Según expertos en la prospección de hidrocarburos se entiende que en el altiplano boliviano se ha comprobado manifestaciones de esta riqueza natural en superficie y que por lo menos se conoce de veinte apariciones en la región, con datos de vecinos y algunas autoridades, también de algunos profesionales de la estatal petrolera, reconociéndose empero que los estudios realizados hasta ahora fueron del tipo sísmico con métodos geofísicos, según refiere un interesante análisis publicado en el suplemento Inversión de Página Siete.
A propósito de esa perspectiva interesante sobre yacimientos petrolíferos en la vasta zona altiplánica, un alto funcionario de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) propone la apertura por parte de la empresa de una Unidad de Geoquímica que utilice una segunda alternativa exploratoria en base justamente – valga la redundancia – a la geoquímica.
El profesional con amplia experiencia en la materia y sus diversas alternativas, Hernán Peredo D., explica que “el objetivo de hacer estudios geoquímicos en la región altiplánica es lograr una nueva concepción sobre posible acumulación de hidrocarburos en la región”.
En el recuento de las operaciones exploratorias que se cumplieron en parte del altiplano boliviano se mencionan varias etapas, una primera entre los años 1960 y 1976 con cinco pozos exploratorios. La segunda entre 1984 y 1996 con otros cinco pozos, pero con el resultado de que sólo uno tuvo calificación favorable aunque, como se observa, no sirvió para su explotación.
En lo que corresponde a Oruro se mencionan los intentos en Copaquila XI, Salinas de Garci Mendoza XI y La Joya XI, otro en Potosí y el quinto en La Paz. Los cinco con resultados negativos. En un segundo intento entre 1984 al 1996 otros cinco intentos dieron resultados negativos, en los bloques Poopó Norte – Sur y Curahuara de Carangas, mientras que la ESSO perforó el pozo más cercano a la ciudad de Oruro, en Toledo, zona en la que actualmente hay atisbos de presencia de petróleo, por la permanente aparición en superficie de muestras del oro negro, hecho revelado por comunarios y autoridades del lugar, que han planteado a YPFB la necesidad de insistir en la exploración hidrocarburífera del sector.
Lo interesante es que existirían vestigios sobre la presencia de petróleo, hecho por supuesto no comprobado técnicamente pero con ciertas posibilidades de alcanzar un acierto geológico, si se cambia la metodología de prospección utilizando estudios geoquímicos para lograr una nueva concepción sobre posibles acumulaciones de hidrocarburos.
En YPFB existirían datos especiales que no han sido revelados sobre el intento de la ESSO en el pozo Toledo XI, pero se necesita una verificación técnica que defina su valoración y utilidad futura. Mientras tanto se habla del resultado que se logró en el pozo Vilaque A en el Altiplano Sur con buenas perspectivas, en tanto que en el altiplano centro las posibilidades dependen de buscar en estructuras del terciario, cretácico y devónico existentes en la zona.
Los entendidos señalan que “la prospección geoquímica en el altiplano debe ser encarada a corto plazo, para cumplir con las políticas de búsqueda de más yacimientos que sirvan al desarrollo de las regiones”. El interesante tema se cierra con la recomendación de crear una Unidad de Geoquímica para encarar un nuevo intento de prospección exploratoria para determinar las opciones de presencia de hidrocarburos en la zona occidental del país. Las esperanzas no están perdidas.
Fuente: LA PATRIA
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