Miercoles 04 de junio de 2014
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Siempre es aventurado seleccionar cosas que, supuestamente, son las mejores de un universo más amplio. Eso sucede también con los libros; quizá es más laborioso todavía porque hay que leer y releer mucho. Debe ser una muestra representativa en calidad, por eso se los escoge; refleja por supuesto el gusto la preferencia o la sensibilidad del autor. Ahora, a quiénes cree éste que también les gustará, y para qué quiere que lean lo que ha escogido, esa es otra cuestión.
Con cierta frecuencia se publican antologías. Aunque ya tenemos muchas, siguen saliendo. Debe de haber bastante mercado. ¿O será simplemente el afán de dárselas de autor con trabajos ajenos? ¡Quién sabe! El hecho es que estaba pensando en eso cuando un amigo y compatriota que vive hace tiempo en Buenos Aires me suplica por correo que le comentes obre el rescate de libros “claves” para la biblioteca plurinacional. “A la distancia–me dice - eso de plurinacional me suena a misterio y fantasía”.
Mi respuesta: “¡Oh, amigo Cándido, con mucho gusto! Tienes razón. En el Macondo plurinacional de los Andes hay estupendas novedades, como para no creer. Pero sin la referencia al contexto, lo que te voy a decir puede parecer aún más increíble. Tienes que saber que desde hace casi un decenio aquí vivimos un realismo mágico más asombroso que el que describe Gabo en su famosa novela, ¿te acuerdas? A los neoliberales chambones les sucedieron en el poder los “originarios” y conversos. Vieras lo espectacular que es ese conjunto variopinto de ejemplares exhumados del remoto precolombino.