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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Orgullo gay: La intolerancia de los tolerantes - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
En los tiempos que corren nada más políticamente incorrecto que decir la verdad. El hacerlo representa lo que hoy se pena en muchos países como “discursos del odio” por lo que mucha gente, aun teniendo una postura bien formada respecto sobre algunas cuestiones, prefiere mantenerse callada para no ser acusada de racista, sectaria, fundamentalista o en este caso al que me referiré “homofóbica”.
Teniendo en cuenta que el 28 de junio se “conmemora” el Día Internacional del Orgullo Gay, me pregunto si podemos seguir defendiendo nuestra fe católica sin tener que recurrir a algún eufemismo para no ofender con las palabras de Dios a quienes optaron por estas conductas que la Biblia condena desde el Génesis hasta San Pablo y refiriéndose a las mismas varias veces como “abominación”.
En este sentido cabe mencionar lo sucedido en la Catedral Argentina de la Plata, donde un travesti y una cantante utilizaron dicho Templo para realizar un blasfemo video para promocionar una fiesta en un boliche gay, tras lo cual el obispo local, Mons. Aguer, realizó una Misa en reparación de tan terrible profanación. En dicha oportunidad Mons. Aguer sostuvo que “ahora resultan normales esas abominaciones amparadas por la ley”. Ante estas palabras el colectivo gay no se hizo esperar y solicitó acciones en contra de este obispo y hasta una sanción desde el Vaticano.
Si por parafrasear las Sagradas Escrituras hoy podemos ser enjuiciados, poco falta para que la Iglesia vuelva a las catacumbas. Más teniendo en cuenta que este tipo de acciones son promovidas por organismos dependientes de las Naciones Unidas en nombre de los Derechos Humanos. Pero si no se considera un derecho humano fundamental la libertad de profesar nuestra fe religiosa, me pregunto si son tan derechos y tan humanos estos presupuestos ideológicos tan acérrimamente defendidos por estas organizaciones supranacionales.
Pero si lo que se pretende es “igualdad de trato” y “justicia”, interesante sería que en Europa se tomaran tan drásticas medidas con las que se nos amenazan, a las feministas progay “FEMEN” que frecuentemente profanan iglesias católicas e incluso preguntarles a las mismas, ya que su osadía se circunscribe solo a la fe católica, porque no van a desnudarse a cualquier Mezquita. Esta sugerencia puede hacerse extensible a la organización feminista “Mujeres Creando” que el pasado 8 de marzo se desnudaron frente a la catedral de Santa Cruz para protestar contra la “cosificación” de la mujer en un accionar que promueve lo que pretenden combatir. Todo un contrasentido.
La caridad cristiana implica querer el bien del prójimo, y el bien máximo y definitivo consiste en alcanzar la vida eterna, que está vedada según nos enseña San Pablo, para quienes realizan estas prácticas. Mucho bien haríamos entonces, no solo rezando por esta gente sino también advirtiéndoles sobre las consecuencias ruinosas de estas prácticas, que como bien sabemos, sus implicancias no solo se dan en el plano trascendente sino también en el temporal ya que estas conductas implican un altísimo riesgo para la salud de quienes en ellas incurren.
Pero regresando al tema de la intolerancia, podemos aceptar y respetar sus decisiones aunque las consideremos inequívocamente inadecuadas, pero justo sería que nos dejen seguir nuestras más íntimas y firmes convicciones y no traten de imponernos una “tolerancia” a la promoción de este estilo de vida, más aun cuando a dicho fin se realizan manifestaciones públicas tan groseramente impúdicas como las que se observan en estas marchas del orgullo del pecado.
Defendamos a nuestras familias y niños conservando especialmente su pureza, ya que quien no lucha hoy, mañana no tiene derecho a quejarse. Y si por respetos humanos permitimos la imposición de estas desviadas y hedonistas conductas, estaremos condenando al suicidio a nuestra cultura y tradiciones, a nuestra patria y le daremos la espalda definitivamente a Dios, a quien no tardaremos en poner en el banquillo de los acusados.
Fuente: LA PATRIA
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