se tornan hasta agresivos, se debe pensar en implantar programas de rescate de esos seres humanos que pueden convertirse en personas de bien, se debería dar prioridad a la educación y a la salud, a la alimentación y ofrecer a los infantes actividades saludables y productivas para que no caigan en la mala vida.
Inclusive si se lograría bajar los índices de desempleo tanto entre los jóvenes como entre los adultos, la situación de la niñez y adolescencia podría cambiar para bien.
Todo ser humano, por el simple hecho de haber nacido y por ocupar un espacio en este mundo, es valioso y una maravillosa creación del Señor, por lo que nadie tiene derecho a desecharlo, sino todo lo contrario, se debe trabajar en el rescate de esas personas que mañana también lucharán por días mejores para las generaciones venideras. Un mundo mejor es posible.
Fuente: LA PATRIA
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