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Jueves 12 de junio de 2014

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Ecológico Kiswara

Cuándo sí y cuándo no educar a un cachorro

12 jun 2014

Fuente: MUNDOANIMALIA.COM

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Es fundamental tener claro que un cachorro necesita su tiempo, porque su proceso de desarrollo tiene precisamente unos tiempos muy concretos es por eso importante que se debe saber cuándo sí y cuándo no educar a la cría de perro.

Tratar de forzar la máquina, pretender que aprenda demasiado rápido, puede ser un error parejo a todo lo contrario, esto es, tratar de enseñarle cuando ya es tarde y ya ha adoptado malos hábitos. Para echar algo de luz al respecto, enumeramos a continuación las etapas clave de la evolución de un perro desde su nacimiento (e incluso un poquito antes) hasta que ya hayan pasado varios meses.

ETAPAS PRENATAL

Y NEONATAL

Antes de su nacimiento, el futuro perro ya comienza a recibir “inputs” tanto de la madre como del exterior, así como del resto de fetos. A continuación, desde su nacimiento y durante los primeros diez días de vida, la dependencia de la madre es total habida cuenta de que el animal recién nacido no puede ver, ni oír, tan sólo oler, sabiendo en todo momento dónde está su progenitora (y por tanto fuente principal de cobijo y alimentación). Evidentemente, a estas alturas de partido no tiene ningún sentido tratar de inculcarle enseñanza alguna a la mascota.

TRANSICIÓN

Pasados los primeros diez días de comer y dormir, en una nueva fase que llega hasta el vigésimo primer día de vida, el perro empieza a desarrollar los sentidos de la vista y el oído, y por lo tanto a descubrir mundo.

Se va poniendo de pie, descubre su cuerpo y el de sus hermanos y padres (o madre, al menos)... dicho de otra manera, empieza una primera, primerísima etapa de sociabilización con su familia perruna, olfateando y lamiendo a todos los que le rodean.

SIETE SEMANAS

Sociabilización que se desarrolla con mayor ahínco a partir de esta etapa, que abarca las siete primeras semanas de vida del animal (a excepción de los mentados primeros 21 días). Ya definitivamente despierto, le toca explorar y descubrir, está ansioso por ello y ya no se limita a sus hermanos, sino que se siente atraído también por lo que le rodea. Lo cual no quita lo que decíamos al principio: que sea el pistoletazo oficial de salida a su sociabilización con el entorno, con todo lo que ello implica (establecimiento de jerarquías entre hermanos, juegos, peleas…).

Fuente: MUNDOANIMALIA.COM
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