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Domingo 22 de junio de 2014

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Cultural El Duende

Colección de Folletos Bolivianos de “Hoy” Vol II –Nº 7

Franz Tamayo: Fueros de la prensa

22 jun 2014

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29 de abril de 1909

Esto que se ha dado en llamar fueros de la prensa, es decir, el derecho que la prensa patrióticamente intencionada, tiene de emitir juicios libres sobre todas las actuaciones y manifestaciones de la vida pública de un país, miradas las cosas en el fondo, no es solamente un privilegio o un fuero, como se dice, sino un altísimo deber social nacido de la manera de ser misma de nuestras sociedades y estados modernos.

La prensa honrada es, en suma, un acto de conciencia social, continuo y necesario. La prensa no es la ley, pero en cierto modo es la salvaguardia de la ley. Tampoco es la encarnación de este o de aquel interés, determinadamente público; pero es el libre examen y la libre discusión de todos los intereses y todas las necesidades de la Nación. De aquí que parezca extraño que algunas personas o algunos órganos de la misma prensa, encuentren fuera de lugar el que se provoque una pública investigación o una discusión periodística sobre tal o cual hecho de interés público también. No es un placer que se satisface, es un deber que se cumple al obrar así; y es en este sentido, que un diario tiene el derecho de reclamar para sí el noble título de órgano de la conciencia nacional.

Para no citar más de dos grandes ejemplos: dos campañas de la grande prensa europea y americana nos han mostrado una vez más la misión verdadera de la prensa. Una fue de carácter puramente social e industrial, la grande campaña periodística contra la falsificación de conservas en Estados Unidos; y la otra de interés altamente nacional, el escándalo parlamentario provocado en Inglaterra por el “Times”, con la revelación de cierta correspondencia política entre el Kaiser y Twedmouth, Gran Lord del almirantazgo inglés. Esta es la prensa en otras partes, y esto mismo, reducido a nuestras proporciones, debería ser la prensa entre nosotros.

Se habla en la República, desde hace ochenta años, de dignificar y ennoblecer la prensa; bien está, pero es preciso entenderlo. Si por dignificación de la prensa ha de entenderse cierto aire doctoral y estéril de ciertos diarios pasados o presentes; si por un pudor y un respeto mal entendidos se ha entredecir a la prensa el derecho de provocar examen y discusión sobre hechos del dominio e interés públicos; si por pobreza de espíritu, o por pobreza de energía, que aún es peor, se ha de hacer de la prensa una vieja mojigata de perpetuo amén e invariable gloria in excelsis –lo declaramos solemnemente: no estamos dispuestos a entrar en dignificaciones semejantes.

Somos, queremos ser una energía palpitante de la Nación, una fuerza viva, una acción determinada y fecunda, fecunda sobre todo, en una tierra en que los más (fuera de ilustres excepciones) hacen que hacen, y acaban por no hacer nada.

Y terminando, y, para evitar falsas interpretaciones, diremos que nuestro culto incondicional de los intereses públicos no irán nunca por encima de la dignidad humana, del respeto de las personas, que no es otro que el nuestro propio.

Para tus amigos: