El desarrollo productivo de la minería y su diversificación, requiere de un trabajo bien planificado que permita contar con una política de exploración y explotación de nuestros recursos no renovables, a fin de llegar a la etapa de diversificación para alcanzar su industrialización aplicando una estrategia minera nacional.
Los anuncios que realizan autoridades del sector de la minería, con preferencia departamental, son sólo eso “anuncios”, porque aseguran que se elaboran proyectos para llegar a determinadas zonas con el objeto de realizar trabajos mineros, mientras en todas las zonas de Oruro existen reservas identificadas que deben ser cuantificadas para iniciar las tareas de prospección, preparación y explotación minera, que al parecer esos funcionarios desconocen.
El puro entusiasmo no basta para hacer minería, mucho menos en las condiciones y de la forma que se pretende; con reducido presupuesto, un solo proyecto por zona y sin ninguna planificación que garantice la exploración y explotación adecuada de los recursos mineros, tomando en cuenta que en el país, hasta la fecha no hay una política minera-metalúrgica que garantice una manejo sostenido y sustentable de la minería.
Los anuncios de los funcionarios gubernamentales, sólo buscan justificar su paso por determinada dependencia y pretenden demostrar que se piensa todavía en la minería, dejando empero muestras claras que no hay adecuada planificación, cuando ni siquiera el nuevo dique de la Empresa Minera Huanuni ha sido concluido y también hay demora en la instalación de un moderno horno en la Fundidora Nacional, lo que motiva serias interrogantes, sobre el actuar del gobierno.
La minería planificada da sus frutos y permite generar riqueza para los países, las regiones y zonas de producción. Ejemplos claros existen en países vecinos, donde desde hace muchos años viven esas regiones de la explotación de sus recursos naturales no renovables y no dependen simplemente de una cotización -porque en definitiva- en Bolivia la producción minera no fue incrementada, al contrario se redujo y sólo salvó a este sector el alza del precio de los minerales en el mercado internacional. Esperar que vuelva a ocurrir ese hecho es quedarse de brazos cruzados para “probar suerte”, más todavía si hasta la fecha no hay una política minera departamental, regional y nacional.
La proyección de la explotación y producción petrolera está cercana al año 2050 en la zona oriental del país, mientras que el desarrollo de la minería en Occidente está librado a su suerte y se quiere ver cómo podría avanzar con la ejecución de algún proyecto en su nueva zona, cuando todos los expertos en planificación minera recomiendan que se elabore una estrategia y tenga una política minera para aplicar un plan de aprovechamiento de los recursos naturales no renovables.
Al parecer esa recomendación no aplican los responsables del Gobierno Autónomo Departamental que –muy sueltos de cuerpo- hacen conocer que la producción minera se redujo en un 30% y que se debe aguardar a tener una mejor cotización o ejecutar algún proyecto minero, lo que no representa mantener en definitiva un área de influencia minera en el país, como son las regiones de Oruro y Potosí, donde las autoridades olvidaron establecer una política de desarrollo productivo minero.
En Oruro con un solo proyecto que está radicado e identificado en la zona de Challapata y que además beneficiará a la región de Poopó, se podría generar un ingreso anual de 100 millones de dólares por el pago de regalías, pero eso ignoran las autoridades y siguen machaconamente “impulsando un proyecto”, cuando en el rubro de la minería se debe pensar en grande, cuantificar las inversiones y obtener los mejores beneficios y no justificar que se agotan los yacimientos para cubrir la ausencia de política y estrategias de producción minera responsable y bien planificada.
La responsabilidad de aplicar un plan y estrategia para la exploración, explotación y producción minera es directa de las autoridades que están encargadas en las unidades y direcciones productivas del sector minero metalúrgico, dependiendo el futuro de la región del trabajo y los resultados que se obtengan, lejos de realizar anuncios y ver de forma improvisada que se hace por la minería y su diversificación. En Oruro todavía se aguarda la instalación de la nueva Fundición de Zinc y la modernización de la Fundición de Estaño, lo que podría contribuir a tener una minería sustentable con el tiempo en función de la demanda de concentrados para alimentar a las fundidoras que hasta la fecha son proyectos en fase de ejecución.
Ojalá la actitud de las autoridades del sector minero metalúrgico cambie y podamos tener una política minera y de aprovechamiento de los recursos naturales no renovables que signifique un sustento económico bien planificado y que no depende sólo de las cotizaciones sino más bien de la diversificación y los beneficios de ese valor agregado. Los responsables saben que tienen un gran compromiso y que serán los que entierren o saquen a flote a nuestra minería, que demanda un actuar efectivo antes que meras justificaciones.
(*) Periodista
lapalabraencarnada@bolivia.com
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