Un Decreto Supremo (D.S.) emitido poco antes del Carnaval generó la peligrosa distorsión de los valores devocionales y tradicionales del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad cuando de manera abierta dispuso que el canal estatal también transmita el gigante evento que ya estaba encomendado a otra red televisiva.
En realidad el canal del gobierno no alcanzó a calificar en una justa licitación como se había definido en Oruro y en defensa de los intereses regionales, pero lamentablemente como no podían acceder a esa transmisión por la vía legal se optó por la medida política, pues no otras cosa significó al D.S. de última hora para habilitar la transmisión abierta… de todos los eventos culturales, folklóricos y tradicionales sin restricciones para los medios de comunicación que quisieran hacerlo.
Así sucedió y pese a las recomendaciones que se hicieron, conociendo ya el trabajo de los animadores del Canal Siete, una vez más se permitió que ese personal improvisado haga de las suyas en una transmisión que por su alcance merece mucho cuidado y pleno conocimiento de lo que se ve, se comenta y se difunde. No sucedió y el daño implícito a nuestro Carnaval es otra prueba de la poca capacidad e irresponsabilidad de un canal que debería ser el primer defensor y promotor de nuestros valores culturales.
El Carnaval de Oruro y de manera especial su principal expresión devocional del Sábado de Peregrinación fue ignorada por un atrevido personal del canal del Estado, como si fuera poco se confundieron una serie de datos sobre la vida institucional de los conjuntos folklóricos, aparte de haberse aprovechado la circunstancia para promocionar programas y personajes allegados al sistema.
No es la primera vez que suceden transgresiones a disposiciones de orden local, el canal por ser gubernamental hace y deshace lo que quiere y en el caso de Oruro y su Carnaval confundió a propios y extraños con una asombrosa y tal parece deliberada inexactitud de hechos, tradiciones, costumbres, detalles muy particulares de danzarines, fechas y otros datos que llegaron a receptores del país y del extranjero con marcada distorsión.
Eso es lo que se logró con una medida realmente arbitraria, que ni la flamante Ministra de Culturas tuvo tiempo de analizarla antes de aplicarla en perjuicio del bien ganado prestigio del Carnaval de Oruro.
En fuentes oficiales se dejó traslucir un criterio de mal gusto, “ya no tiene sentido llorar sobre la leche derramada”… puede ser, pero no es menos cierto que en Oruro se ha comprobado una vez más la manifiesta intención de querer disminuir los valores del Carnaval de Oruro, en consecuencia los primeros en defender su posición son los conjuntos folklóricos que rechazan abiertamente cualquier futura transmisión del canal estatal en tanto no se ajuste su trabajo a los moldes y elementos que dispongan los organizadores del evento.
Abrir la transmisión con el pretexto de “socializar” toda la actividad cultural y folklórica nacional no es el mejor instrumento para asumir defensa de lo que intrínsicamente es patrimonio regional y nacional y que debe ser respetado en esa instancia y no distorsionado con aviesos fines.
Fuente: LA PATRIA
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