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Sábado 07 de junio de 2014

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Revista Tu Espacio

Las pérdidas en el camino de la vida

07 jun 2014

Fuente: LA PATRIA

Por: Lic. Marcela Patricia Torrico Félix - Psicóloga - Exclusivo para Tu espacio

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Uno de los más condicionantes y falsos mitos culturales que aprendimos con nuestra educación es justamente el de que no estamos preparados para el dolor ni la pérdida, repetimos casi si pensar: “No hubiera podido seguir si perdía aquello”, “No podría seguir si no consigo lo otro”, o como estas muchas frases similares, se piensa que lo que uno tiene y luego lo pierde también se va parte de uno.

De esta manera se va creando así mecanismos generadores de nuestra dependencia a lo largo de la vida, porque uno se acostumbra a la escuela y con ella los maestros, amigos y así sucesivamente con diversos grupos sociales, grupo de teatro, amigos de billar, universidad, parejas sentimentales, convirtiéndose en grupos o personas imprescindibles en la vida de uno, pero uno no piensa “que sería imposible vivir sin uno mismo”.

La vivencia de la pérdida es complicada, siempre hay un dolor cuando se deja en el antes algo que era, para entrar en otro lugar donde no hay otra cosa que lo que es, éste cambio sea interno o externo conlleva siempre un proceso de activa adaptación a lo que tiene de nuevo lo diferente y a lo que tiene de diferente lo nuevo, aunque sea mejor, este proceso se conoce con el nombre de elaboración de duelo, y como su nombre lo indica es penoso y no se puede evitar que duela.

Pensar o darse cuenta que se va hacia algo mejor que aquello que dejé, en ocasiones es un consuelo, una pequeña alegría que compensa el dolor que causa lo perdido, por eso, compensa pero no evita, aplaca pero no cancela, anima a seguir pero no anula el dolor.

Las cosas que uno deja, siempre tienen que elaborarse, tiene uno que dejar atrás las cosas que quedaron en el ayer, lo que quedó atrás en el pasado ya no es vivido en el presente, es necesario cerrar los círculos y continuar adelante, en ocasiones no se puede dejar el pasado si se sigue pensando en ello.

Por ello de repente escuchar música o traer a la mente recuerdos que te orillan al pasado, no permiten que uno evolucione, pues lo interesante sería que cualquiera que haya sido la pérdida se guarden todos éstos acontecimientos en el cajón de los recuerdos y no abrirlo si sabemos que éstos nos ocasionan malestar, pedir que una pérdida sea olvidada es poco probable pero sí se puede dejar atrás la pérdida en el pasado y tomarla como una experiencia y sacar provecho para el desempeño futuro.

No se puede hablar de duelos y de pérdidas desconociendo el pequeño malestar que seguramente va a producirnos hablar sobre éstos temas, malestar en el sentido de aprender algunas cosas o revisar algunas otras, para sistematizar lo que, posiblemente, todos sabemos.

Podemos no sólo a través de la muerte, sino también siendo abandonados, cambiando, siguiendo adelante, nuestras pérdidas incluyen también las pérdidas conscientes o inconscientes de nuestros sueños románticos, la cancelación de nuestras esperanzas irrealizables, nuestras ilusiones de libertad, de poder y de seguridad, así como la pérdida de nuestra juventud, aquella irreverente individualidad que se creía para siempre ajena a las arrugas invulnerable e inmortal, pérdidas que nos acompañan toda la vida, pérdidas necesarias, pérdidas que aparecerán cuando nos enfrentamos no sólo con la muerte de un ser querido, no sólo con un revés material, no sólo con las partes de nosotros mismos que desaparecieron, sino también cuando transmitimos por algunos hechos ineludibles, como algunas tomas de conciencia inevitables, es irremediable aceptar y saludable saber… que el amor de nuestros padres nunca será exclusivamente para nosotros, que aquello que nos hiere no siempre será remediado con besos, que existen defectos y conflictos en todas las relaciones humanas, que los deseos de las personas que amamos no coincidan con los nuestros.

Fuente: LA PATRIA
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