Jueves 12 de junio de 2014

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Hace algún tiempo, cuando escribí sobre la forma extralegal en la que se maneja la Liga del Fútbol Profesional Boliviano, uno de sus dirigentes cuestionó el contenido del artículo a la directora de información del diario La Palabra del Beni, en el que también se publica esta columna. Esa reacción confirmaba parte de lo escrito: que la liga boliviana es intocable y no tolera que nadie se meta con ella.
Lo que pasa en Bolivia se replica en la mayoría de las asociaciones o federaciones afiliadas a la Fédération Internationale de Football Association (FIFA) que es la entidad que controla el balompié o fútbol en el mundo.
¿Es válido llamar “mafia” a la FIFA?. El Diccionario de la Real Academia Española dice que “mafia” es “organización criminal de origen siciliano” y “cualquier organización clandestina de criminales” pero también la define como “grupo organizado que trata de defender sus intereses”.
La FIFA se rige según una normativa propia, traducida en estatutos, y, al hacerlo, pasa por encima de la normativa de los países en los que tiene organizaciones afiliadas. Debido a ello, no sólo es difícil sino imposible que un Estado se inmiscuya en sus asuntos. Uno de los últimos en rebotar en el intento fue precisamente el boliviano ya que el gobierno de Evo Morales intentó intervenir en la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), con el fin de ayudar a que ese deporte salga de sus crisis, pero debió quedarse quieto porque le advirtieron que, de hacerlo, dejaría al país al margen de la FIFA.