Hay algo innegable y es que en el último periodo se ha registrado una subida descontrolada de precios, especialmente en los productos de consumo masivo y que son parte de la canasta familiar, hecho que sin lugar a dudas causa una distorsión en la economía de la mayoría de familias que viven con salarios fijos o que dependen de su actividad diaria.
Los productos que subieron de precio en los mercados fueron especialmente la carne de res, la de cerdo, abarrotes como azúcar, arroz y aceite, si bien estos últimos en baja escala, la suma de pagar pesos más en varias cosas significa una abierta especulación que no es controlada por ninguna autoridad.
El Ministro de Economía admitió la vigencia especulativa en la mayoría de los distritos del país, especialmente en los centros de abasto donde se proveen los productos más esenciales de la canasta familiar, señalando empero que su autoridad no es precisamente la encargada de regular los precios en mercados, aunque recordó que desde el Ejecutivo se han emitido disposiciones especiales para el ajuste de precios estratégicos, tal el caso de hidrocarburos que mantiene una subvención sumamente perjudicial para la economía nacional, por otro lado el caso de tarifas de electricidad y el precio del pan de batalla, que resultan importantes en defensa de la mayoría de consumidores.
No sólo se trata de esos tres rubros bajo control, el hecho es que la canasta familiar tiene muchos ingredientes y buena parte salieron de control en la última temporada, lo que demuestra una ola especulativa, que según los comerciantes tiene su motivación en la elevación de algunos costos, caso de la carne especialmente y de algún modo el traslado de azúcar. En otros casos no habría justificación alguna, empero los comerciantes se dan modos para elevar los precios, bajo el argumento de la libre oferta y demanda.
En este caso lo más claro es identificar el problema y evidentemente se observa que ese “problemita del 21060” sigue vigente a favor de comerciantes inescrupulosos que hacen lo que quieren en materia de precios.
Lo bueno es que también las amas de casa por lo menos en algunas circunstancias se han dado modos de defender su economía y lo han hecho dejando de comprar ciertos productos, obligando a los comerciantes a bajar el precio de estos para no perder su negocio. Es un ejemplo de autorregulación, que puede funcionar de algún modo, pero no frena la especulación abierta.
El Ministro de Economía, admitiendo la existencia de una “ola especulativa”, reiteró que el Gobierno no regulará todos los precios de la canasta familiar, pero intervendrá allá donde haya problema de incrementos desmedidos, el hecho es que tal intervención como ya ha sucedido se produce luego del daño que infligen los comerciantes a la población y lo que se paga demás no se recupera, como tampoco se sanciona a los especuladores y en algunos casos a los agiotistas.
Este delicado tema de la regulación de precios, si no es competencia directa del Gobierno, debe ser parte de responsabilidad de autoridades municipales en cada distrito, pero bajo instrucciones precisas y con el pleno respaldo del ente ejecutivo superior, que por lo menos debería dictar una medida de advertencia para poner en su lugar a los especuladores.
De ahí adelante, autoridades del Municipio deben efectuar campañas de tipo permanente para controlar los precios, evitando que estos suban si no hay justificativos extremos que definan una subida temporal y reducida. La economía de la población debe ser defendida a ultranza.
Fuente: LA PATRIA
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