Viernes 27 de junio de 2014
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¿Se ha preguntado usted alguna vez la razón por la que la justicia norteamericana y la de algunos países del G77, menos China, suelen transar la inmunidad de los más odiosos delincuentes, a cambio de información? Pues bien, dicha práctica que a todas luces pareciera antiética y carente de todo principio moral, conlleva la necesidad de lograr la detención de dichos bandidos; la de sus cómplices y, ante todo, la de quienes comandan sus organizaciones criminales. Para hacer atractivo dicho ofrecimiento, esos países han creado oficialmente un programa llamado “Seguridad de Testigos”, cuyo protocolo brinda protección gubernamental a dichos personajes, por estar en inminente riesgo, hasta de perder la vida, al haber dado información sobre terroristas u otros criminales.
Es precisamente a este régimen al que acaban de acogerse célebres personajes bolivianos, previamente calificados como delincuentes confesos por el gobierno al que sirvieron, como es el caso del exzar antidroga René Sanabria, condenado por la Corte Federal de Miami a purgar pena de cárcel por el intento de embarcar más de 140 kilos de cocaína a Estados Unidos, un delito cuya comisión, según la fiscalía de ese condado, ameritaba al menos 25 años de presidio. La detención de su hijo en la cárcel de San Pedro habría paralizado sus confesiones, sin embargo fue condenado a sólo 14 años de cárcel, de los cuales ya cumplió cuatro, y ni siquiera se tiene certeza de que en este momento se halle recluido. Algo similar ha ocurrido con el exzar anticorrupción Mayor Fabricio Ormachea, cuyas declaraciones, según la prensa, contribuyeron a su excarcelación, después de que la fiscalía pidiera 25 años de cárcel para él.