En la medida que avanza el tiempo se acorta el plazo para que los actores políticos tengan listo un libreto y el desarrollo de su presentación en público para ofertar su obra política partidaria destinada a mejorar las condiciones de vida de la población.
Tarea difícil para la oposición que por lo menos hasta ahora, no ha logrado articular un solo frente de unidad que hubiese podido enfrentar al oficialismo que lleva las de ganar con candidatos ya definidos, con reinscripción de sus militantes, con una campaña disimulada pero práctica, en tanto que más de tres candidatos y algunas candidatas no ajustan las clavijas del instrumento que ya debía emitir sonidos de unidad en una alianza de ideales y objetivos.
Si bien los candidatos aún no oficializados persiguen algunos propósitos de aliar sus fuerzas, hay otras corrientes que estando en la misma oposición debilitan a los posibles frentes partidarios, mostrando que prevalecen más que criterios pragmáticos e ideológicos sólo caprichosas posiciones en el orden de la prevalencia en el uso futuro de los cargos estatales.
Se repite el fenómeno de otras elecciones pasadas, fragmentando el espectro político, dando paso a la presencia de pequeños núcleos partidarios, grupos de amigos, como los califican, que tienen su interés en la obtención de algún curul para el goce personal y sin visión objetiva de servicio comunitario.
La democracia vigente es el principio básico del respeto a los derechos ciudadanos y por lo mismo es la opción visible de una participación activa de personas con o sin compromiso en el futuro nacional, pero muy decididas a jugarse el todo por el todo, con tal de alcanzar su egoísta propósito.
Ese es el peligro que acecha a la democracia, el interés malsano de querer hacer política utilitaria con fines sectarios, dejando pasar la oportunidad de hacer política planificada, útil, beneficiosa y con sentido patriótico y jugando legalmente las alternativas que se presentan como parte del respeto al ciudadano que tiene el derecho de buscar la mejor opción para ejercer con su voto la selección del mejor candidato, hombre o mujer.
En tiempos electorales, cuando se fortalece la democracia, cuando es inviable coartar la práctica de algunas medidas de presión u otras afines a intimidar a los postulantes partidarios, es bueno recordar a estos últimos que el ejercicio de la democracia es parte de la libertad que goza el ciudadano común y que en tiempo de campañas está sujeto al libertinaje que practican los candidatos, no todos por supuesto pero casi siempre los que tienen pocas opciones para convencer con hechos las cualidades de sus ofertas. La mayoría sólo ofertan discursos vacíos, agresivos y mentirosos.
Cuán difícil es entonces para el electorado y especialmente para el nuevo segmento de ciudadanos jóvenes entender a los políticos, descifrar los intrincados mensajes de rebuscado lenguaje social, cuando las necesidades del pueblo son claras y objetivas y esas son las opciones para comprender a los postulantes que tienen mayores posibilidades de cumplir sus ofertas pre eleccionarias.
Es poco el tiempo que resta para oficializar la inscripción de candidatos y parece que también se achica el espacio para que deliberen los candidatos y definan sus alianzas con visión de trabajar por el país, por su gente, por las alternativas de un desarrollo sostenible y sustentable, con independencia, con justicia, en democracia y libertad.
Fuente: LA PATRIA
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