Sábado 14 de junio de 2014
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Basta el nombre: Filemón, “Filippo”, es una referencia histórica en Bolivia, original, sin copia. Un protagonista de las luchas proletarias más épicas; también cronista en una decena de libros imprescindibles sobre los sucesos y personajes más notables de los últimos 70 años.
En “Semblanzas” (Plural, 386 pp.) Escóbar rescata biografías del movimiento obrero, principalmente minero, como Marcelino Jofré, Juan Lechín, Guillermo Lora, César Lora, Isaac Camacho, Irineo Pimentel, Federico Escóbar, Simón Reyes, Oscar Salas, Domitila Chungara y resume aportes de Marcelo Quiroga Santa Cruz, Carlos Mesa y José Mirtenbaum.
Logra mantener la distancia con el objeto de estudio y separa las emociones para destacar a cada militante, alguno adversario suyo, como los estalinistas o el propio Guillermo Lora. El mismo Escóbar descubre la importancia de leer historia nacional, de entenderla, y de aprender lo que ya anunciaban Pablo Zárate Willca o Jaime Mendoza para comprender el derrotero de la construcción nacional; ideas más esenciales que los aportes teóricos marxistas o de corrientes europeas.
Personalmente asocio mi propia carrera con Filemón Escóbar y por ello sentí especial emoción al darle la bienvenida en el repleto auditorio de la Asociación de Periodistas de La Paz este 4 de junio. Me estrené como periodista cubriendo la fuente sindical en 1978, cuando el país gozaba la amnistía general y los obreros reconstruían la COB con base en su columna vertebral, la Federación de Mineros y cada discurso de Lechín, Filemón, Simón, Noel, era una lección.