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Domingo 21 de febrero de 2010

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Revista Dominical

La Virgen del Socavón decodificada

21 feb 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: David Bravo Mendizábal

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Son tres columnas, que hacen a la estructura investigativa acerca del “Milagro del mundo”, como digiera José Bravo Riva, refiriéndose a la Virgen del Socavón: la leyenda, el año de pintado de la imagen y los códigos escondidos que esta guarda, más allá de fe y la devoción, que hacen que esta imagen, se vuelva cada vez más hermosa y enigmática, el presente estudio, está circunscrito al último aspecto. “Todo tiene significado” dice: Charles Jencks, esta cita es justa, ya que la imagen de la Virgen, posee códigos, tal vez hasta extraños para algunos, o misteriosos tal vez, pero cuanto más es aquello, mas enigmática se vuelve y se convierte cada día, en un valor de arte incalculable, que solo las personas que tienen fe, pueden comprender, su esencia milagrosa.

LA HISTORIA

Al finalizar el siglo XIV (1.390), llegó a las playas de Chimisay (Tenerife-España), traída por el mar, la imagen tallada de una Virgen con tez morena que llevaba una candela (de ahí el nombre de la Candelaria, o Candicha, como la llaman algunos), el mencey de Güimar tras recogerla, la llevó a su cueva, donde permaneció por espacio de más de 50 años, aproximadamente por 1440, cincuenta y dos años antes del descubrimiento de América.

Con posterioridad, Antón, un nativo cristianizado, eligió para custodiar la venerada imagen la gruta de Achbinico, hoy esa cueva se llama de San Blas y fue el primer templo católico de la isla, la primitiva imagen, junto con otras importantes, desapareció a causa de un aluvión en 1.826, siendo la actual talla obra de Fernando Estévez, quien la realizó en 1.827, de ahí es que desde 1440 ella se convirtió en la Patrona de Tenerife, y le pusieron el nombre de la Morenita, de ahí también proviene el nombre de la Virgen Morena, y como esta isla era de paso obligatorio, de los españoles, para venir a la América, es que estos la tenían como su SANTA.

El 10 de febrero de 1519, la flota de Hernán Cortés, abandonó las costas de Cuba, con dirección a la conquista del imperio azteca, consistía aquella armada en 11 naves, con 518 infantes, 16 jinetes, 13 arcabuceros, 32 ballesteros, 110 marineros y unos 200 indios y negros como auxiliares de tropa, llevaban 32 caballos, 10 cañones de bronce y 4 falconetes, dicha conquista se hizo realidad en 1521, lo anecdótico, es que Cortez llevaba tatuado en su pecho la imagen de la Virgen de la Candelaria, por que este era muy devoto de ella, entonces esto quiere decir que dicha imagen religiosa vino al nuevo mundo con los conquistadores.

Por capitanes de Cortés iban Alonso Hernández Portocarrero, Alonso Dávila, Diego de Ordás, Francisco de Montejo, Francisco de Morla, Francisco de Salcedo, Juan de Escalante, Juan Velázquez de León, Cristóbal de Olid, Gonzalo de Sandoval, muchos de éstos eran veteranos de la guerra de Italia, por piloto principal iba Antón de Alaminos, con experiencia en las dos expediciones anteriores de Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva y como Capitán de confianza venia Pedro de Alvarado, también devoto de la Morenita. Diego de Almagro después de conquistar el imperio inca junto a Francisco Pizarro, en 1535 realizo una expedición por territorio orureño, llegando hasta Paria la Vieja, fundando Paria la Española, algunos autores indican que en vez de fundar destruyó, sea como fuere, este conquistador vino a este territorio con Pedro de Alvarado y Lorenzo de Aldana, todos devotos de la morenita, este hecho asume que la primera imagen de la Virgen de la Candelaria, llegó a estos parajes andinos, con los conquistadores, y quien lo digiera, llegó en un tatuaje.

La explotación de las minas, fue la industria a que se dirigió en un comienzo la actividad de los españoles, al fundar una ciudad, o antes de hacerlo, buscaba los lugares en que creían encontrar minas o lavaderos de oro, y más aun cuando fue descubierto el rico mineral de plata en Potosí. El descubridor tenía derecho a dicha mina que había hallado y le bastaba pedir su posesión al gobernador local para que este le señalara un número de indios para el trabajo, a condición de pagar al rey los derechos que a él correspondía.

Antes de la fundación de Paría, por Almagro en 1535, ya existía laboreo minero en estos parajes, con tecnología inca; esto está comprobado históricamente, ya que el capitán Lorenzo de Aldana acuñó una incalculable fortuna gracias a la explotación de la plata extraída del cerro Pie de Gallo (50 años aproximadamente, antes de la fundación de la villa, de ahí nace la leyenda del tapado Aldana, ya que este antes de morir, escondió toda su fortuna y hasta la fecha, este que se sepa aun no ha sido descubierto); después un 29 de septiembre 1595, el cura Francisco Medrano, descubrió vetas argentíferas, y en motivo de aquello, bautizó a este espacio territorial, con el nombre de Asiento Minero de San Miguel (en honor al onomástico del arcángel Miguel, que se festeja en dicha fecha), para después convertirse a Villa Real de San Felipe de Austria, en honor a Felipe III, que en ese entonces reinaba en España.

Entendiendo esto, antes de la fundación de la Villa Real de San Felipe de Austria un 1 de noviembre de 1606, por Don Manuel Ascencio Castro y Padilla, ya existían propiedades mineras consolidadas con dueños españoles alrededor de la villa, tal es el caso del cerro Pie de Gallo, dicha propiedades, llevaban nombres de santos y vírgenes, esto se halla demostrado en el estudio que realizó Felipe de Godoy desde el día 1 de octubre de 1607 al 14 de febrero de 1608, por encargo del Licenciado Alonso Maldonado de Torres del Concejo de las Indias de S.M., y del Presidente de la Real Audiencia de La Plata, Sebastián Durán, titulado: “Relación que hizo Felipe de Godoy del asiento, minas y población de San Felipe de Austria, llamadas de Oruro”, en dicho estudio se explica el vínculo que existía entre los cerros: La Flamenca, La Colorada y Pintora, San Cristóbal y el cerro de Pie de Gallo, que fue descubierta por Lorenzo de Aldana; este último llamado así por la forma de sus vetas, asemejándose a una pata de gallo, en el que existían 33 minas, labradas a tajo abierto por los indios, con un ancho de 80 a 90 centímetros, divididos de la siguiente manera: La veta de Pie de Gallo, descubierta por Lorenzo de Aldana, situada de norte a sur, con 10 minas de 60 varas de longitud (medida española que equivale a 0.8356 metros), quiere decir esto, que cada mina poseía 50 metros de longitud, al inicio de dicha veta, se erigió una pequeña ermita, obviamente con muros de adobe y techo de paja, en ese espacio se pintó la imagen. De oriente a poniente se encontraba la veta La Atravesada (actual museo minero), que tenía una longitud de 100 varas (83 metros). Paralelamente a la veta Pie de Gallo, hacia el oeste, se encontraba la veta de San Mateo, descubierta por Diego Leman, con 9 minas de 560 varas de longitud (467 metros aproximadamente); entre la veta de Pie de Gallo y la veta de San Mateo, estaba situada la veta de San Miguel, descubierta por Diego Leman, con 6 minas de 60 varas (50 metros), por sobre esta veta se encontraba la denominada La Deseada, descubierta por Melchor Rodríguez, con 5 minas de 300 varas (250 metros), en la actualidad, se puede observar el ingreso a esta, por la calle final Adolfo Mier y se encuentra por sobre el canal de contención de agua. En la parte oeste del cerro, uniendo este, perpendicularmente con La Flamenca, existía la veta de San Pablo, descubierta por Melchor Rodríguez, con 3 minas de 180 varas (150 metros).

Las vetas fueron descubiertas por españoles, ya en trabajos que realizaron los indios, y estas fueron trabajadas por otros españoles, porque en ese entonces, se estaban abriendo socavones, dirigidas hacia esas vetas, por otros españoles que no eran los descubridores: Francisco de Escobar abrió un socavón hacia la veta de Pie de Gallo (por ese lugar ingresaba el Chiru–Chiru a su morada), Fernando de Valencia y Diego de San Funes Velasco, abrió un socavón hacia la veta de San Miguel, Sebastián Márquez abrió un socavón hacia la veta de San Mateo y Rui González de Rivera, abrió un socavón hacia la veta de San Pablo.

Estas minas fueron explotadas por más de 100 años, hasta que viéndose agotados, fueron abandonadas; la totalidad de estas hacían, al imponente cerro Pie de Gallo, donde en las faldas en la actualidad, se encuentra el Santuario de la Virgen del Socavón.

El cerro La Flamenca fue descubierto por Francisco y Juan de Clauri, y en ella se encontraban las siguientes vetas: La portuguesa, de Pedro de Leagui Vizcaíno; Minas del Puerto, de Francisco Pacheco; La Montañeza, de Juan Suárez de Illanes; Nuestra Señora del Socorro y San Sebastián, ambas de Fernando Álvarez Suárez; Nuestra Señora de Francia, de Diego Cabrera; Nuestra Señora de la Limpia Concepción y San Esteban, ambas de Francisco de Claure; San Juan, de Jerónimo de Galcas; y Santa Brígida, de Pedro de la Cova.

El cerro la Colorada y Pintora, se desconoce su descubridor, en ella existían las siguientes vetas: Nuestra Señora de Guaritoca, de Melchor Pérez Pintor; La Colorada, de Juan de Medrano; Nuestra Señora de Villaviciosa, de Diego Leman; La Magdalena, de Diego Velasco; San Pedro, de Francisco de Arroyo; Nuestra Señora de Encina, de Jerónimo y Francisco de Gáleas; Nuestra Señora de Guía, de Miguel Juan; Nuestra Señora la Blanca, de Juan de Londena; Los Morenos, de Antonio de Ulloa; La Atravesada, de Antonio Durán; Nuestra Señora del Rosario y Todos Santos, ambas de Domingo Maleto; Nuestra Señora de Guadalupe, de Luis Francisco y Juan Martín de Riva Montán; San Juan, de Juan Nicolás; Nuestra Señora de Dasmartes, de Fernando de Provenza; San Francisco, de Juanes de Telechea; y Santa Catalina, de Bartolomé Carrasco.

Y finalmente el cerro de San Cristóbal, que fue descubierto por el cura Francisco Medrano, donde existía laboreo minero desde el tiempo de los incas, se encontró las siguientes vetas: Nuestra Señora del Prado, de Pedro Maldonado; Nuestra Señora de Alconada y Hábeas Cristi, ambas de Juan de Biruega; Nuestra Señora La Blanca, de Juan Castaño Gallardo, San Francisco, de Julián de la Carrera; Santiago de los Caballeros, de Manuel Toraes Villavicencio; De los Montreles, de Francisco Pedrero de Tezo; Nuestra Señora de los Hitos, de Francisco Morgado; Santa Ollola, de Francisco Fajardo; Santa Bárbara, de Fernando Álvarez Rubiales; Señora de la Consolación, de Diego Leman; Nuestra Señora de la Gracia, de Diego de Velasco; Nuestra Señora de los Milagros, de Diego Chacón; y finalmente la veta de San Andrés, de Andrés Vela de Escobar.

A dicha imagen, porque no se la denominó Virgen de los Socavones, y solamente Virgen del Socavón, elaborando una conjetura, Aldana vino con Alvarado, ambos devotos, el primero descubrió la veta, cerca de ella, aparece la ermita con la imagen, --¿no será que este descubridor encargó que alguien pintara una imagen, que con el transcurso del tiempo desapareció, y ya con la fe germinada, en el pueblo, cuando se construyó una ermita mayor, recién fue pintada, la actual imagen?-- otra teoría sería: que la imagen data desde los tiempos de Aldana, queda mucho todavía para estudiar al respecto.

LA ESCUELA

La escuela flamenca de pintura, nació en Bélgica (estuvo liderizada por: Juan van Eyck, Petrus Christus, Esteban Lochner, Melchor Broederlam, Robert Camping, Rogelio Van der Weyden; Thierri Bouts; Hugo Van der Goes; Gerardo David entre otros), de ahí paso a España, los conquistadores durante el siglo XVI, trajeron a la América pinturas de este estilo, tal es el caso de: Pieter Aresten, natural de Ámsterdam (1507-1575); por otro lado llegaron pintores, que circularon por: Lima, Cuzco, Santiago de Chile, La Paz y Potosí, como es el caso de: Diego de la Puente, natural de Flandes (1586-1663) y Gregorio Gamarra (¿-1612).

Esta tendencia representa los objetos con extrema fidelidad, pero no es ese el único mérito, se nota nítidamente la belleza de los colores empleados y la inigualable modelación de los rostros; es notable la influencia de esta escuela en la pintura virreynal de Charcas, estas obras y estos pintores, dejan en la América una serie de seguidores e imitadores, que expanden su trabajo por: Quito, Lima, Cuzco, La Paz, Potosí y Chuquisaca; la ciudad de Oruro, no está exenta de aquello, ya que esta influencia, se trasmitió en la imagen de la Virgen del Socavón, no se sabe si el pintor, estaba considerado como un profesional, o simplemente era un aficionado, como llegó a tener la idea de pintar mas allá del milagro de la aparición de la Virgen, ya que en este asiento de Minas, no existían talleres de pintura, a diferencia de Potosí y La Paz, donde habían muchos. ¿Viajó por Potosí? --¿ahí aprendió a pintar?-- ¿este pintor era oriundo de la villa? --son interrogantes muy interesantes, que hacen que esta imagen, sea una exquisita obra de arte y tenga cada día más valor y profunda belleza, convertida luego en objeto de fe.

NUMERICA

El manto posee cinco estrellas alineadas en forma vertical, tanto a la derecha como a la izquierda, son cinco pliegues que posee el vestido, haciendo un total de quince, teniendo como número clave el cinco; existen seis puntos blancos en la imagen (el cuello de la virgen y el niño, los bordes de las mangas de ambos), son siete puntos de oro (número de perlas que tiene el rosetón que sujeta la manga de la mano derecha de la Virgen), estos son: el cuello, el codo, el cinturón y los bordes del manto de la Virgen, mas el borde del vestido del niño, haciendo un total de trece (dicho número se representa en el rosetón del arete, ya que está bordeado por trece perlas) teniendo como números clave el siete y el seis (número de rubíes en los mangos de la corona). Sumando trece con quince, se tiene el resultado de veinte y ocho, que es el número de puntos que posee el cinturón de borde de la corona.

LA CORONA

Símbolo de dignidad real y de un rol de alta jerarquía, el material es de oro y posee una forma cestal, con rubíes encarnados (cuatro rojos y dos azules en los mangos, en la base dos rubíes rojos y uno azul en forma de rombo), coronada a la vez con una cruz griega (que en su borde posee cuatro rubíes rojos), esta corona es de origen gótico europeo, más propiamente del gótico alemán, con la única diferencia que en vez de cruz se colocaba un diamante en forma de huevo, esta representación es típica de la escuela flamenca, un objeto parecido se encuentra en la obra: La Madona del Rosal, en el país son varios los casos de obras de arte con esta característica iconográfica, tal es el caso de las obras: Virgen del Carmen (anónimo del siglo XIX), que se encuentra en el Museo Charcas de la ciudad de Sucre; La Virgen de Guadalupe en Potosí; La Virgen de Sabaya y la Virgen del cerro de Potosí (siglo XVIII de autor anónimo), este último se encuentra en el Museo Casa de la Moneda y la Virgen de Remedios (siglo XVII).

LOS QUERUBINES

La categoría de ángeles diferencia entre serafines, tronos y querubines, los primeros son ángeles solo en busto y con alas, los segundos, son aquellos que forman un trío y los últimos, son niños alados de extrema belleza, tal es el caso que nos ocupa; dos querubines alados y desnudos, en la parte superior, flanquean a la izquierda (Metraton) y derecha (Tsapkiel) la imagen de la Virgen, llevan ellos bandas de color rojo cada uno, con un rosón en la parte final de la cintura, estos están solo tocando levemente la corona de oro, muchas representaciones de la escuela flamenca, tienen querubines, con bandas de color: rojo, azul y amarillo, tal es el caso de las obras: Madona del Rosal, pintado el año de 1445 por el alemán Esteban Locher (1410-1451), exponente de esta tendencia pictórica, que se encuentra en el Museo Wallraf Richartz de la ciudad de Colonia; Descanso en la Huida a Egipto y La virgen de la Leche, ambas obras pintadas por Melchor Pérez de Holguín, pintor potosino (1660?-1733?), que se encuentran en el Museo de Arte de la ciudad de La Paz; donde se muestra nítidamente dos querubines con bandas rojas y La Virgen de Sabaya, pintado por Luis Niño, pintor potosino (1717), que se encuentra en el Museo Casa de la Moneda, de la ciudad de Potosí; donde se observa dos querubines con bandas que están sosteniendo la corona; esto simboliza: un aire infantil y de inocencia y estos pertenecen junto a: los Dominios, Virtudes, Poderes, Principados, Arcángeles y Ángeles, a la teología cristiana, precisamente de los ángeles, esta acuña, que toda persona posee un ángel, que consuela, ampara, no juzga, ni censura y colma el deseo de esa persona; la banda de color rojo significa distinción y honor, se entiende que la Virgen y el Niño Jesús, están custodiados, por dos ángeles, para que estos les conforten, curen y cuiden invisiblemente; existe mucha tendencia en el barroco mestizo o barroco andino, a utilizar serafines en las portadas de los templos, iconos utilizados siempre en temas religiosos.

EL ROSTRO

Este es bellísimo e impresionante, los rostros de la Virgen y del Niño Jesús, son de extrema belleza y no así los cuerpos que son burdos, lo que lleva a la conclusión que dos manos (pintores) elaboraron dicha pintura.

No se pude asegurar a ciencia cierta, si primero fueron elaborados los rostros y segundo los cuerpos o viceversa, me atrevo a indicar que el rostro de la virgen fue pintado primero y después de un tiempo el resto, por otro pintor, porque es nítida la diferencia de detalle.

También este, al igual que el resto, posee la típica característica de la pintura flamenca, inclinada a la derecha con 60 grados, la frente despejada, cabellera expandida a ambos lados, cejas muy bien delineadas, la vista dirigida hacia abajo, labios pequeños y rozados, la única diferencia es marcada por dos aretes en forma de gota, unida está, por ambos lados, por dos esferas; que lleva en las dos orejas y en la mano izquierda, la presencia de un anillo de oro; estos dos elementos no son característicos de la escuela flamenca del 1400 al 1500 en Europa, entonces son apropiaciones que hizo el autor (desconocido), ya que reitero, la diferencia es muy notable, en la pulcritud de los trazos empleados en el rostro y no así en el resto.

Esta exquisitez, también se observa en las obras de: La Virgen del Rosario, La Virgen de la Leche y La Virgen con el Niño y San Juanito.

EL SOL

La luz del sol refulge, tras la cabeza de la Virgen, formando un abanico de rayos en número de veinte y uno; esto simboliza: centralidad y energía, son muchos los casos de este tipo en Bolivia, tal es el caso de: Virgen del Carmen con Santos, pintado por Antonio Rosel (1822), que se encuentra en El Complejo de Museos Municipales de la ciudad de La Paz; La Virgen de Sabaya, La Virgen del cerro de Potosí (siglo XVIII de autor anónimo), ambas se encuentran en el Museo Casa de Moneda de la ciudad de Potosí; Virgen del Carmen (inicios del siglo XIX de autor anónimo), y La Virgen con el Niño y San Juanito, pintado por Bernardo Bitti (1548-1610), ambas se encuentran en el Museo Charcas de la ciudad de Sucre.

LOS ARETES

Los aretes están divididos en tres partes: el rosetón en la parte superior, continuando con las lágrimas de cristal, y finalmente el copo de nieve, todo el conjunto en material de perla.

Significa la virtud es gozar de lo que debe gozarse y usar lo que debe ser usado.

LA CABELLERA

Esta es lacia y peinada ampliada a ambos lados, la dimensión de esta pasa la cintura, este tipo de peinado, es influencia renacentista, las mujeres en esa época, llevaban el pelo de esa manera, en las obras de: La Virgen de la Leche, Virgen del Carmen con Santos, Virgen del Rosario, Virgen de Sabaya, Inmaculada Concepción con símbolos de letanías y La Inmaculada, pintado por Francisco López de Castro (activo hasta 1670), que se encuentra en el Museo Charcas de la ciudad de Sucre, se puede observar ese mismo simbolismo.

LAS MANOS

Lleva un anillo de oro, en forma de rosón, en la mano izquierda, el color amarillo dará siempre luz a los colores, mas siempre vendrá el blanco en el esplendor final. Y esta técnica de los iconos de partir de las tiniebla de lo oscuro nos ayuda a entender mejor la realidad de la Revelación: Dios no destruye las tinieblas: el las transfigura, significa riqueza.

En la mano derecha, sostiene una vela, la llama de fuego está levemente dirigida al lado derecho: símbolo del ojo de dios, que todo lo ve.

EL VESTIDO

La vestimenta de la época barroca, que usaban las mujeres el año de 1700 consistía: en la basquiña y el miriñaque, estos se complementaban con las golillas de fino encaje, junto con los chales y mantones de seda, esta característica, no está representada en la imagen de la virgen, ya que la vestimenta de ella es netamente renacentista, donde la mujer usaba, un faldón enterizo, con un cinturón que se colocaba diez dedos sobre la cintura y un coqueto encaje al borde del cuello, a esta etapa se denomina, renacimiento de plenitud o cinquecento; este es de color rojo; este es sinónimo de vida: símbolo de la Sangre de la Alianza y del fuego, expresa el amor, el sacrificio, la belleza, el poder bajo su aspecto humano. El rojo claro es reflejo de la Gloria Celestial, se encuentra en el tono rojo púrpura de los vestidos del Pantocrátor y de la Virgen, revestida completamente por el amor y la santidad del Espíritu, con el manto de la Panaghia, la Toda Santa y en la época medieval, la esposa que iba a contraer nupcias y que se consideraba virgen e inocente, llevaba un vestido color rojo y no como en la actualidad blanco.

Las mangas sobrepasan los codos, en la parte superior lleva un prendedor que tiene la función de sujetar la manga, es de forma de rosetón y es de oro. El cuello es de color blanco, de material de seda: símbolo de pureza. El blanco es el reflejo de la luz, es el color de Cristo en la transfiguración y en la anástasis o descenso de Cristo a los infiernos y en la Resurrección. Blanco es el color del vestido que envuelve al Niño Jesús en el nacimiento, o a Cristo y Lázaro en su sepultura. Blanco es el vestido de María, acogida como una criatura pequeña en los brazos de Cristo en el icono de la dormición, también es el color de los ángeles y de los elegidos.

Igual color se encuentra en las obras de: La Virgen de la Leche, Descanso en la Huida de Egipto, La Virgen de Sabaya y La Virgen del Rosario.

EL MANTO

Influenciada por la teoría de Nicolás Copérnico, astrónomo polaco (1473-1543), publicada en su libro: La revolución de la órbita celestial; los pintores de la época empezaron a incluir en sus pinturas, las manifestaciones astronómicas, descubiertas en ese entonces, tales como ser: estrellas, constelaciones, cometas, planetas y la luna, en este caso la Virgen lleva un manto con estrellas, que se asemeja a la bóveda celeste, esto simboliza: totalidad, grandeza y universalidad. El manto como prenda de vestir, tuvo su aparición, ya en el imperio romano, de ahí paso al: románico, gótico, renacimiento, barroco y posteriormente al neoclásico.

Además todo el manto lleva un borde dorado, en otras obras de arte, dicho elemento lleva filigranas, a diferencia de esto, en el caso que nos ocupa, este carece de aquellas, el color verde del manto es símbolo de fertilidad, ambos elementos son típicas características de la pintura flamenca, que incluye este borde y ese color. Estos simbolismos se encuentran también en las obras: La Virgen del Canónigo Van der Paele, pintado el año de 1436 por Juan van Eyck (1390-1441), que se encuentra en el Museo Grocninge; La Virgen, pintado el año de 1445, se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Budapest y pertenece a Petrus Christus (1442-1473); en Bolivia, las obras de: La Virgen con el Niño y San Juanito; la Virgen de Remedios (siglo XVII) y La Virgen de la Leche.

Lo profundamente interesante es que en este manto, se encuentran claramente graficados: la constelación de Casiopea, la constelación de Camelopardalis, la cruz del sur, las pléyades, los doce meses del año y el sistema solar.

LA LUNA

La Virgen se encuentra de pie sobre una media luna, que tiene el mismo concepto y esencia del manto, se puede apreciar el manejo de dos elementos: el sol y la luna. Este simbolismo, se encuentra también en las obras de: Coronación de la Virgen, pintado por Gaspar Miguel de Berrio (1706-1761), que se encuentra en el Museo Nacional de Arte de la ciudad de La Paz; Inmaculada Concepción con símbolos de letanías (anónimo del siglo XVII), que se encuentra en el Museo del Convento de Santa Teresa en la ciudad de Potosí y La Virgen de Sabaya.

EL MANTO DE SOL

Un resplandor dorado, irradia el sol, iluminando la parte posterior de la Virgen, mientras permanece parada en la media luna; esto simboliza: omnipotencia y ser una guía que ilumine a la humanidad. El fuego del Espíritu Santo es anaranjado, tirando a oro, los rayos solares son de color blanco y están graficados en número de veinte y uno.

EL NIÑO JESUS

Sostiene la Virgen en su brazo izquierdo al Niño Jesús, lleva este un vestido color café, con borde dorado en el extremo inferior, color de la hermandad franciscana, símbolo de: tierra, población y camino, a su vez en su brazo izquierdo y apoyado en su falda, el Niño sostiene una esfera de color azul, coronada por una cruz latina dorada, en la obra de Petrus Christus, pintada en el año de 1445, titulada: La Virgen y el Niño, sostiene una esfera parecida, esto corresponde a un globo terráqueo o la tierra como era denominada en ese entonces; ya que Nicolás Copérnico, introdujo la redondez de la tierra el año de 1543, y desde entonces la Iglesia simboliza con este objeto, la presencia del cristianismo en todos los confines del globo.

Es extraño la diferencia de color, entre el pelo de la Virgen y el del Niño, la pintura flamenca, toma una sola tonalidad para ambos cual es el rubio, en este caso el del Niño tiene el tono castaño y negro de la Virgen. En el mismo brazo se nota nítidamente tres estrellas doradas, este simbolismo fue introducido por San Francisco de Asís (1182-1226) que significaban los votos hechos por este santo: pobreza, castidad y obediencia.

Para finalizar, demuestra este estudio cuatro elementos: el primero, que la imagen tiene influencia flamenca, practicada en Europa los años de 1400 al 1500, donde estaba en boga el renacimiento, tanto el cuattrocento como el cinquecento, y esta fue pintada aproximadamente en el siglo XVIII, en el cual se encontraba en boga el barroco mestizo o andino; el segundo, que la primera imagen de la Virgen, fue traída por Pedro de Alvarado, y se la llama del Socavón, porque fue pintada, en una ermita próxima a las vetas del cerro Pie de Gallo; el tercero, antes de ser pintada la Virgen, existía una tendencia muy marcada de colocar nombres a las vetas, con características netamente religiosas, como ser: Nuestra Señora del Rosario, del Prado, de los Hitos, de la Limpia Concepción, etc., todas simbolizan a la Virgen María Madre de Jesús; y el cuarto elemento, que detrás de la imagen de la Virgen del Socavón: existió, existe y existirá toda una teoría de códigos basada en: los querubines, la corona, el rostro, la cabellera, el vestido, el manto, la vela, el Niño Jesús, la luna, etc., donde la conjunción armoniosa de todos estos valores, representan la fe de un pueblo, la esperanza y el deseo de valorar la humildad y el sufrimiento que tuvo la Madre de Jesús, es tiempo de gozar de este enigma, un gozo de fe, de creencia hacia un mañana mejor, junto a nuestra querida MORENITA.

(*) Arquitecto

Miembro del Concejo Internacional de Museos. ICOM

Credencial Nº 33142

Ex Oficial Mayor de Cultura y Turismo. HAMO

Fuente: LA PATRIA
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