Sábado 21 de junio de 2014
ver hoy
Añoro a los maestros de la vida
Que al ser instructores de los niños,
Adolescentes, jóvenes y hasta adultos,
Son probos, lúcidos y magnánimos
Al menos a los que nos guiaron
En los años que jugábamos
y soñábamos,
Con ser “grandes hombres”
Para hablares en alto y abrazarlos
Con gratitud a los que nos inculcaron …
Era para escucharles
y respetarles siempre.
La pulcritud y la puntualidad,
Era la norma de presentación.
La rigidez y valoración era de temer,
Porque con cariño a su vocación,
Ordenaban y escribían en el pizarrón…
Me duele aún el no haberles
Dado la mano y agradecerles a todos
Ahora que soy un hombre,
Quiero ser el amigo
Pero ya no están, se han ido al cielo
¡ah! queridos profesores.