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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 “Paradorcito eres, ¿no?” - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
¿Por qué los estudiantes se ven involucrados en actos de violencia?; ¿qué factores influyen e incitan estas acciones?; ¿qué características presentan?; ¿qué aspectos coadyuvan a la invisibilización de la violencia escolar?; ¿cómo influye la violencia en la vida social de los escolares?, y ¿qué connotaciones adquiere esa violencia para los escolares?, estas son las preguntas críticas y delicadas que Juan Mollericona y su equipo presentan en el libro “Paradorcito eres, ¿no?” publicado el año 2011 con el patrocinio del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia, a propósito de la violencia en unidades educativas de La Paz y El Alto.
El problema del acoso escolar no es reciente ni nuevo, sino que sus niveles de presencia son notorios y es hora de entenderlos y tratarlos, y para prevenirlos y plantear políticas institucionales serias es necesario problematizarlas y difundirlas, pues ya basta de decir que las peleas entre estudiantes “es cosa de chicos y hay que dejarlos porque facilito nomás se van a volver a abuenar”.
Son escasos los estudios sobre la problemática, pero hay antecedentes importantes como el diagnóstico que hace Karenka Flores el año 2009, con el auspicio del Defensor del Pueblo y Voces Vitales, que contextualiza la dimensión del acoso escolar en Bolivia, esta investigación afirma que el 50% de los estudiantes a nivel nacional está involucrado de forma directa o indirecta en acciones de violencia entre pares. La forma más recurrentes la agresión verbal, con un 60%, seguida de la agresión social, con un 44% y de la agresión física, con un 38%.
Los varones usan con más frecuencia la agresión física, mientras que entre las mujeres es más habitual la agresión verbal y la exclusión social. Otra investigación realizada por Germán Guaygua y Beatriz Castillo del año 2010 y auspiciada por el centro Gregoria Apaza dice que el insulto es una de las formas más frecuentes de agresión entre estudiantes con un 68%, seguido de los golpes físicos con 12%, y de acciones como rechazar o ignorar al compañero con 10%. Sin embargo, este tipo de estudios son de tipo cuantitativo que describe el comportamiento del fenómeno en términos de número de casos en frecuencias y porcentajes.
Mollericona y su equipo apela a la metodología etnográfica, cuyo objetivo es describir las características y particularidades del fenómeno, porque la violencia escolar comprende un conjunto heterogéneo de aspectos, entre ellos el acoso escolar que se caracteriza por escenarios de agresión, de maltrato y de violencia entre iguales. Estas conductas tienen que ver con la intimidación, la tiranización, el aislamiento, la amenaza y los insultos hacia la víctima o víctimas identificadas, en espacios y momentos precisos como el aula, el recreo, los pasillos, los patios, las canchas, los laboratorios, los baños y los alrededores de la escuela.
El maltrato entre iguales es considerado como la intencionalidad de causar daño, donde un estudiante o grupo de estudiantes de manera deliberada y sistemática agrede a otro estudiante. La violencia entre iguales se presenta como un problema social que en su dinámica expresa relaciones de poder y desigualdad, de sumisión, humillación, hostigamiento y denigración. Esta ausencia de equidad en las relaciones interpersonales o grupales provoca actos de sometimiento, de subordinación y de segregación, ya sea por edad, género y procedencia social, condición física o intelectual. El recreo y la hora de salida son los momentos principales para generar situaciones de violencia, estos tiempos se consideran no deseados y peligrosos para las víctimas, y por tanto la vida misma en la escuela se vuelve estresante y amenazante para el desarrollo personal de los estudiantes.
El estudio etnográfico describe situaciones concretas de violencia ejercida por los varones, como es el caso del maltrato bajo el disfraz de juego, los deportes que provocan rivalidad ocasional y temporal; y el flirteo o conveniencia en la búsqueda de pareja (“no te metas con mi chico o con el chico de mi amiga”) que es el motivo principal de violencia entre las mujeres.
Estudios como este deberían dar pie a iniciativas más completas y completas que indaguen situaciones de violencia intraescolar en las guarderías, la universidad, y entre unidades educativas, pues la violencia escolar no escoge personas ni instituciones, puede generarse en cualquier lugar de estudio y en cualquier momento, mientras haya un agresor, un agredido y un testigo que en código de silencio oculten “por vergüenza o miedo” una realidad poco beneficiosa para nuestros estudiantes.
(*) Educador y comunicador
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